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Aunque el Lakeland terrier es uno de los terriers de patas largas más pequeño, su valentía y asertividad son gigantescas. Con un adiestramiento perseverante, este antiguo cazador de zorros, de aspecto similar al welsh terrier, es un perro familiar activo, simpático y amante de los niños.
Saltar sobre zanjas y obstáculos, retozar en el agua, jugar con otros perros, excavar agujeros en el jardín, cazar ratones… Lo que más le gusta al Lakeland terrier es moverse todo el día y cualquier tipo de variedad. Este perrito tan resistente no conoce el cansancio ni el aburrimiento. Así pues, no es de extrañar que lo que más odie sea tirarse horas encerrado en casa. Si eliges este perro inglés, necesitarás una cosa por encima de todo: ¡resistencia!
Perro familiar vivo y simpático
Las familias activas a las que les guste pasar mucho tiempo en la naturaleza quedarán encantadas con el Lakeland terrier. Como antiguo perro de caza que es, es muy resistente e intrépido, pero también apegado a las personas y vigilante. Con una mano firme, pero cariñosa, se convertirá en un perro de compañía dócil. Permanecerá siempre a tu lado y sabrá comportarse en la ciudad, en el autobús o en un restaurante. Solo se pondrá realmente celoso en situaciones en que su cuidador preste más atención y acaricie a otro perro.
Debilidades: celos y pasión por la caza
Además de los celos, el Lakeland terrier también tiene una debilidad por la caza. Al fin y al cabo, lo estuvieron criando para ello durante décadas. Para proteger los rebaños de ovejas, primero lo utilizaban para cazar zorros, a los que perseguía con agilidad, intrepidez y habilidad hasta la madriguera. Por tanto, le ha quedado algo de este instinto de caza, aunque en los últimos años como perro doméstico se ha vuelto menos camorrista y osado. Si tiene un entretenimiento suficiente que lo ponga a prueba física y mentalmente, como los deportes caninos, mostrará su lado tranquilo y su buen humor pese a su sangre de terrier.
Aspecto
Si ves un Lakeland terrier por primera vez, podrías pensar a primera vista que se trata de un welsh terrier. Sin embargo, los auténticos conocedores de las dos razas ven las diferencias enseguida. Con una altura de cruz de 37 cm y 7 kg de peso, el Lakeland terrier es más pequeño que el galés. Además, tiene la cabeza algo más ancha y corta, aunque con la misma forma alargada tan característica. Por otra parte, el Lakeland terrier tiene un color de pelo diferente. Según el estándar, es obligatorio que el welsh terrier presente una silla negra sobre un pelaje de color fuego. En cambio, el Lakeland terrier puede ser monocolor fuego, rojo, trigo, gris rojizo, hígado, azul-fuego o negro. Las dos razas comparten la estructura del pelaje de tipo alambre y resistente a la lluvia, con una capa de cubierta áspera y ligeramente rizada, y un subpelo denso.
Asertivo y siempre expectante
Pese a su reducido tamaño, el Lakeland terrier da una impresión de fuerza y majestuosidad. Su cuerpo compacto es muy musculoso y no tiene nada que envidiarle a sus parientes grandes en términos de resistencia. Rezuma viveza y lo demuestra con su expresión despierta y las orejas en forma de uve. En estado de alerta las lleva dobladas hacia delante. La expresión despierta y segura de sí misma del Lakeland terrier se ve reforzada por la cola erguida.
Historia
En su trabajo original, este pequeño terrier tenía que ser valiente y seguro de sí mismo. Cazaba con valentía los zorros que se acercaban al rebaño y los perseguía entre las rocas del norte de Inglaterra. No paraba hasta que encontraba al zorro en su escondite y tampoco dudaba en matarlo personalmente si era necesario. Sus terrenos de caza estaban en el condado de Cumberland, elevado, árido y lleno de lagos, al noroeste de Inglaterra. Aquí, este habilidoso cazador se criaba ya desde principios del siglo XIX.
Lord Lonsdale, el primer presidente de la Lakeland Terrier Association, bautizó la raza en honor al paisaje de lagos de su patria (Lakeland terrier). Para entonces, ya se llevaba un registro de antepasados desde hacía más de setenta años. Al principio también se lo conocía como Cumberland terrier, Westmoreland terrier y fell terrier. Su cría surgió del old english black and tan terrier, el Bedlington y el border terrier. El Bedlington se cruzó para mejorar su carácter y el border, para reforzar su robustez con el pelo duro impermeable. Pese a esta larga historia de cría selectiva, el Kennel Club inglés no reconoció la raza hasta 1928. El salto al continente europeo y americano no llegaría hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Finalmente, la raza alcanzó su apogeo con el reconocimiento de la FCI en 1954.
Cría y compra
Fuera del Reino Unido, el Lakeland terrier es famoso principalmente en EE. UU. En cambio, en el resto de Europa y en otras partes del mundo es una raza bastante rara. La Sociedad Canina de España ha registrado entre 15 y 26 cachorros anualmente en los últimos años. El Club Español de Terriers, fundado en 1978, tiene a dos criadores publicados en su sitio web.
Si te interesa el Lakeland terrier y quieres comprarte un cachorro, acude a un criador serio afiliado a esta u otra asociación oficial. Solo así podrás cerciorarte de que obtienes un perro de pura raza y no un mestizo cruzado con welsh terrier. La ventaja de comprar un perro en un criadero reconocido es que puedes fiarte de que encaja con la descripción de la raza a nivel de salud y carácter. Un Lakeland terrier de pura raza es muy robusto y está exento de enfermedades hereditarias.
Salud y cuidados
Si tienes un Lakeland terrier de pura raza, no tendrás que llevarlo constantemente al veterinario ni pagar tratamientos caros. No obstante, hay que vacunarlo y hacerle chequeos periódicos en el veterinario, como a todos los perros. Así, podrás detectar y tratar posibles infecciones y dolencias a tiempo. También deberás hacerle un trimming cada tres o cuatro meses a partir de los dieciocho meses. Por lo demás, es muy fácil de cuidar en el día a día gracias a su pelo duro e impermeable.
Tenencia y adiestramiento
Algo más laborioso que los cuidados es el adiestramiento del Lakeland terrier. Como todos los terriers, es algo cabezota y le gusta poner a prueba sus límites. Por eso, es importante marcárselos desde cachorro. Si te consagras a su adiestramiento desde el principio y usas órdenes claras, verás lo obediente y diligente que es. Un adiestramiento firme, pero basado en el cariño y el refuerzo positivo, vale la pena y facilita la convivencia enormemente.
¿Puede vivir en la ciudad?
Gracias a su simpatía, apego a las personas y tamaño reducido, el Lakeland terrier también puede vivir en la ciudad. Sin embargo, ten en cuenta que su pasado de perro de caza exige suficiente ejercicio y entretenimiento. Si no lo utilizas para la caza, necesitará una alternativa, como, por ejemplo, un deporte canino. Tampoco deben faltarle los paseos largos y divertidos por el parque o un bosque cercano. Si te interesa el Lakeland terrier, deberás tener suficiente tiempo para hacer cosas activamente con él.
Mucho ejercicio para una convivencia armoniosa
Para la gente que debe dejar al perro solo mucho tiempo porque trabaja a tiempo completo y prefiere las pantuflas a las zapatillas deportivas en su tiempo libre, este perro no es una buena elección. Un perro aburrido que no puede desfogarse desarrolla conductas indeseadas que pueden complicar mucho la convivencia. Esto incluye ladridos constantes con una voz aguda y penetrante. Sin embargo, si puede darlo todo durante el día, retozar en los paseos y jugar con otros perros, los ladridos no deberían ser un problema. Cuanto más pueda desfogarse fuera, más tranquilo estará en casa. La convivencia con niños también funcionaría en este caso. Al fin y al cabo, este vivaracho perro nunca se cansa de jugar con ellos. Eso sí, los niños deben aprender a respetar y tomar en consideración sus necesidades.
Alimentación
¿Qué comida necesita?
Pese a su dinamismo inagotable, el Lakeland terrier tiene bastante con cantidades de comida muy pequeñas. Lo importante es que la comida sea de calidad y le aporte todos los nutrientes que necesita. Si le preparas tú la comida, deberás añadir carne, verduras, un aceite de calidad y pasta o arroz al comedero. La carne debe constituir la mayor parte del alimento, ya que el perro extrae de ella las proteínas animales esenciales. Últimamente se ha puesto muy de moda el barf, que es una alimentación cruda biológicamente apropiada. Sin embargo, este tipo de alimentación requiere buenos conocimientos sobre nutrientes y las necesidades del perro. Si no puedes permitirte esta inversión de tiempo, puedes alimentarlo de forma saludable con un pienso de buena calidad. Debido a la barba larga del Lakeland terrier, la comida húmeda solo es adecuada hasta cierto punto porque tendrás que limpiar mucho después de las comidas.
¿Es apto para ti?
Si te gustan los perros temperamentales y hacer muchas cosas al aire libre, el Lakeland terrier te hará muy feliz. Además, gracias a su tamaño reducido y sus ganas de aprender, es apto para urbanitas y principiantes. La condición es que tengan suficiente tiempo y motivación para dedicarse a un perro tan exigente. Si no estás seguro/a de si el Lakeland terrier encaja contigo o con tu familia, pregunta a alguien que tenga un terrier y a un criador. Estos podrán ayudarte a decidirte con consejos útiles.
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