{"url":"https://www.zooplus.es/magazine/perros/salud-del-perro-y-cuidados/mastitis-en-perros","title":"Mastitis en perros","mag_id":265604,"is_single":true,"cat_name":"Perros","sub_cat_id":238,"sub_cat_name":"Salud del perro y cuidados","cat_id":225}
La mastitis es una inflamación de las mamas, que las perras normalmente contraen durante la lactancia.
Si tu perra tiene una hinchazón dolorosa en la mama, no quiere darles de mamar a los cachorros y está débil, habla lo antes posible con el veterinario. En este artículo te explicamos el cuadro clínico de la mastitis en perros y qué implica esta enfermedad.
El nivel de peligrosidad de la mastitis en perros depende de la forma en que se manifieste.
La forma leve presenta síntomas poco llamativos en la perra y más graves en los cachorros. El índice de mortalidad de los cachorros aumenta y puede producirse el síndrome de leche tóxica. Si esto sucede, los cachorros enferman por las toxinas que se forman en la leche materna.
Si la mastitis se trata a tiempo, se cura en pocos días. En cambio, los cursos graves son peligrosos tanto para la perra como para los cachorros.
Síntomas: ¿cómo se manifiesta?
Existen diferentes formas de mastitis. En general, solo se ve afectado un complejo glandular. Puede presentarse en forma de obstrucción de leche incipiente, que es la forma leve, o en forma grave (aguda). Hay incluso casos de complicaciones con abscesos. En función de la fase, las perras muestran unos síntomas u otros.
Otros síntomas
Los síntomas siguientes suelen ser signo de una mastitis canina:
Hinchazón
Enrojecimiento
Calor
Sensibilidad al dolor
Limitación funcional
En función de la magnitud y la gravedad de la mastitis, se pueden observar los síntomas específicos siguientes:
En la forma leve (obstrucción de leche), la perra muestra malestar, jadeos y flojera. La zona afectada de la mama está caliente, dolorida y engrosada.
La forma leve se manifiesta con frecuencia en una enfermedad de los cachorros. Puede que estén débiles, chillen mucho o tengan diarrea o vómitos.
Forma aguda/grave
En la forma aguda o grave se presentan síntomas como fiebre, hinchazón en la mama (de color rojizo o azulado, dolorida y caliente), secreción alterada en la glándula mamaria afectada (rojiza, en forma de copos o purulenta) y dolor (jadeos, la perra no se tumba…).
La perra no deja que los cachorros mamen y muestra somnolencia, apatía e incluso inapetencia.
Complicaciones
En los cursos graves de la enfermedad suelen producirse complicaciones, como abscesos (acumulación de pus en una cavidad del tejido).
Los abscesos grandes pueden reventar y se tienen que extirpar quirúrgicamente. Esto también se debe hacer si se necrosa el tejido de una línea láctea.
Además, puede aumentar la ocurrencia de mortalidad de los cachorros y síndrome de leche tóxica como consecuencia de una retención placentaria (los cachorros enferman por las toxinas de la leche materna, habitualmente entre el tercer y el decimocuarto día de vida). En este caso, hay que separar a los cachorros de la madre y alimentarlos a mano.
¿Cuándo tengo que acudir al veterinario?
Debes observar el estado de salud de la madre y los cachorros a diario durante el embarazo y la lactancia. Controla la temperatura y las mamas una vez al día. Además, debes supervisar la ingesta de alimento y agua de los cachorros, y pesarlos. Si detectas algo inusual en estos controles, contacta de inmediato con el veterinario.
Primeros auxilios en caso de emergencia: ¿qué puedo hacer yo?
Con una obstrucción incipiente, conviene calentar la zona afectada y masajearla con cuidado para estimular la circulación antes del amamantamiento.
Después del amamantamiento, enfría la zona durante veinte minutos, por ejemplo, con almohadillas de frío o quark. También resulta útil colocar a los cachorros con frecuencia en la zona afectada para deshacer el atasco de leche. Durante este tiempo, la perra debe hacer reposo total y beber mucha agua.
Si la situación no mejora, llama al veterinario inmediatamente, ya que será necesario un examen a fondo y administrar medicamentos.
Diagnóstico: ¿cómo se detecta la mastitis en perros?
El diagnóstico de una mastitis en perros se compone del historial de la perra y un examen físico minucioso.
Pruebas adicionales
También son recomendables otras pruebas para elegir los medicamentos apropiados e iniciar el tratamiento lo antes posible:
Ecografía: esta prueba permite identificar fácilmente las zonas alteradas de la glándula mamaria.
Análisis de sangre: sirve para determinar el número de glóbulos rojos, blancos y plaquetas. Con una mastitis en perros, el número de células inflamatorias aumenta.
Análisis de leche: la leche puede estar purulenta, espesa, parduzca y en forma de copos. También puede tener el pH alterado. Además, este análisis permite detectar la presencia de bacterias (habitualmente, Escherichia coli, estafilococos o estreptococos).
Tratamiento de la mastitis canina
La mastitis aguda es muy dolorosa para las perras. Por eso, se les administran analgésicos y antiinflamatorios para aliviar los síntomas.
Para hallar el medicamento apropiado contra las bacterias en cuestión, también se elabora un antibiograma. Para ello, el veterinario obtiene una muestra de leche y la analiza a continuación. Con los resultados, puede elegir un antibiótico u otro.
Cuidado con las glándulas mamarias infectadas
Durante el periodo de la inflamación aguda, los cachorros no deben beber de las glándulas mamarias infectadas. La inflamación hace que haya muchas bacterias y sus toxinas en la leche materna. Estos podrían provocar una septicemia mortal o el síndrome de leche tóxica en los cachorros.
Solo hay que apartar a los recién nacidos si hay afectadas varias glándulas mamarias, el medicamento administrado no es apto para cachorros o la madre está muy enferma.
¿Cómo puedo ayudar a mi perra?
Una perra con mastitis debe permanecer en reposo absoluto, descansar, beber mucha agua y comer comida de calidad.
Además, debes ir vaciando la glándula infectada manualmente hasta que mejoren el calor, el dolor, la hinchazón y el enrojecimiento. Para favorecer la circulación, es conveniente aplicar compresas calientes previamente y masajear la zona afectada con cuidado.
A continuación, las compresas de frío o el quark alivian los síntomas.
Pronóstico: ¿cuáles son las probabilidades de curación?
El pronóstico de una mastitis en perros es bueno. Lógicamente, esto solo es posible si se trata a tiempo y la perra puede hacer reposo absoluto. Si se producen complicaciones, el pronóstico empeora en consecuencia.
Complicaciones por abscesos
Si se forma un absceso, este se debe abrir y limpiar para prevenir la necrosis de la piel. Con abscesos muy grandes que revientan, la zona afectada de la glándula mamaria debe extirparse quirúrgicamente.
Si la perra presenta un absceso o tejido necrosado, deberás separar a los cachorros de ella. A partir de las tres semanas de vida se puede destetar a los cachorros y alimentarlos a mano sin problema.
Causas de la mastitis en perros
La mama de la perra está compuesta por cinco glándulas mamarias a cada lado del cuerpo (a veces, cuatro o seis), cada una con su pezón. Esto significa que las perras tienen entre ocho y doce pezones. Estos complejos de glándulas mamarias están alimentados por vasos sanguíneos y linfáticos.
¿Qué es la mastitis?
Se denomina mastitis a una inflamación de la glándula mamaria provocada por la infección bacteriana de una o varias glándulas.
Bacterias como causantes
Esta enfermedad suele aparecer durante la lactancia y es menos frecuente que se desarrolle en la última fase del embarazo. Tampoco son habituales los casos de mastitis en perros sin embarazo (embarazo psicológico).
Las bacterias, principalmente Escherichia coli, estafilococos o estreptococos, llegan al tejido mamario a través de una lesión, la succión de los cachorros o el torrente sanguíneo.
Las obstrucciones de leche favorecen su aparición
Una obstrucción de leche también puede propiciar la aparición de una mastitis en perros. Esto suele pasar cuando la perra pare pocos cachorros y estos beben poca cantidad de leche. Esto hace que las glándulas mamarias no se vacíen lo suficiente.
Prevención: ¿puedo proteger a mi perra?
Es importante la limpieza en la caja de parto y la higiene corporal de la perra y los cachorros. Hay que limpiar con frecuencia la zona de los cachorros e inspeccionarla para detectar riesgos (astillas, tornillos salientes…).
Medidas de higiene recomendadas durante el embarazo y la lactancia
Esto incluye cambiar el agua y la comida a diario, limpiar los comederos y bebederos, retirar los restos de comida, heces y orina, así como limpiar y desinfectar la cama y el suelo, y lavar las mantas y cojines periódicamente.
Si las uñas de los cachorros están demasiado largas, córtaselas.
¿Ayuda un cambio de comida contra la mastitis?
Proporciónale un buen aporte energético a la perra durante el embarazo y la lactancia. Durante este periodo tan agotador, necesita un alimento de buena calidad. Existen recomendaciones precisas sobre la densidad calórica que se requiere cada semana.
Un aporte de calcio suficiente también es importante para que el parto discurra sin problemas. Además, reduce el peligro de fiebre puerperal. Los cachorros deben ingerir suficiente calostro las primeras horas de vida para que su sistema inmunitario se desarrolle correctamente.
¿Hay vacuna contra la mastitis en perros?
No existe ninguna vacuna específica contra la mastitis en perros. Sin embargo, es recomendable llevar un control de vacunas anual de las perras usadas para la cría. El herpesvirus canino (CHV-1), en particular, puede provocar infertilidad o la muerte de los cachorros.
La tos en perros, al igual que en los humanos, no es una enfermedad independiente. Es un síntoma de afecciones del aparato respiratorio u otros órganos. La tos puede ser también un reflejo para proteger al cuerpo de diferentes elementos, como cuerpos extraños o sustancias irritantes. A menudo la tos puede confundirse con vómitos o regurgitación, estornudos inversos, asfixia o jadeos intensos. Podemos diferenciar entre tos irritativa sin expulsión (tos no productiva) y tos húmeda con expulsión (tos productiva). Ambos tipos de tos pueden ser crónicos o agudos.
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