{"url":"https://www.zooplus.es/magazine/perros/razas-de-perro/chin","title":"Chin","mag_id":303173,"is_single":true,"cat_name":"Perros","sub_cat_id":228,"sub_cat_name":"Razas de perro","cat_id":225}
Te presentamos al chin japonés. Chin es la abreviatura de chiichi inu, que significa perro pequeño. Este elegante perro japonés, con el abundante pelaje y la típica expresión oriental, cabía en las mangas de los kimonos de las damas nobles japonesas. Hoy en día, tiene espacio más que suficiente en un piso de ciudad. Su carácter tranquilo, manso y cariñoso lo convierte en un compañero perfecto para familias, gente mayor y principiantes.
Listo y orgulloso como un mono, leal como un perro y cariñoso y silencioso como un gato: así es como los japoneses describen al chin. Este perro goza de un gran valor en su patria desde hace milenios. El chin es un perro simpatiquísimo que se adapta a cualquier situación, por lo que es ideal para la ciudad. Es pacífico por naturaleza y se lleva genial con las personas y otros animales a la primera. La agresividad y el nerviosismo brillan por su ausencia en este perro tan abierto. Aunque anuncia las visitas ladrando, su voz suave nunca es exagerada ni penetrante.
Tranquilo y mimoso
Así pues, el chin, o spaniel japonés, nunca ladra con estridencia. Su paz interior es innata, por lo que, a diferencia de muchas otras razas, no necesita mucho ejercicio en el exterior ni espacio para estar satisfecho. Sin embargo, hay algo que necesita a toda costa: ¡muchas atenciones! Le gusta tanto participar en todo que estar solo mucho tiempo no le sienta nada bien. Necesita la cercanía de su manada y le encantan las caricias. Gracias a su carácter sensible, es muy receptivo con el estado de ánimo de las personas de su entorno. Con su naturaleza juguetona y su inconfundible humor, acaba con los malos días de sus cuidadores en un santiamén.
¿Para quién es apto?
El alegre perro chin es perfecto para principiantes y es apto tanto para familias con hijos como para gente mayor. Su carácter sencillo y su alta flexibilidad facilitan la convivencia entre él y las personas. Además, como aprende fácilmente y le gusta complacer, su adiestramiento es realmente fácil. Se contenta con poco y no necesita gente activa que lo lleve a corretear a un prado durante horas. Los que tengan problemas para caminar pueden lanzarle una pelota después de un paseo corto para que retoce en casa. Eso sí, tampoco dirá que no a las excursiones largas en la naturaleza ni a paseos dilatados en el parque.
Aspecto
La simpatía del perro chin salta a la vista por su expresión cariñosa y despierta. Pese a su naturaleza vivaracha y su constitución cuadrada y compacta, este perro tan popular entre la nobleza japonesa del siglo VIII es muy elegante y grácil. Llaman la atención sus grandes ojos saltones, el hocico corto y ancho, y el dibujo facial uniforme con expresión oriental. Camina con estilo y habilidad sobre sus finas piernas y sus patas, algo alargadas. Con un tamaño de unos 25 cm y un peso de 3 kg, es una raza pequeña.
¿Huella dactilar de Buda?
Otro rasgo característico de este perrito es el pelaje suave, que cuelga largo y sedoso. La cola, que lleva enroscada lateralmente sobre el lomo, recuerda a un plumero. El pelo sedoso y brillante es blanco con marcas negras o rojas. Los ejemplares que tienen una mancha en la frente están muy codiciados en su patria. De hecho, la leyenda dice que Buda les dejó su huella dactilar en la frente cuando bendijo a estos perros.
Historia
No solo a Buda le gustaron estos perritos, sino también a las damas y caballeros de la aristocracia japonesa. Estos se adornaban ya en la Edad Media con estos preciosos peludos. Sin embargo, la historia del chin japonés se remonta a mucho antes. Aunque su origen está debatido, se sospecha que el primer antepasado fue un regalo del soberano coreano a Japón. Por lo tanto, ya vivía en la casa real japonesa en el año 732. Además, los cinólogos creen que el chin está emparentado con las razas de morro corto de China, de los que proviene también el famoso pekinés.
Cuanto más pequeño, más valioso
El chin, designado en los caracteres japoneses como perro para interiores, gustó tanto en los círculos nobles japoneses que pronto todo aquel que cuidara su imagen en Japón gestionaba su pequeño criadero. La idea era que, cuanto más pequeño fuera el perro, más valioso. Existen pinturas, piezas de bronce y jarrones de más de 1000 años de antigüedad que muestran a este perro de la nobleza compacto, de hocico corto y pelo suave.
En Europa, el chin se dio a conocer gracias a la reina Victoria de Inglaterra. Esta recibió dos perros de la casa real japonesa como regalo en 1853. La emperatriz alemana Augusta también recibió uno como regalo de Navidad de la emperatriz japonesa de la época en 1880. Como regalo para los invitados, este perro también llegó a EE. UU. en el siglo XIX. Allí lo llamaron spaniel japonés hasta 1977 y era muy popular entre los ricos y aristócratas. Su tenencia estuvo reservada a la élite durante mucho tiempo. Por eso, nunca tuvo un éxito aplastante fuera de su patria.
Cría y compra
El chin es una raza muy rara en muchos países, pese a su idoneidad como perro de ciudad y familiar. Si estás pensando en comprarte uno, deberás tener un poco de paciencia. Busca al criador con sumo cuidado y no te lances a comprar cachorritos a través de anuncios dudosos de internet. Esto es particularmente importante con la compra de un chin, ya que esta raza es propensa a numerosas enfermedades. Los criadores que cumplen las normas de la FCI y se someten a controles estrictos se esfuerzan por la salud de sus animales. Además, les realizan exámenes exhaustivos y pruebas de salud, y les ponen las vacunas necesarias. El precio de un cachorro sano de cría seria es de unos 1000 euros o más.
Enfermedades típicas de la raza
Pese a los esfuerzos de muchos criadores, el chin japonés es muy propenso a las enfermedades oculares siguientes:
Triquiasis: enfermedad del párpado que provoca la malformación de las pestañas y lesiones o irritaciones en la conjuntiva y la córnea
Distiquiasis: pelos de tipo pestañas que crecen de las glándulas sebáceas e irritan la córnea
Ojo seco: ausencia de lágrima
Cataratas: enturbiamiento del cristalino que puede dejar ciego al perro
Para todas las enfermedades: cuanto antes se detecten, mayores son las probabilidades de curación. Si observas cambios en los ojos de tu perro, llévalo lo antes posible al veterinario. Estos pueden ser un parpadeo excesivo y convulsivo, secreción ocular acuosa, enrojecimiento de la conjuntiva o enturbiamiento del cristalino.
Además, en la cría del chin se observan casos de hidrocefalia y distocia con relativa frecuencia.
Alimentación
El riesgo de las enfermedades anteriores se puede reducir con exámenes genéticos de los padres y una línea ancestral sana porque suelen ser de origen genético. Sin embargo, no se pueden prevenir del todo. Al fin y al cabo, la salud de un perro no solo depende de su material genético. Los factores ambientales, como las condiciones de tenencia, la alimentación y los cuidados, también influyen en su bienestar. De hecho, el alimento correcto reviste una gran importancia. No es de extrañar, pues, que exista tanto debate sobre cuál es la mejor comida para los perros. No te agobies con la multitud de opiniones al respecto y concéntrate en lo que necesita tu perro. La forma de cubrir su demanda nutricional —con pienso, comida húmeda, alimentos cocinados o crudos (barf)— no es relevante.
La demanda nutricional de un perro depende de muchos factores muy individuales. Estos pueden ser, por ejemplo, la edad, el tamaño, el peso y el nivel de ejercicio. Por eso, no se puede generalizar en cuanto a lo que un chin necesita. Habla con el criador o el veterinario si tienes dudas al respecto.
Eso sí, la carne nunca debe faltar en el menú del spaniel japonés. Aunque hay nobles japoneses que alimentan a su chin con comida vegetariana, sabemos que el perro proviene del lobo. Por consiguiente, es carnívoro por naturaleza. Al igual que el lobo, que no solo comía la carne de su presa, sino también el contenido de su estómago y los huesos, el perro también necesita vitaminas y minerales de las verduras, la fruta, el arroz o la pasta. En cuanto a la composición del alimento, conviene distinguir entre comida para cachorros, perros adultos y perros mayores. En efecto, un perro joven en fase de crecimiento tiene una demanda energética diferente de la de un perro anciano. Sin embargo, en el caso del chin, hay que decir que tiene la fama de mantenerse joven hasta edades avanzadas.
Básicamente, el chin es un perro sencillo que se adapta fácilmente al día a día de su cuidador. Además, aparte de las caricias regulares, tiene pocas exigencias. No obstante, el cuidado de su pelaje es una excepción. Su pelo fino y sedoso requiere cepillados intensivos periódicamente. En época de muda, en primavera y otoño, deberás cepillárselo todos los días. Si lo acostumbras a ello desde pequeño, este ritual dejará de ser un incordio enseguida. Tu perro disfrutará de tus atenciones y tu tendrás menos pelos en la alfombra y el sofá.
Requisitos de tenencia
Hay pocos perros que se conformen con tan poco espacio como el perro chin. Su serenidad, su receptividad frente a personas, perros y otros animales, y su flexibilidad lo hacen ideal para vivir en la ciudad. Para la gente mayor es un perro fiel y mimoso, para los niños, un compañero de juegos alegre, y para familias, un compañero atento y simpático. Quien tiene un chin en casa ya no quiere renunciar a su naturaleza juguetona y, al mismo tiempo, paciente. Aunque se adaptará a la perfección a tu día a día, debes reflexionar bien sobre la compra de esta raza. Este perro detesta estar solo y no querrá apartarse de tu lado en los próximos diez o quince años.
¿Estás preparado/a para un chin?
Mucho tiempo libre o una empresa que permita llevar al perro al trabajo son requisitos básicos para comprar un chin. Además, debes pensar bien en qué harás con él cuando te vayas de vacaciones. ¿Tienes la posibilidad de llevártelo contigo? ¿Tienes parientes o amigos íntimos que puedan cuidarlo en tu ausencia? Cuanto más prepares la vida con tu peludo, más fácil será la convivencia con él. Así, el vínculo que os unirá de por vida estará más que garantizado.
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