A pesar de que el celo en los perros sea un proceso natural, el extraño comportamiento de la perra, las desagradables manchas sobre la alfombra nueva o el miedo a un embarazo indeseado preocupa a muchos de los que tienen perro. Aquí te contamos todo lo que necesitas saber sobre esta etapa y cómo superarla sin estrés.
Para la mayoría de las personas con perros la etapa del celo se convierte en una carrera de obstáculos. Se encierran en casa, evitan los largos paseos por el parque, donde acechan tantos perros machos, y cubren las camas y los muebles con sábanas viejas para evitar las manchas. Al fin y al cabo, los muebles son caros y un embarazo no deseado no es una buena noticia para la mayoría de los amantes de los perros. Relájate: con unos cuantos trucos y consejos puedes superar esta fase sin problema y sin tener que preocuparte por la descendencia. Como es frecuente: cuanto mejor informado estés sobre el proceso del celo y los cambios por los que pasa tu perra, menos estrés experimentarás durante esta etapa.
Qué debes saber sobre el celo en los perros
El celo es la fase fértil del ciclo sexual de una perra. El cuerpo del animal cambia, libera hormonas y esto influye en su comportamiento. Este proceso natural se da en todas las perras que han alcanzado la madurez sexual.
Igual que en nosotros los humanos, el momento de la entrada en la pubertad y el comienzo de la madurez sexual también varía mucho en los perros. El inicio del celo varía de una hembra a otra. Lo que es decisivo para el momento del primer sangrado es que el animal esté desarrollado y haya alcanzado su tamaño final. Mientras los canes pequeños pueden tener su primer celo a los seis meses, los de razas más grandes pueden llegar a esa fase a los dos años. Tan variable como el tiempo de madurez sexual es el intervalo del celo. Los peludos de razas pequeñas pueden entrar en celo cada cuatro meses, los canes del tipo original como el basneji, el thai ridgeback dog o también los dingos entran en celo solo una vez al año.
¿Cuánto dura el celo en los perros?
Aunque el intervalo y la duración del celo sean bastante diferentes, la etapa fértil es igual en todas las hembras. El celo se divide en cuatro fases:
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Proestro:
el inicio del proestro puede determinarse con bastante precisión, ya que viene acompañado de cambios visibles en la perra. La vulva se hincha y segrega un flujo vaginal con sangre. Esta fase suele durar nueve días, pero las fluctuaciones entre tres y 17 días son posibles. La cantidad de secreción sanguínea también varía de un perro a otro. Mientras que en unos canes apenas se nota, otros sangran tanto que sus humanos tienen que prepararse para evitar manchas rojas en la tapicería y la alfombra. Otro signo de que ha comenzado el proestro es el aumento del interés de los machos que solo quieren estar junto a la hembra. A pesar de que esta aún no es fértil, ya desprende un olor seductor. Sin embargo, suele reaccionar a los intentos de acercamiento de sus admiradores con rechazo y poca paciencia. Ladra, los evita e incluso enseña los dientes cuando el perro macho se vuelve demasiado intenso.
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Estro:
durante la fase de celo, la perra deja de lado la actitud reticente y, de repente, se muestra abierta e interesada en los avances del perro. Esto es una señal clara de que la situación ahora se vuelve peligrosa, pues la perra es fértil y está lista para ser fecundada. Si durante este periodo se acercara un macho, la hembra se pararía y movería la cola hacia un lado. Esta fase, que también dura unos nueve días de media, se denomina también fase de calor. Durante esta etapa tienen lugar varias ovulaciones. La vulva se deshincha un poco, el flujo vaginal se vuelve más acuoso y a veces viscoso. Si se produce un apareamiento durante estos días, la probabilidad de fecundación es alta.
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Diestro:
después de unos nueve días de celo, comienza la fase de diestro. Los síntomas del celo como la hinchazón de la vulva y la secreción acuosa desaparecen poco a poco. En el exterior apenas quedan signos de celo, pero internamente, las hormonas causan todo tipo de cambios en el cuerpo de la perra. Independientemente de si se ha producido o no la fecundación, el cuerpo lúteo produce la hormona progesterona, que promueve la implantación y el crecimiento del embrión en el útero. Solo después de nueve a doce semanas el cuerpo lúteo, que se formó en los ovarios después de la ovulación, se descompone de nuevo. La caída resultante de los niveles de progesterona aumenta la hormona prolactina. La liberación de prolactina estimula la producción de leche, lo que en algunas perras provoca un embarazo psicológico.
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Anestro:
después de semanas de fuertes cambios hormonales, las hormonas sexuales vuelven a la normalidad. La progesterona permanece en el mismo nivel, el nivel de estrógeno solo muestra ligeras fluctuaciones. A esta fase de reposo se le llama anestro. Puede durar desde varias semanas a meses y termina con el comienzo del proestro, el inicio del próximo celo. Durante este tiempo la perra no muestra signos de celo y no es fértil.
Características del primer celo
El primer celo de una perra en la pubertad no siempre sigue este patrón. No es extraño que la primera vez sea un celo silencioso, es decir, que, a pesar del cambio hormonal interno, no haya signos externos visibles, como, por ejemplo, la secreción vaginal. Por eso, es posible que si tienes una perra ni te des cuenta cuándo tiene su primer celo. Esto sucede a menudo con las razas american staffordshire terrier, beagle, cocker spaniel o pinscher miniatura.
Tampoco es inusual en las perras jóvenes el celo partido o falso celo. Los indicios típicos del celo como la descarga vaginal se producen durante el proestro, pero no llega a entrar en la fase de celo en la que la perra está lista para el apareamiento, sino que los síntomas desaparecen por completo. Solo después de varios días o semanas la perra muestra de nuevo signos de proestro, que esta vez si viene seguido por el celo.
Alteraciones del celo en los perros
La falta de celo de la perra adulta puede ser causada por una disfunción ovárica u otras condiciones como el hipotiroidismo o la hiperactividad suprarrenal. En este caso deberías pedirle a tu veterinario que examine a tu cuadrúpeda. Lo mismo se aplica cuando el celo dura demasiado, es decir, que la secreción sanguinolenta o la predisposición al apareamiento duran más de tres semanas, o si el celo se acorta, es decir, cuando el proestro y el estro juntos duran menos de diez días.
¿Los perros tienen menopausia?
A diferencia de los humanos, los perros no tienen menopausia. Esto significa que la perra es fértil durante toda su vida. Sin embargo, muchos canes mayores de siete años solo entran en celo una vez por año. Es decir, que los intervalos del celo se pueden alargar con la edad, pero nunca desaparecen del todo.
Los días fértiles
La etapa fértil, en la que la perra está lista para procrear, dura alrededor de cinco a seis días, pero dado que las transiciones de una fase a otra son fluidas, los días fértiles no siempre se pueden determinar con claridad. Un indicio es el cambio del color de la sangre de rojo oscuro hacia una secreción clara y acuosa. Pero ni siquiera esto es seguro al cien por cien porque también hay perras que pueden aparearse, aunque su sangre siga siendo rojo oscuro. Otra forma para determinar la fase de celo es haciendo una prueba para comprobar el reflejo de tolerancia. Durante el celo la hembra deja que los machos se acerquen, mueve la cola a un lado y eleva la vulva. Si acaricias a la hembra entre la vagina y el ano es posible detectar este reflejo, no obstante, esto tampoco es un signo fehaciente, pues hay canes que también reaccionan a este reflejo sin estar en celo.
La información exacta sobre los días fértiles solo te la puede proporcionar tu veterinario, quien puede determinar el momento en el que se encuentra la ovulación. Una vez hayas averiguado cuántos días después del proestro comienza el celo, lo podrás emplear para los siguientes procesos del celo en tu perro. Es importante que puedas saber con exactitud cuándo ha comenzado la temporada de celo porque solo así puedes contar los días hasta el inicio de la fase de calor.
Evitar un embarazo
Incluso cuando no puedes determinar con exactitud el día del comienzo del celo de tu perra, hay algunos signos que indican que está en su etapa fértil. Es preciso ser precavido, como muy tarde, cuando la secreción vaginal se hace más acuosa y tu perra se detiene cuando se le acercan sus admiradores masculinos. En esta situación, normalmente estás a tiempo para separar a los dos perros. Muy pocos machos montan a la hembra directamente, lo común es comenzar con los preliminares. Sin embargo, también hay ejemplares que quieren ir al grano, aquí es importante que intervengas. Ordena a tu perra que se siente o se eche y ponte de pie detrás de ella. Mantén al macho a distancia y espera a que su dueño le ponga la correa y se lo lleve lejos.
Para evitar estas situaciones de estrés desde un principio, deberías tener en cuenta unas cuantas cuestiones durante el celo. Pasea solo por zonas en las que no haya muchos perros sueltos. No sueltes a tu perra a no ser que te siga con obediencia y amárrala inmediatamente en cuanto os crucéis con otro can. Además, intenta entretener a tu perra con juegos intensos durante los paseos. Procura que los perros machos del vecindario no anden en tu propiedad y mantén la puerta principal y la del jardín siempre cerradas.
Pañales para perros
Las bragas para el celo son pañales para perros que le puedes poner a tu perra durante el celo. Esto se recomienda cuando tu cuadrúpeda sangra mucho durante la fase del proestro y, a pesar de la innata higiene de los perros, son inevitables las manchas rojas por la casa. Atención: ¡un pañal para perros no es un cinturón de castidad! Las bragas de celo no previenen un embarazo.
¿Debo castrar a mi perra?
Para evitar el estrés durante el celo en los perros, muchos cuidadores eligen la castración. A diferencia de la esterilización, con la que la perra no puede tener más descendencia, pero continúa pasando por los cambios hormonales del ciclo, la castración evita completamente que entre en celo. Por supuesto que esta intervención médica tiene sus ventajas: la perra se vuelve más tranquila, ya no sangra y se reduce en gran medida el riesgo de padecer ciertos tumores y cánceres, como el de útero
Sin embargo. también está la otra cara de la moneda: las perras castradas a menudo sufren de sobrepeso y el riesgo de padecer incontinencia urinaria aumenta con la edad. En las razas cocker spaniel y setter irlandés también se puede observar un cambio en la estructura del pelaje después de la castración, lo que provoca más enredos y por lo tanto requiere más cuidados. Antes de decidirte a castrar a tu perra deberías sopesar las ventajas y los inconvenientes y consultar a tu criador o veterinario.