{"url":"https://www.zooplus.es/magazine/perros/salud-del-perro-y-cuidados/hernia-discal-en-perros","title":"Hernia discal en perros","mag_id":114677,"is_single":true,"cat_name":"Perros","sub_cat_id":238,"sub_cat_name":"Salud del perro y cuidados","cat_id":225}
Una hernia discal en perros no se debe tomar a la ligera. Si tu perro muestra síntomas, llévalo inmediatamente al veterinario. Nosotros te explicaremos cuáles son estos síntomas y cómo se trata una hernia discal en perros.
Una hernia discal en perros siempre es una emergencia. La presión en la médula hace que se altere su circulación sanguínea. Cuanto más tiempo persista esta alteración, más probable es que aparezcan daños permanentes. Además, el perro sufre un dolor inmenso. Si sospechas que tu perro tiene una hernia discal, acude lo antes posible al veterinario.
¿Cómo se produce?
La médula del perro está protegida por la columna vertebral. Las vértebras envuelven la médula desde todos los lados, formando así el canal espinal. Para descartar problemas durante el movimiento, debajo del canal hay discos intervertebrales entre las vértebras que actúan como amortiguadores.
Los discos intervertebrales están formados por varias capas. En el centro se encuentra el núcleo pulposo, que es blando y gelatinoso. Este está envuelto por el anillo fibroso, formado por una sustancia sólida similar al cartílago.
En una hernia discal en perros (también llamada prolapso o protrusión discal), el disco intervertebral se sale de los espacios intervertebrales y se introduce en el canal espinal. A continuación, en función de la gravedad, aparecen varios síntomas.
Síntomas: ¿cómo se manifiesta una hernia discal en perros?
Los síntomas que acompañan a la hernia discal en perros dependen, por un lado, del lugar afectado de la columna. Por otro lado, según la gravedad de la hernia, pueden aparecer distintos síntomas graves. En cualquier caso, un prolapso discal está asociado a un dolor intenso.
Pueden aparecer los síntomas siguientes:
Lomo rígido y encorvado
Negación a saltar o subir escaleras
Marcha tambaleante
Trastornos de coordinación al caminar
Arrastre de las patas traseras o agarrotamiento en todas las patas
Incontinencia
Diagnóstico: ¿cómo la detecta el veterinario?
En caso de sospecha de una hernia discal en perros, es importante realizar un examen neurológico, aparte del chequeo general. Aquí el veterinario comprueba los reflejos del perro para averiguar aproximadamente qué parte de la columna está afectada.
Para valorar también el nivel de gravedad, además de la localización exacta, se utilizan métodos de imagen. Para ello, se realiza una tomografía computarizada (TC) y una tomografía por resonancia magnética (TRM) con el perro anestesiado.
Los veterinarios distinguen entre dos niveles de gravedad de la hernia discal en perros. En el nivel I, el núcleo pulposo del disco protruye insertándose en el canal espinal, pero el anillo fibroso externo sigue intacto. En el nivel II, en cambio, el anillo fibroso se desgarra y la masa del disco comprime completamente el canal espinal.
Cuando se han recopilado todos los resultados, el veterinario decide qué tratamiento es el más indicado para tu perro.
Tratamiento: ¿qué hago si mi perro tiene una hernia discal?
En función de la gravedad de la hernia, el veterinario elegirá un tratamiento conservador o una intervención quirúrgica.
Tratamiento conservador
Este tratamiento se utiliza en casos leves de hernia discal en perros y consta de varios componentes. Lo más importante es el reposo absoluto del perro, pero también se le administran medicamentos analgésicos y antiinflamatorios.
Para combatir el agarrotamiento muscular puede utilizarse una lámpara de calor o una manta térmica en la zona afectada. Si esto no ayuda, el veterinario prescribirá medicamentos para relajar los músculos.
La fisioterapia también contribuye al proceso de curación del perro. Los masajes y caminar con cuidado sobre una cinta subacuática ayudan a relajar los músculos y a fortalecerlos. Cuanto más fuerte esté la musculatura del lomo, menor será la carga en los discos.
Intervención quirúrgica
En casos de disminución de la sensación de dolor, paresia y fracaso de la terapia conservadora, hay que intervenir quirúrgicamente. De lo contrario, la médula podría sufrir daños irreversibles.
Tras administrar anestesia general, el cirujano abre el canal espinal y repara todas las partes prolapsadas del disco intervertebral. Sin embargo, sigue amenazando el riesgo de dañar los nervios aún más. Para aumentar las probabilidades de éxito, después de cada operación hay que practicar fisioterapia para reforzar la musculatura circundante.
Causas
Las fracturas de huesos por accidentes graves, luxaciones intensas, infecciones y alteraciones tumorales pueden provocar una hernia discal en perros.
Sin embargo, la causa más frecuente es el desgaste degenerativo. Este se produce por cargas incorrectas permanentes, sobrecargas y un ejercicio insuficiente. No obstante, el sobrepeso y el proceso de envejecimiento normal también provocan el desgaste de los discos.
Además, las razas con lomo largo y patas cortas corren un mayor riesgo de sufrir una hernia discal. Algunos ejemplos son el teckel, el beagle, el basset, el caniche, el corgi galés de Pembroke y el shi tzu.
Pronóstico: ¿cuáles son las probabilidades de curación?
Si esta enfermedad puede curarse completamente o no es algo que depende de la gravedad, la localización y el tratamiento. Es importante que discutas las medidas terapéuticas con el veterinario lo antes posible para prevenir daños a largo plazo.
Profilaxis: ¿cómo se previene?
Para minimizar el riesgo de una hernia discal en perros, debes procurar que tu perro haga ejercicio regularmente. Este ejercicio no debe sobrecargarle el lomo, sino fomentar una musculatura de la espalda fuerte y estabilizadora.
Además, las camas acolchadas, como las ortopédicas, pueden descargar la espalda y prevenir el desgaste.
Es muy importante reconocer los signos iniciales de una enfermedad y llevar al perro al veterinario lo antes posible. Cuanto antes se inicie un tratamiento específico, menor es el riesgo de que el perro sufra daños permanentes.
Franziska G., Veterinaria
Me formé como veterinaria de forma íntegra en la Universidad Justus-Liebig Gießen en Alemania, donde pude adquirir experiencias en diversas áreas como medicina para roedores y animales pequeños, animales grandes y animales exóticos, así como farmacología, patología e higiene de los alimentos. Desde entonces, además de trabajar como autor veterinario, he estado trabajando en mi tesis doctoral de carácter científico. Mi objetivo es conseguir proteger mejor a los animales de los patógenos bacterianos que causan las enfermedades. Además de mis conocimientos veterinarios, también comparto mi propia experiencia como cuidadora de mi perro, por lo que puedo entender y aclarar miedos y problemas, así como otras cuestiones importantes sobre la salud de los animales.
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