Cuando a la diversión le sigue el dolor
Los estanques y arroyos son una manera de refrescarse bienvenida para nuestros peludos, especialmente en verano. Por desgracia, los perros no pueden cerrar los oídos bajo el agua como lo hacen otras especies. Por eso, algunos nadadores entusiastas pagan el placer del baño con inflamaciones recurrentes. Te explicamos lo que hay que saber sobre la otitis en perros.
¿Por qué hay perros que tienen predisposición a la otitis?
Existen varias causas. Si el agua está contaminada con bacterias u otros gérmenes, estos pueden reproducirse fácilmente en el oído húmedo del perro. Las razas con orejas muy colgantes, como el cocker spaniel y el basset, tienen problemas con esto. Los perros con orejas erguidas a los que no se les permite sacudirse después del baño también pueden contraer otitis. Finalmente, hay animales que en general son propensos a las otitis. Estos, además, suelen tener problemas de piel crónicos.
¿Cómo se detecta la infección de oído en perros?
Si no ha habido una lesión aguda, como con una arista en el oído, los signos de la otitis en perros son difíciles de detectar al principio. Si la otitis ya se ha extendido, el perro sacude mucho la cabeza, le cuelgan las orejas (o solo una), tuerce la cabeza o le pica la base del oído (se rasca o se restriega por el suelo). En un estado avanzado puede haber secreción por la oreja.
¿Qué se puede hacer contra una otitis canina?
En primer lugar: ¡nada de bastoncitos! Tampoco intentes limpiarle los oídos si ya muestra síntomas de otitis. Y es que no es infrecuente que el cuidador deba acabar curándose heridas de mordisco, ya que los oídos inflamados son muy sensibles en los perros y estos se defienden como reacción natural al dolor.
Antes de iniciar ningún tratamiento, primero hay que diagnosticar la otitis en perros. Si el perro contrae otitis por primera vez después de bañarse, probablemente lo mejor sea darle los clásicos antibióticos. En función de la inflamación y de la secreción, pueden ser aptas estas sustancias: Acidum nitricum (agrietado, sangrante), Aethiops antimonalis (purulenta, con úlceras), Graphites (secreción melosa), Hepar sulfuris (purulenta, muy dolorosa), Mercurius solubilis (acuosa, purulenta y hedionda), Silicea (acuosa, purulenta y avinagrada) y Tellurium (olor a pescado). Otros remedios naturales excelentes son los preparados que contienen propóleos (sustancias recogidas y procesadas por las abejas) o extractos vegetales combinados de manzanilla, salvia, caléndula, Arnica, Hamamelis y aceites de tomillo, hipérico o hígado de bacalao.