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Este lebrel grande y elegante proviene de Rusia y su nombre, borzoi, deriva de la palabra rusa rápido. Es una de las razas de perro más antiguas y uno de los animales terrestres más rápidos del mundo. Si puede correr libremente a placer, este enérgico cazador de pura sangre puede ser un perro familiar tranquilo y apegado.
¿Un cazador ambicioso y esprínter talentoso como perro de compañía tranquilo? El borzoi consigue aunar estas dos aparentes contradicciones como casi ningún otro perro. Ora trota tranquilamente junto a su cuidador, ora arranca a correr para cazar una posible presa. Si consigues que responda a tu llamada para que vuelva, llevarás la ventaja.
Gracias a su carácter simpático y apegado a las personas, el borzoi es fácil de adiestrar. Pese a su instinto de caza marcado y su seguridad en sí mismo, es inteligente, fiel y tranquilo. Le gusta tanto la pista de carreras como el sofá de casa, donde se recupera del esfuerzo y disfruta de la compañía de su familia. En casa, este enérgico luchador se convierte en un compañero simpático y bondadoso que rebosa paz y tranquilidad.
El borzoi reúne los requisitos necesarios para ser un buen perro de compañía y suele ser flexible, obediente y sensible. Sin embargo, no deja de ser un perro de caza de pura cepa, por lo que tiene una gran necesidad de correr y hacer cosas. Solo si puede satisfacer estas necesidades se revelarán sus rasgos positivos con todo su esplendor. Si quieres tenerlo como animal de compañía, harás bien en ofrecerle la posibilidad de correr libremente con regularidad. Con una simple vuelta a la manzana con la correa no tiene bastante ni de lejos.
Un perro que pueda correr mucho y desfogarse cazando, haciendo coursing o en carreras de galgos se muestra mucho más abierto a los ejercicios de obediencia. Si siente que su cuidador lo entiende y se toma sus necesidades en serio, hará lo que sea por contentarlo. Este es un perro increíblemente fiel y apegado que quiere integrarse en la vida familiar de su manada.
Ante los extraños, este perro se muestra reservado, aunque no es tímido, dominante ni agresivo. Si eres un poco hábil y conoces las bases del adiestramiento canino, no tendrás problemas con la educación y socialización de este perro tan pacífico. Como cualquier raza, cuanto antes conozca distintos entornos y socialice con varias personas y animales, menos lo asustarán de mayor. También es importante que el borzoi conozca a otros perros de todas las edades y tamaños lo antes posible. De hecho, tiene fama de no llevarse siempre bien con sus congéneres. No obstante, si crece con ellos, en general no presentará problemas de dominancia más adelante.
La reserva distinguida que a veces muestra el galgo ruso encaja con su aspecto aristocrático. La típica constitución elegante de los lebreles, las proporciones armoniosas, los movimientos gráciles y su cabeza larga y delgada contribuyen al aspecto noble y orgulloso de este perro. Además, tiene un tamaño impresionante. La raza puede alcanzar una altura de cruz de 85 cm, pudiendo algunos machos llegar incluso a los 95 cm. Pese a esta imponente altura, solo pesa entre 35 y 45 kg, aunque el estándar no lo estipula.
El pelo abundante y fino del perro borzoi es suave y sedoso. En las costillas, en los flancos y en los cuartos delantero y trasero lo tiene muy largo. En cambio, en la cabeza, las orejas y las extremidades lo tiene corto y ceñido al cuerpo. Dentro de la FCI, el borzoi tiene el número de estándar 193 (lebreles de pelo largo u ondulado, grupo 10, sección 1). El pelo largo del borzoi es ligeramente ondulado y a veces forma rizos cortos y finos, p. ej., alrededor del omóplato y en la grupa.
En cuanto al color, se permiten todas las combinaciones excepto con azul o marrón. El pelaje puede ser monocolor o con manchas. Las plumas de las patas y la cola suelen ser mucho más claras que el color de base. Además, muchos ejemplares presentan una máscara negra, muy típica de la variante negra carbonada. La nariz y los belfos deben ser siempre negros. Los grandes ojos almendrados deben ser lo más oscuros posible.
No es de extrañar que el aspecto fascinante del borzoi también sea un motivo muy popular en el arte. Numerosos cuadros y esculturas de cerámica, porcelana y bronce (por ejemplo, de Marcel Début [1890] o Georges Gardet [1880]) representan este impresionante perro. Además, en su famosa novela Guerra y paz, León Tolstói inmortaliza la raza con la perra Milka.
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Las raíces de esta impresionante raza son muy antiguas. Hay análisis genéticos de 2017 (dirigidos por Heidi Parker) que demuestran su parentesco con el greyhound y el lobero irlandés. Estos antiguos lebreles europeos ya los criaban los celtas hace milenios.
En su patria, Rusia, el borzoi se conoce como mínimo desde el periodo comprendido entre los siglos XIII y XV. Los príncipes y zares lo utilizaban para la caza de acoso de zorros, lobos, liebres e incluso caza mayor. Como en aquella época no había fusiles precisos de largo alcance, los cazadores dependían de las habilidades del borzoi. En jauría, los perros perseguían al animal hasta que el cazador podía acercarse lo suficiente a caballo para matarlo. Los latifundistas rusos valoraban al borzoi por su talento en la caza, pero también por su carácter fiel y bondadoso. Estas cualidades no solo lo convertían en un compañero de confianza en la caza, sino también en el ámbito privado.
En perreras gigantescas, los príncipes y zares criaban al borzoi con hasta 500 perros. Aunque el carácter de la raza se desarrolló mucho más tarde, trabajaban de forma muy sistemática y profesional. Sin embargo, en aquel entonces no existía un arquetipo unitario de la raza. Este no se desarrollaría hasta finales del siglo XIX, cuando se asignaron los tipos de ciertas razas y se unificaron en un estándar. El perro borzoi actual se crio a partir de diez variantes distintas.
La Revolución rusa complicó mucho la cría del borzoi, que fue perro nacional de Rusia hasta el año 1914. En cambio, la raza se pudo establecer cada vez más en otros países europeos. En Inglaterra, particularmente, el galgo ruso se siguió criando conforme a las ideas propias. Finalmente, la Federación Cinológica Internacional (FCI) reconoció la raza oficialmente en 1956.
Hoy día, el borzoi es una de las razas raras, aunque tiene adeptos consolidados en muchos países. Aquí, lo valoran como perro de caza, de compañía y de carreras. Además de conservar las características externas y de carácter, los criadores del borzoi valoran mucho la salud de la raza. Inspectores de cría independientes supervisan el cumplimiento de las pruebas de salud prescritas. Además, se aseguran de que solo se admitan animales sanos y genéticamente intachables para la cría. Si te interesa esta raza, acude únicamente a criadores serios.
Las asociaciones nacionales de lebreles pueden ayudarte a la hora de buscar criadores adecuados. Además, las federaciones cinológicas ofrecen listas de criadores registrados. Un requisito para comprar un cachorro es que cuente con toda la documentación necesaria con el logotipo de la FCI. Sin embargo, esto no es suficiente. También es importante que conozcas al criador en persona y te convenzas de su trabajo in situ. Debes ver el criadero y la madre, y hacerte una idea clara del entorno, crianza y socialización de los cachorros.
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Cuanto más sepas sobre la raza antes de la compra, mejor podrás prepararte para la vida con un borzoi. Esto también incluye pensar en la alimentación del perro. Al fin y al cabo, un alimento equilibrado y de calidad es decisivo para su bienestar y salud. Como todos los perros, el borzoi es carnívoro. Por consiguiente, su comida debe estar compuesta principalmente por carne, pero no exclusivamente. Las verduras y algunos suplementos, como arroz, patata o pasta, son importantes para proporcionarle todos los nutrientes necesarios. Los cereales, los subproductos animales y vegetales, y el azúcar, que se encuentran en algunos alimentos preparados, no los necesita. Por eso, deben evitarse en una dieta saludable. Para adaptar la comida como es debido a las necesidades del perro, conviene que conozcas su demanda nutricional. Para determinarla debes tener en cuenta factores como la edad, el peso, el tamaño, el sexo y la actividad.
Como muchos perros grandes y muy grandes, el borzoi también es propenso a la peligrosa torsión gástrica. Para mantener el riesgo al mínimo, el perro debe descansar después de comer. Así pues, evita cualquier tipo de esfuerzo después de las comidas. Lo mejor es que le des de comer siempre después de realizar alguna actividad. Además, los veterinarios recomiendan distribuir la ración diaria en varias comidas pequeñas a lo largo del día.
Una tenencia acorde a la especie del galgo ruso no solo incluye mucho ejercicio y entretenimiento. También requiere una alimentación saludable y unos cuidados adecuados. Para que su pelaje largo y fino conserve su aspecto cuidado, se debe cepillar periódicamente. Sin embargo, no basta con recurrir al cepillo una vez a la semana. Lo mejor es que lo cepilles todos los días o, al menos, cada dos días. También hay que examinarle las orejas, las uñas y los dientes regularmente y, si es necesario, limpiárselos. Así, cuidarás la salud y el bienestar de tu perro borzoi toda su vida.
Un criador responsable no te venderá un cachorro así como así. En realidad, se asegurará de que seas un buen candidato/a para tenerlo en una entrevista personal. Antes de visitarlo, debes tener claro por qué el borzoi es adecuado para ti y qué objetivos persigues con él. Los que quieren tenerlo por razones de prestigio y no tienen ni idea del entretenimiento, ejercicio y espacio que requiere no deberían sorprenderse si el criador les desaconseja comprarlo. Con el cuestionario siguiente estarás bien preparado/a para la charla con el criador. Además, te ayudará a averiguar si el borzoi es una raza indicada para ti y si estás listo/a para cuidarlo.
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