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Complaciente, amigo de los humanos y robusto: el labrador retriever es un popular perro familiar de tamaño mediano que, por sus orígenes como perro de trabajo, necesita estimular la mente y el cuerpo.
La raza labrador retriever es una de las favoritas en Inglaterra y en Estados Unidos. Pero también es uno de los cachorros más solicitados en muchos países europeos. Esto se debe a que, además de tener un vínculo especial con las personas, es muy obediente. Este innato deseo por complacer hace que sea un perro de compañía dócil, con ganas de contribuir y que se adapta con mucha facilidad. Puedes llevártelo a todos lados sin problemas y suele ser bienvenido dondequiera que vaya. Es muy amable y recibe a la gente moviendo la cola con alegría. A este curioso cuadrúpedo le gusta estar en compañía. La agresividad, la timidez, el miedo o la inseguridad son desconocidos en esta raza tan sociable.
Un perro de trabajo muy familiar
El perro labrador ama a sus humanos y sobre todo a los niños. Le gusta ser parte de todo lo que sucede y no disfruta estando solo. Su característica naturaleza paciente, equilibrada y amable aporta armonía a la vida familiar. Sin embargo, adquirir un perro de la raza labrador retriever solo por este motivo no es adecuado. En sus orígenes fue criado como perro de caza, lo que hace que sea muy activo y que tenga muchas ganas de trabajar. No solo tiene un excelente olfato y un gran aguante, sino que además le encanta el agua y jugar a buscar y a atrapar objetos y juguetes (pelotas, ramas, frisbees, etc.).
Además de su rol como perro de familia, el versátil labrador retriever es un excelente perro guía, de búsqueda y de rescate en avalanchas, así como de detección en aduanas o en la brigada policial. Para hacer feliz a este can es importante tener en cuenta esta innata necesidad de actividad. Si tienes un labrador retriever te darás cuenta con rapidez de cómo mejora su capacidad de reacción y lo equilibrado que está cuando se le estimula de forma física y mental.
Aspecto
Con una altura a la cruz de 56-57 cm en los machos y de 54-56 cm en las hembras, la raza labrador retriever se considera de tamaño mediano. Es muy activa y le encanta moverse. Tiene una complexión musculosa y fuerte. Es muy compacta y tiene un cráneo amplio, un cuello robusto y un pecho de buena amplitud y profundidad. Una de sus características distintivas es la «cola de nutria», gruesa en la base y que adelgaza de forma gradual hacia la punta, que usa como un timón cuando está en el agua. Su ancha cabeza tiene una depresión nasofrontal (stop) muy definida y las orejas, que cuelgan pegadas a la cabeza, están insertadas bastante atrás.
Otra característica de la raza es el pelaje corto y denso con una capa de subpelo resistente al agua. Según el estándar de la raza, este manto de pelo duro se cría en tres variaciones de color: negro, amarillo o marrón. El pelaje es siempre de un solo tono, aunque se permite una pequeña mancha blanca en el pecho. El color amarillo varía desde el crema claro al rojo del zorro y el marrón va desde un chocolate oscuro a un marrón claro. El negro común sigue siendo el color dominante en esta raza.
Perro de trabajo y perro de exposición
A pesar de que el estándar de la raza solo diferencia un tipo de cría, en las últimas décadas se han establecido dos: por un lado, está el retriever de exposición, de constitución más compacta, y por el otro, el labrador field-trial, criado como perro de trabajo, que es más ligero, tiene una cabeza más estrecha y un hocico más largo. La propuesta dual presenta una crianza que une la cría de exposición y la de trabajo de forma armónica, esta se acerca más al ideal de la raza.
Origen del labrador retriever
Los antepasados del perro labrador tienen el mismo origen que la raza terranova y la raza landseer de la costa este canadiense. Según los datos transmitidos, el labrador es descendiente de los perros de aguas de San Juan, negros y de pelaje tupido. Estos ayudaban en la caza o a recuperar y sacar a los peces o las redes del agua.
El primer intento de cría exitoso tuvo lugar durante la segunda mitad del siglo XIX en Inglaterra y en Escocia, después de que unos pescadores británicos trajeran a estos entusiasmados canes a su hogar. La denominación inglesa de la raza labrador retriever se refiere, por un lado, a la zona geográfica canadiense conocida como El Labrador y, por otro lado, al desarrollado instinto cobrador de estos animales (retrieve en inglés significa recuperar, traer de vuelta, rescatar, recobrar).
Gracias a los intentos de cría, entre otros, del segundo Earl of Malmesbury (1778-1841), que enfocaba la cría en el rendimiento para la caza, la raza destacó entre los nobles entusiastas de la cacería. El perro labrador fue reconocido como raza propia el 7 de julio de 1903 por el English Kennel Club. Los numerosos éxitos en las exposiciones hicieron que el pacífico y activo retriever fuera conocido más allá de la nobleza y de las fronteras nacionales. Aunque los colores amarillo y marrón se consideraban como faltas en la cría tiempo después se aceptaron e incluso fueron solicitados, junto al negro habitual.
Cría y salud
Aunque hoy en día el labrador retriever sea popular, sobre todo, como perro de familia, sigue mostrando un gran afán por trabajar y un desarrollado instinto para atrapar objetos. Los criadores que siguen los estándares de la FCI (Federación Cinológica Internacional) y que forman parte de clubes y asociaciones de la raza, apuestan por un perro sano, seguro y eficiente. Si decides adquirir un labrador para formar parte de tu familia, no te olvides de que es un perro de trabajo y que, por lo tanto, necesita actividades y entretenimiento de acuerdo con su innata necesidad de ejercicio. Muchas asociaciones ofrecen posibilidades de entrenamiento para criadores y personas que tengan labradores.
Enfermedades hereditarias
Un labrador activo, siempre que su inquietud sea estimulada y que tenga bastante actividad física, es un perro sano y robusto, por lo que no habría que temer a enfermedades. Sin embargo, existe una serie de enfermedades hereditarias que solo se evita a través de una cría prudente y controlada. Entre ellas se encuentran enfermedades del aparato musculoesquelético, como la displasia de cadera, la displasia de codos y la osteocondrosis, y enfermedades oculares como la atrofia progresiva de la retina o las cataratas.
Al comprar un labrador es importante asegurarte de que ningún perro que tuviera una de estas enfermedades haya sido empleado para la crianza y que tanto los progenitores como las crías están genéticamente sanos. Esta es la única manera de evitar que estas enfermedades se propaguen. Si te interesa adquirir un cachorro de raza pura debes acudir a un criador serio que haya tomado todas las medidas y los exámenes de salud necesarios. Es entendible que un cachorro controlado, sano y vacunado y con todos los papeles en regla conlleva un gasto más elevado. El precio de un cachorro labrador retriever ronda los 1200 euros. Un perro sano, con el cual tendrás alegrías durante muchos años y que requiere de pocas visitas al veterinario tiene su coste.
¿Qué come el labrador retriever?
Una vez hayas adquirido al perro, la responsabilidad de su salud está en tus manos. Una alimentación equilibrada que proporciona todos los nutrientes necesarios y que aporta la energía adecuada a tu labrador hace que este se mantenga activo y sano durante muchos años. Pero los labradores tienden a comer demasiado. El sobrepeso en perros es peligroso pues conduce a numerosas enfermedades que pueden acortar la vida de tu peludo.
Alimentación para el labrador retriever
A las grasas innecesarias y a los endulzantes como el azúcar o la glucosa no se les ha perdido nada en el comedero. Una alimentación sana y equilibrada se diferencia por un alto contenido de carne (mínimo un 70 por ciento). La verdura y la fruta (un 20-30 por ciento) proporcionan importantes vitaminas y nutrientes. Los cereales solo son convenientes en pequeñas cantidades, por lo que una comida con un alto contenido en granos es un indicativo de baja calidad.
Para evitar el sobrepeso es necesario que además de a la composición del pienso prestes atención a la cantidad. No dejes que sea tu can quien decida cuál es la cantidad ideal. Los labradores son muy glotones y si fuera por ellos comerían más de lo que les sienta bien. La cantidad ideal depende de la edad, el peso y el grado de actividad. Suele ser suficiente con una o dos comidas diarias, siempre a la misma hora. Además, si le das snacks o golosinas entre las comidas es preciso deducir esa cantidad de la porción diaria, es decir, llenar el comedero un poco menos.
No existe una tabla de peso estipulada para el labrador retriever. Que tu perro esté demasiado gordo o delgado o que coma mucho o poco depende de ti. En general deben sentirse las costillas con facilidad con las manos, pero no ser visibles a la vista. Si no estás seguro sobre la alimentación correcta o las cantidades adecuadas, puedes consultar al criador o a tu veterinario.
Cuidados
Los cuidados correctos influyen de manera decisiva en la salud de tu perro labrador. Aparte de los controles rutinarios en el veterinario (importante no saltárselos), puedes reconocer y tratar infecciones tempranas mediante chequeos regulares. Debes prestar especial atención a las orejas, a los ojos y a los dientes. Para evitar lesiones e inflamaciones es necesario cortarle las uñas con frecuencia. El pelaje es fácil de cuidar y prácticamente se limpia solo, pero debe cepillarse al menos una vez por semana para eliminar el pelo muerto y la suciedad resistente.
Rutina de cuidados
El buen cuidado de los perros no tiene por qué quitarte mucho tiempo. Los chequeos y los rituales de cuidados deben estar incluidos en la planificación diaria o semanal, para que formen parte de la rutina. A los canes les gustan las reglas y la buena organización. Demasiadas sorpresas y cambios los confunden. Comienza con estos cuidados desde que son cachorros y así los acostumbras a estar quietos desde una edad temprana.
Deporte y ejercicio
El labrador es un perro de trabajo por naturaleza. Por lo tanto, para estar feliz, necesita mucho ejercicio y a ser posible diferentes opciones para entretenerse y satisfacer su instinto de atrapar cosas. Un requisito indispensable debería ser una casa con jardín para que el can tenga espacio suficiente donde moverse. Estos peludos necesitan desfogarse y es evidente que con un par de paseos diarios no les basta. Los deportes para perros, como el obedience y el dog dancing o una formación como perro de búsqueda, estimulan al labrador de forma física y mental. Para variar un poco los paseos diarios puedes integrar pequeños juegos de búsqueda o de atrapar cosas. Otra forma de hacer feliz a este deportista amante del agua es permitirle bañarse en un riachuelo, en un lago o en el mar.
Entrenamiento y educación
Para una convivencia en armonía y sin complicaciones, también en la naturaleza y en compañía, es importante que tu perro siga tus instrucciones y obedezca tus órdenes. Esto es igual para cualquier perro, ya sea un labrador o un pastor alemán. Una educación correcta es la base tanto para una persona como para un perro. Lo normal es que, gracias a su estrecho vínculo con los humanos y su afán de obedecer, esto resulte bastante fácil. Lo importante es que seas consecuente, pero cariñoso con este sensible cuadrúpedo. Tu fiel amigo canino reaccionará mejor al refuerzo positivo, como los elogios y los snacks, que a demasiada seriedad o dureza. Para principiantes en la convivencia con perros es recomendable acudir a una escuela para perros para que tanto el perro como el humano aprendan a controlar los comportamientos y las órdenes más importantes.
Cuanto mejor educado esté tu perro, más podrás hacer y disfrutar con él, ya sea visitar a unos amigos que tengan un jardín, una ruta en bicicleta o un viaje. Con un labrador retriever en casa tienes garantizada una vida muy amena.
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