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El kromfohrländer es un perro mediano, extremadamente simpático y despierto que entabla un vínculo estrecho con su cuidador. Además, es apto tanto para familias como para personas que viven solas. Su pelaje blanco con marcas marrones puede ser duro o liso.
El kromfohrländer, tanto de cachorro como de adulto, tiene un aspecto muy agradable. Con sus ojos fieles y oscuros, y sus orejas dobladas, es capaz de engatusar a cualquiera.
La raza kromfohrländer se cría en dos variantes:
El color de base de ambas variantes siempre es el blanco. Sin embargo, su aspecto característico se lo debe sobre todo a las marcas castaño claro, castaño rojizo o castaño oscuro. Estas se extienden en forma de manchas de tamaño variable o de silla. Su preciosa cabeza está marcada por un lucero simétrico.
Con una altura de cruz de entre 38 y 46 centímetros, el kromfohrländer se considera un perro mediano. Puede pesar entre diez y doce kilos.
El kromfohrländer, con sus cándidos ojos marrones, no solo es un buen perro familiar por fuera, sino también por dentro. Es sensible, cariñoso y sencillo. Su afabilidad y flexibilidad lo hacen ideal tanto para familias con hijos como para jóvenes y mayores que viven solos.
No obstante, ante otros perros a veces tiende a la megalomanía, especialmente si estos están en su territorio. Aquí demuestra la herencia del terrier, que aún lleva en la sangre. Sin embargo, este comportamiento se puede controlar con un poco de habilidad y perseverancia.
En este sentido, su persona de referencia tiene una gran responsabilidad. En efecto, el kromfohrländer es el típico perro de una sola persona, por la que se guía intensamente. Aunque escucha y respeta a los demás familiares, los éxitos de adiestramiento dependen principalmente de las habilidades del elegido.
A pesar de ello, es un perro muy apegado para el que los lazos familiares son muy importantes. Cuando más a gusto está es cuando toda la familia está reunida. También le gusta dárselas de guardián de la familia y avisa de los transeúntes o visitantes ladrando. Ante los desconocidos, a veces es reservado y escéptico. No obstante, una vez que estos se han ganado su confianza, se muestra extremadamente sociable y alegre.
Si se tienen en cuenta sus peculiaridades, como su comportamiento territorial, la tenencia y adiestramiento del kromfohrländer no son difíciles, ni siquiera para principiantes motivados. Con mucho amor, unos lazos familiares fuertes y perseverancia, se puede educar fácilmente para que sea sociable y cariñoso.
Es importante que su cuidador preferido, particularmente, tenga claro el adiestramiento y le enseñe las reglas de la convivencia rigurosamente. Este inteligente perro detecta la inseguridad y la incoherencia enseguida y las aprovecha para su beneficio.
Cuanto más profunda y de confianza sea la relación entre perro y cuidador, antes florecerán los primeros éxitos. Y es que, aunque pueda ser testarudo y nunca sea servicial por su sangre de terrier, es fiel y apegado. Te seguirá de buena gana y apenas se separará de tu lado, ni siquiera en los paseos. Otro punto a su favor es que no tiene un instinto de caza marcado, por lo que podrá seguirte por la naturaleza con total relax.
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Al kromfohrländer le encanta estar en la naturaleza. En las excursiones y paseos en bicicleta se muestra muy deportista y resistente. Además, también da la talla en los deportes caninos, como el agility. Sin embargo, tampoco es un yonqui del deporte y disfruta igualmente con días menos intensivos.
No obstante, debe estar con una familia activa que quiera hacer cosas al aire libre y probar cosas nuevas.
Si tiene suficiente entretenimiento y un fuerte vínculo familiar, puede vivir perfectamente en una ciudad. Lógicamente, un jardín propio en el que pueda retozar y desfogarse sería lo ideal. Sin embargo, especialmente en pisos urbanos, hay que pensar en su tendencia a ladrar, que en función del perro puede ser más o menos marcada. Lo importante es actuar desde el principio.
Por suerte, los cuidados de un kromfohrländer son muy sencillos. Basta con cepillarlo dos o tres veces por semana, según el tipo de pelo, e inspeccionarle patas, orejas y uñas.
La alimentación debe componerse de aproximadamente un 75 por ciento de productos animales y un 25 por ciento de vegetales. Muchos confían en el método barf, mientras que otros prefieren el pienso y la comida húmeda. No te dejes desconcertar por las múltiples opciones y elige la que mejor se adapte a ti y al perro.
Lo importante es que compres comida de buena calidad. Fíjate en el origen de la carne y en la composición del alimento. Si el origen de la carne no está claro o la lista de componentes incluye potenciadores del sabor artificiales, azúcares o un porcentaje elevado de cereales, no lo compres.
La cantidad de comida puede variar de un perro a otro. De hecho, en el cálculo influye muchísimo la edad, el peso y el nivel de actividad del peludo. La regla de oro para un kromfohrländer adulto es una cantidad de comida de entre el dos y el cuatro por ciento de su peso.
Los esfuerzos de las asociaciones por evitar la endogamia y minimizar el riesgo de enfermedades hereditarias están dando sus frutos. Los cachorros de una cría sana y estrictamente supervisada no suelen ser más propensos a enfermedades que otras razas.
Las enfermedades de rodilla son las más frecuentes de esta raza. La esperanza de vida media del kromfohrländer es de quince años.
La historia del kromfohrländer empieza con los perros Peter y Fiffi. Al poco de terminar la Segunda Guerra Mundial, Ilse Schleifenbaum se encontró un perro famélico en su valle natal, Krom Fohr, cerca de Siegen. Se lo llevó a casa y lo llamó Peter. Según relata la historia, Peter probablemente era un grifón de Bretaña. Sin embargo, algunos cinólogos lo ponen en duda teniendo en cuenta el aspecto de sus descendientes.
Al cuidado de Ilse Schleifenbaum, Peter se recuperó enseguida y pronto se convirtió en un compañero fiel e indispensable. Al poco tiempo, Peter conoció a la perra del vecino, Fiffi. Fiffi no tenía pedigrí, pero la describen como fox terrier. Los dos se aparearon e Ilse Schleifenbaum obtuvo una camada uniforme de cachorros sanos blancos y marrones.
Enseguida hubo compradores interesados en los peluditos. Al fin y al cabo, mucha gente había perdido a su perro en la guerra. Como en esta época la cría de perros de raza también había salido muy mal parada, Schleifenbaum decidió crear una nueva raza con Peter y Fiffi. Así pues, el apareamiento de Peter y Fiffi se repitió unas cuantas veces más.
La ayudó Otto Borner, amigo dortmundés de Ilse y director de la Federación Canina de Alemania (VDH) en aquel entonces. Con Peter y Fiffi solo hubo una línea de cría y se practicó la procreación consanguínea. Aun así, la VDH reconoció la raza oficialmente con el nombre kromfohrländer —en honor al valle homónimo— en 1955. Poco después llegaría el reconocimiento de la Federación Cinológica Internacional (FCI).
Hoy en día, un reconocimiento en estas condiciones sería impensable. A pesar de todo, el kromfohrländer está más que establecido en la actualidad. Esto se debe, entre otras cosas, a su belleza y su carácter simpático y apegado a las personas. En Alemania nacen actualmente unos 200 cachorros de kromfohrländer al año.
La asociación de cría ProKromfohrländer lleva desde 2010 combatiendo el problema de la endogamia que se atribuye a la raza. Para crear una base de cría más amplia, se cruzó con la raza danesa-sueca dansk-svensk gârdshund, que es muy similar. Los resultados de este cruce son muy prometedores.
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Si quieres adoptar un kromfohrländer de pura raza, acude a un criador serio. Dado que en España te costará encontrar criadores, puedes consultar la VDH u otras asociaciones alemanas. Estas disponen de una lista de criadores registrados en ese país. Habla con varios criadores y pídeles información sobre su base de cría y sus perros.
Si te cae bien el criador y te da información de buena gana, convendría concertar una cita en persona. Los criadores serios te invitan a su casa para que puedas hacerte una idea de los cachorros, la madre y el entorno de cría.
En este primer encuentro todavía no se trata de comprar el cachorro y llevártelo a casa, sino de conoceros.
El criador te hará preguntas, que deberás contestar amplia y sinceramente. Un profesional serio que críe la raza con mucho amor y responsabilidad querrá saber adónde van a parar sus pequeñines.
No tengas miedo de preguntarle al criador sobre la raza, la alimentación y la línea de cría. Cuantas más cosas sepas, más seguro/a estarás de haber elegido bien al criador.
Además de la buena impresión que te dé el criador, los padres y los cachorros son otro punto a examinar. Exige la tabla genealógica, la cartilla de vacunación y un certificado sobre la buena salud del cachorro y los padres. En la tabla genealógica no deben repetirse los nombres y no deben haberse producido apareamientos endogámicos en el pasado. Así, lo más probable es que te lleves un kromfohrländer sano y de pura cepa que te hará muy feliz.
El precio de un kromfohrländer de pura raza con los papeles en regla suele ser de unos 1000 euros.
En resumen, se puede decir que el kromfohrländer es un perro sencillo en cuanto a cuidados, tenencia y adiestramiento. Se adapta al estilo de vida de su cuidador y le gusta tanto la ciudad como el campo. Puede estar tanto con una familia como con personas que viven solas.
Es más importante el tiempo que puedes invertir en él. Estos perros eligen a una persona de referencia y quieren pasar mucho tiempo con ella. Por lo tanto, quedarse solos no es algo que lleven bien.
Asegúrate de contar con este tiempo y ofrécele a tu perro muchos ratos en familia. Da igual si son paseos en común en la naturaleza, sesiones de deporte o tardes de relax en casa.
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