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La filariosis en perros es muy peligrosa y se tiene que tratar obligatoriamente.
El gusano del corazón en perros está presente principalmente en la región mediterránea. No obstante, el aumento del turismo ha hecho que se encuentre en el resto de Europa cada vez más. Como una filariosis en perros no tratada puede ser mortal, es importante detectarla y actuar a tiempo.
El curso de una filariosis en perros depende de la duración de la infección y la magnitud de la infestación.
Con una gran cantidad de gusanos o si no se trata, aparecen daños graves en el corazón y los pulmones. Esto puede provocar problemas respiratorios peligrosos e incluso un fallo cardíaco y orgánico mortal.
Por tanto, nunca subestimes una infección de filaria en perros y lleva a tu perro al veterinario.
La filariosis en perros provoca alteraciones en el corazón y los pulmones. Dan problemas tanto las larvas (microfilarias) como los gusanos adultos.
En función de las zonas infestadas del corazón y los pulmones pueden aparecer unos síntomas u otros. Los más frecuentes son estos:
En caso de infestación masiva de gusanos, se produce una insuficiencia cardíaca derecha. Esta, a su vez, ocasiona otras dolencias, como hepatomegalia, ascitis y edemas.
En cursos graves, la insuficiencia cardíaca puede provocar fuertes problemas circulatorios agudos (síndrome de la vena cava). Esto suele ocasionar la muerte del perro en un periodo de entre 24 y 72 horas. Estos síntomas repentinos pueden manifestarse del modo siguiente:
Existen varios exámenes para diagnosticar la filariosis en perros. Normalmente, un análisis de sangre es lo primero que se pide, seguido de ecografías y radiografías.
El laboratorio responsable realiza un test de antígenos que puede detectar hembras de gusano vivas y maduras. También se buscan microfilarias en la muestra. Con la filtración, estas se pueden ver directamente bajo el microscopio.
Además, con un test PCR se puede detectar material de ADN y distinguir entre especies de gusanos del corazón. Esta prueba es más sensible para detectar larvas de gusanos del corazón.
Si se detectan gusanos adultos en las venas o en el ventrículo con una ecografía cardíaca, el diagnóstico se confirma.
Además, con una ecografía detallada se puede determinar la magnitud de los daños cardíacos.
Además del análisis de sangre, se debe realizar una radiografía de los pulmones. Esta es la única manera de diagnosticar alteraciones en los vasos y tejidos, y tratarlas como corresponda.
El tratamiento de una filariosis en perros va dirigido contra los gusanos adultos y también las larvas. Además, es necesaria una terapia coadyuvante de los síntomas.
Contra las microfilarias existen antiparasitarios especiales pertenecientes al grupo de las lactonas macrocíclicas. Estas se administran una vez al mes durante todo el periodo terapéutico.
Las lactonas macrocíclicas alcanzan los estadios larvarios en la piel y evitan que las larvas se transmitan a los mosquitos.
Al mismo tiempo, se inicia el tratamiento con melarsomina contra los gusanos adultos y maduros. Para provocar la muerte lenta de los gusanos, el veterinario la inyecta a intervalos temporales.
Actualmente, la segunda inyección se administra treinta días después de la primera y la tercera, un día después. Para que la inyección en la musculatura lumbar sea lo menos dolorosa y estresante posible, el veterinario seda al perro.
Por cierto: el método slow kill, por el que se administran lactonas macrocíclicas a lo largo de un periodo muy largo para matar los gusanos adultos lentamente, no es eficaz en el tratamiento contra el parásito del corazón en perros. Puede tener consecuencias graves a la larga o incluso acabar con la vida del perro.
Si tu peludo tiene una infestación del gusano del corazón en perros, mantenlo en reposo desde que se le diagnostique. Esto implica pasearlo con la correa y que no juegue con otros perros. Esto ayudará a reducir el avance de los daños permanentes en los pulmones.
Con el esfuerzo, la frecuencia cardíaca aumenta y, con ella, el riego sanguíneo en los pulmones. Los gusanos del corazón arrastrados o moribundos y los coágulos de sangre pueden provocar una embolia pulmonar mortal.
Para entretener al perro durante este periodo, el trabajo mental intensivo ha demostrado ser eficaz. Por ejemplo, puedes practicar con él órdenes básicas, trucos y adiestramiento con clicker. Busca siempre ejercicios con los que el perro no se canse mucho.
En los gusanos del corazón viven ciertas bacterias, las Wolbachia, que ayudan a los gusanos a desarrollarse y reproducirse. Para debilitar los parásitos antes de iniciar el tratamiento, el veterinario ataca las bacterias con un antibiótico cuatro semanas antes.
Sin embargo, una infestación masiva suele requerir la extirpación quirúrgica de los gusanos. Si hay muchos gusanos en un solo punto, pueden formar un ovillo. Desde el ventrículo derecho o la vena cava (vena grande que llega hasta el corazón), pueden cerrar los grandes vasos pulmonares al morir.
Finalmente, otro análisis de sangre al terminar el tratamiento de la filariosis en perros confirma la eliminación de los patógenos.
La filariosis en perros solo se trata después de obtener un diagnóstico en firme con los análisis de sangre mencionados. Dado que el tratamiento es muy caro, largo y laborioso, suelen ofrecerlo solo las clínicas veterinarias. El veterinario responsable es quien decide el procedimiento a seguir en cada caso.
Es necesario hospitalizar al perro durante el tratamiento para que el veterinario pueda actuar a tiempo en caso de complicaciones, como reacciones alérgicas a las microfilarias moribundas.
No subestimes la filariosis en perros. El curso de la enfermedad y el pronóstico dependen de la duración de la infección y la magnitud de la infestación y de los daños pulmonares.
Con un tratamiento precoz con los medicamentos correctos, un perro enfermo puede recuperarse por completo. Si no se trata, los crecientes daños pulmonares y la insuficiencia cardíaca pueden conducir a la muerte.
Si una infección se detecta muy tarde o no se trata, los gusanos crecen mucho y se reproducen. Esto provoca daños permanentes en los vasos y el tejido de los pulmones.
Además, un tratamiento en esta fase puede ser mortal. Esto es así porque los gusanos moribundos implican un riesgo de que se produzcan coágulos en los pulmones (embolia pulmonar).
Incluso después del éxito del tratamiento de la filaria en perros, es común que queden daños pulmonares permanentes. Esto implica que el perro debe tomar medicamentos de por vida.
El Dirofilaria immitis, una especie de nematodo, es el causante de la filariosis en perros. Estos son parásitos que se transmiten a través de varias especies de mosquitos (enfermedad transmitida por vectores). En cambio, un contagio directo por parte de un perro infectado no es posible. Los gusanos del corazón también se pueden transmitir a gatos, hurones y, rara vez, a personas.
Además, los mosquitos transmiten otras especies de Dirofilaria a los perros. El Dirofilaria repens, causante de la filariosis cutánea, es contagioso y también puede ser peligroso para las personas.
Las dirofilarias están presentes en todo el mundo. En Europa, su área de distribución constituye principalmente la región mediterránea (España, Portugal, Italia, sur de Francia, Grecia, Turquía y Croacia). Además, se está observando cada vez más en países de Europa del Este, como Hungría, Rumanía, Serbia, Bulgaria y Eslovaquia.
En el norte de los Alpes solo se ha informado de casos importados por el tráfico de viajeros. No obstante, los mosquitos transmisores ya se han asentado en estos países. Debido al calor del verano y a los perros infectados importados, el riesgo de propagación aumenta.
La filariosis en perros necesita mosquitos como huéspedes intermedios. Los mosquitos se infectan de las larvas del gusano (microfilarias) en perros enfermos. A la vez, las larvas se desarrollan en los mosquitos para convertirse en un estadio larvario infeccioso para los mamíferos. A continuación, los mosquitos las transmiten con la próxima picadura.
Para los gusanos del corazón, el perro es el huésped final. Aquí, las larvas se desarrollan primero en la piel y la musculatura. Después, prosiguen su crecimiento en los vasos sanguíneos de los pulmones pasando por varios estadios hasta devenir gusanos adultos. Estas macrofilarias pueden llegar a medir entre veinte y treinta centímetros de largo.
Entre seis y nueve meses después de la infección, el desarrollo finaliza y las hembras depositan larvas en la sangre. A partir de este momento, el perro es contagioso para los mosquitos.
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Cualquier viaje a un país afectado, aunque sea corto, puede acabar con tu perro infectado. Por eso, habla de antemano con el veterinario sobre una buena prevención con un producto adecuado. Así, podrás irte de vacaciones con el perro con la conciencia tranquila.
Los productos contra las larvas del gusano del corazón matan al parásito directamente después de la infección. En general, se administra antes del viaje y, después, cada treinta días si se permanece en un país endémico. La última dosis se administra treinta días después del regreso.
Además, hay repelentes que protegen contra los mosquitos y los flebótomos (transmisores de la leishmaniasis). Estos contribuyen a evitar la transmisión de las larvas infecciosas.
Colocar mosquiteras alrededor de la cama del perro y permanecer en interiores durante el periodo de vuelo principal de los mosquitos (al amanecer y al atardecer) también ayuda a proteger a tu perro.
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