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El akita americano surgió después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Los soldados estadounidenses se llevaron akitas japoneses a casa e iniciaron una cría propia e independiente. En comparación con sus parientes japoneses, el akita americano es bastante más grande y fuerte. Sin embargo, ha conservado hasta hoy el instinto de caza de sus ancestros nipones.
¿Recoger palitos y saltar atravesando aros? El akita americano es demasiado orgulloso para estos jueguecitos triviales. Este majestuoso perro con el número de estándar 344 de la FCI debe encontrarles sentido a sus tareas. Por eso, se requiere esfuerzo para motivarlo a participar en ciertas actividades. Aunque le gusta aprender y es deportista, su enorme inteligencia y su inclinación a la dominancia hacen que su adiestramiento no sea precisamente fácil.
Acompañante fiel, pero no para cualquiera
El que avisa no es traidor: los que no tengan experiencia en el adiestramiento y entrenamiento de perros deberían elegir una raza más fácil. El akita es un perro para expertos que tengan ganas de enfrentarse al desafío. Con un adiestramiento adecuado y una socialización temprana, el akita americano puede convertirse en un compañero muy fiel. Querrá a su familia por encima de todo y la protegerá y vigilará. Además, será capaz de hacer cosas sorprendentes, no solo en los deportes caninos.
¿Cómo funciona la convivencia con niños, gatos y Cía.?
El american akita necesita un vínculo familiar estrecho y no debe vivir en una perrera bajo ningún concepto. Como descendiente del lobo, quiere tener a su manada cerca. Sin embargo, tiene más que suficiente con la compañía de sus cuidadores y, si hay, los niños de la familia. Si se acostumbra a la presencia de otros animales desde cachorro, la convivencia con gatos, hámsteres, cobayas y otros animales no supone ningún problema. No obstante, en principio es un perro solitario que prefiere la tranquilidad al barullo.
Un poco de tacto, por favor
El perro akita americano es bastante reservado ante los desconocidos que avista desde lejos. Sin embargo, no muestra un comportamiento agresivo. Como perro de caza, se considera un animal muy valiente e intrépido. No obstante, ante las personas muestra una fuerte inhibición de ataque. Por eso, el akita americano no es demasiado apto para una formación como perro guardián. Una vez que uno se ha ganado la confianza de este perro, este se torna muy cariñoso y sensible. Por lo tanto, para su adiestramiento se requiere tacto, además de la perseverancia necesaria. La presión y la violencia provocan ignorancia y tozudez en este sensiblón orgulloso, lo que frecuentemente causa problemas irremediables en la convivencia.
Aspecto
Lo más característico del akita americano, también conocido como gran perro japonés, es la ancha y poderosa cabeza en forma de triángulo romo con las orejas triangulares orientadas hacia delante y la cola densamente poblada, que lleva sobre el lomo o enrollada a un lado. En comparación con la cabeza, tiene los ojos, normalmente marrón oscuro, más bien pequeños. Además, cuenta con un hocico profundo.
Diferencias respecto al akita inu japonés
Comparado con su pariente cercano, el akita inu japonés, el americano es bastante más grande y pesado. Los machos presentan una alzada de hasta 71 cm y un peso de hasta 55 kg. Las hembras también son fuertes en comparación, con una estatura máxima de 65 cm y un peso de hasta 40 kg. Este aspecto imponente se ve reforzado por el pelo denso con subpelo abundante, muy espeso y largo (aunque no más de 5 cm) en la cola, la grupa y la cruz. Puede presentar todos los colores, pudiendo incluso ser atigrado o con manchas. Aunque los japoneses prefieren los blancos, rojos y atigrados, los favoritos en EE. UU. son los pintos y con máscara negra. En el caso de los multicolores, cada tono debe diferenciarse claramente. Los perros con manchas tienen manchas grandes uniformemente distribuidas sobre un fondo blanco en más de un tercio del cuerpo.
Historia
Hasta después de la Segunda Guerra Mundial, el akita japonés y el americano se consideraban una raza. Hasta ese momento, su evolución también fue casi idéntica. El origen de ambos se encuentra en Japón, donde los une una historia de casi 5000 años. Esto lo demuestran las representaciones de perros en recipientes de arcilla y campanas de bronce. Se descubrieron en la región de Akita, donde ya se utilizaban a principios del siglo XVII para cazar osos, jabalíes y volatería. En el siglo XIX, el akita también se utilizaba en peleas de perros, que se prohibieron en Japón en 1908. Para que los perros de pelea fueran aún más grandes y fuertes, en aquel entonces se cruzaron con perros tosa y mastines. En 1931, la gran raza japonesa, una de las más antiguas de Asia, se declaró monumento natural. Durante mucho tiempo, estuvo prohibido exportar estos perros desde Japón.
Numerosas líneas de sangre
Los cruces frecuentes con otras razas hicieron que el aspecto del akita cambiara mucho hasta mediados del siglo XX. Así pues, surgieron numerosas líneas muy diferentes entre ellas. Para poner algo de orden en este caos, se clasificó a los perros en dos líneas sanguíneas: la línea ichinoseki y la línea dewa. Los perros que los soldados estadounidenses se llevaron a casa después de la guerra eran mayoritariamente de la línea dewa.
¿Por qué se separaron tanto los caminos del akita japonés y el americano?
En los años posteriores, creció una población considerable de estos grandes perros japoneses en Estados Unidos. Cuando se fundó el Akita Kennel Club (que posteriormente cambiaría su nombre por Akita Club of America) en 1956, dio comienzo la cría selectiva de la raza en suelo estadounidense. Sin embargo, Japón no reconoció la nueva línea estadounidense y el American Kennel Club (AKC) clausuró su libro genealógico para importaciones japonesas en 1972. Como consecuencia de la falta de intercambio entre ambos países, la cría japonesa y la estadounidense se distanciaron mucho. Aunque el AKC volvió a autorizar las importaciones de Japón en 1992, la diferencia entre el akita japonés, más bien delicado, y el poderoso akita americano era ya tan grande que apenas se podía hablar ya de una raza conjunta.
División definitiva de la raza akita
En el año 2000, la Federación Cinológica Internacional (FCI) decidió dividir la raza en el akita japonés (número de estándar 255) y el gran perro japonés (akita americano, número de estándar 344). El primer estándar del akita americano publicado por el American Kennel Club en 1972 sirvió de base para el nuevo estándar de la FCI.
Salud
Actualmente, en Europa hay criadores tanto de la línea estadounidense como de la japonesa. Hoy día, el trabajo de cría se concentra principalmente en mantener las características típicas de cada raza. No obstante, la salud y la consolidación del carácter también son de máxima prioridad para los criadores. Hay que dar gracias a las estrictas condiciones de cría y al compromiso de muchos criadores por la robustez de la raza, que no presenta ninguna enfermedad típica. Estos perros tampoco suelen ser muy propensos a otras enfermedades caninas típicas. Además de las enfermedades articulares, las enfermedades cutáneas y capilares son sus problemas más frecuentes.
Alimentación
¿Qué debo tener en cuenta para alimentar a mi akita?
La causa de las enfermedades del pelo y la piel reside en la alimentación. Por ejemplo, una proporción demasiado alta de proteína bruta (presente, p. ej., en la comida energética o de alto rendimiento) puede provocar reacciones alérgicas intensas en la piel. Los productos con cereales y soja también pueden constituir un problema para la piel y el pelo del akita. Por eso, si compras comida para perros preparada, lee los ingredientes que figuran en el envase. Si la comida contiene demasiados cereales o soja, es mejor que cambies de producto.
¿Una cuestión de gusto?
Aparte de las posibles alergias, el akita americano presenta los mismos requisitos alimentarios que todos los demás perros. Como descendiente directo del lobo y, por tanto, carnívoro, su alimentación debe basarse en una fuente de proteína animal de buena calidad en forma de carne o pescado. Es mejor que no le des carne de cerdo por su predisposición a las alergias. Se recomienda la carne de vacuno, cordero, venado o avestruz, que se puede complementar con verduras y arroz. Si lo alimentas en forma de pienso, comida húmeda, productos crudos o cocinados en casa es algo que no solo depende del gusto del perro, sino de tus convicciones. Algunos prefieren la solución rápida de la comida convencional. Otros, en cambio, se decantan por alimentos frescos elegidos por ellos mismos. Este método, sin embargo, requiere tiempo y conocimientos sobre la composición y la preparación.
Horas de comida fijas
Independientemente de qué método elijas, es importante que tu perro siempre disponga de agua fresca. En cambio, la comida deberás dársela a horas fijas (en los adultos, dos veces al día) y retirarla del comedero pasados 20 minutos, independientemente de si queda algo o no. Por regla general, los akitas tienen bastante con muy poca comida, en comparación con su tamaño. Para averiguar la cantidad idónea, contrólale el peso regularmente.
Cuidados
Igual de regulares que el control del peso deben ser los cuidados de tu perro. Afortunadamente, el pelo duro, corto y autolavable del akita hace que el esfuerzo sea razonable. Basta con cepillárselo una o dos veces por semana. Así, mantendrás el brillo del pelo y podrás detectar posibles irritaciones cutáneas causadas por una alimentación incorrecta. Durante el periodo de muda (dos veces al año), tendrás que cepillarlo a diario. Al eliminarle los pelos viejos muertos con el cepillo no solo le facilitas el cambio de pelo, sino que reduces los mechones que se esparcen por el piso en esta época.
¿Te estás planteando tener un american akita?
Si bien los cuidados y la alimentación del akita americano son relativamente fáciles, no subestimes las exigencias de su tenencia. Aunque no siempre lo pida, necesita moverse mucho para mantenerse en forma. Con un par de vueltas a la manzana no basta. La cosa se complica aún más porque los deportes caninos solo son aptos para él hasta cierto punto. Aunque es muy deportista por naturaleza, los meros jueguecitos para moverse no le dicen nada a este perro tan orgulloso. Solo si consigues que le vea sentido al deporte podrás motivarlo para ir a una escuela deportiva canina.
Adiestramiento y socialización
Otro desafío, además de la testarudez, es el instinto de caza, que puede tener consecuencias indeseadas en las actividades conjuntas. Especialmente en el bosque y la linde del bosque, el american akita debe ir con correa. Para que esto funcione y no acabe llevándote él a ti de la correa, debes entrenar la guía con correa desde el principio. Un adiestramiento cariñoso, pero perseverante, y una socialización extensa del cachorro son muy importantes para la posterior convivencia en edad adulta. Si estás pensando en comprar un perro akita americano, debes tener suficiente experiencia con el adiestramiento y la formación de perros. Si tienes estos conocimientos y aceptas el carácter orgulloso e independiente de este perro, tendrás un compañero fiel y majestuoso que te seguirá hasta el fin del mundo.
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