Por muy adorables que sean, los cachorros pueden morder. En torno a las 6 semanas ya tienen unos 28 dientecitos listos para hincar. Aunque, al principio, esos pequeños alfileres tan solo molesten y apenas hagan daño, es necesario saber cómo enseñarle a un cachorro a no morder.
La mayoría de los perros junior, gracias al contacto con su camada, ya tiene un cierto control. Hay quien dice que la inhibición de la mordida es algo innato en los canes y que no requiere adiestramiento. Esto es un error que puede acarrear importantes consecuencias.
Controlar la mordida es esencial para una buena convivencia entre perro y humano. Cuando se consigue, se evitan daños si, en alguna ocasión, el animal llega a morder.
Paso 1: inhibición de la mordida – cómo enseñarle a un cachorro a no morder
Hasta el perro más amigable puede morder cuando se asusta porque, por ejemplo, alguien le pisa la cola por accidente. Sin embargo, gracias al juego, las crías van aprendiendo a controlar la fuerza de sus mordiscos. Cuando dos hermanos juegan y uno muerde al otro, este reacciona al instante devolviéndole el pellizco o dejando de jugar. Ninguna opción gusta al que ha mordido, que llega a la conclusión de que no tener cuidado trae consecuencias. Así, comprenden enseguida que los dientes hay que usarlos con delicadeza.
El desarrollo natural y la socialización que el cachorro va adquiriendo en la camada son la base para una inhibición sana y segura de la mordida. Lamentablemente, este adiestramiento muchas veces acaba cuando el pequeño llega a su nuevo hogar. Esto se debe a que sus dueños no continúan con el adiestramiento del cachorro.
Aprender el cómo enseñarle a un cachorro a no morderes igual de importante en el caso de las razas pequeñas o de las más sociables, ya que en un momento de estrés puede morder sin preaviso. Por el contrario, un can que ha aprendido a inhibir la mordida adoptará una actitud de defensa.
Paso 2: practicar jugando en casa
- En el proceso de cómo enseñarle a un cachorro a no morder, desde el inicio, un perro debe interiorizar que los humanos tienen una piel delicada que no se puede mordisquear. Si tu cachorro te muerde, has de dejar claro cuáles son los límites e interrumpir el juego con una señal verbal del tipo «¡ay!», en el instante en que te clave los dientes en la piel o en la ropa.
- Deja de prestarle atención brevemente en ese mismo momento para que lo asocie como consecuencia del mordisco. En la mayoría de los casos, basta con 15 segundos. Si en ese tiempo tu peludo te volviese a morder, lo mejor es que salgas del cuarto durante un minuto.
- Repite este ejercicio como máximo tres veces en 15 minutos y da por finalizado el juego. De lo contrario la capacidad de concentración de tu cachorro podría saturarse.
- Por supuesto, no debes reñirle ni darle ningún cachete durante el ejercicio, pues podría incluso interpretarlo como una invitación a jugar con más ímpetu; al fin y al cabo, a los perros les encanta jugar «a lo loco» entre ellos. Por eso, evita los juegos bruscos en los que se muerda o pellizque.
- No obstante, es importante darle una alternativa. Tras la pausa de la que hablábamos, ofrécele un juguete para morder. Así podrá juguetear con sus dientes y comprenderá que los juguetes sí se pueden morder. También puedes darle otros juguetes para cachorros.
Los retos de adiestrar la inhibición de la mordida
Tener niños en casa aumenta el desafío: a los perros junior les encanta estar con niños y mordisquear su piel o su ropa. Por eso, deja que tu cachorro juegue con ellos, pero bajo tu supervisión. Si el niño ya está en edad escolar, puedes enseñarle a que también él interrumpa el juego si recibe un mordisco.
Aunque nadie lo diría, otro de los retos son los canes más pacíficos, pues para saber cómo enseñarle a un cachorro a no morder, lo primero es que muerdan. Los cachorros que no utilizan los dientes cuando juegan no nos dan opción: si no hay amago de morder, no es posible adiestrar la inhibición de la mordida. En este caso, lo que podemos hacer es tratar de provocar al cachorro jugando con snacks para que los intente atrapar con la boca.
En cualquier caso, hace falta mucha paciencia para adiestrar a un cachorro: ten siempre presente que el entrenamiento solo tendrá efecto si educas de manera consecuente. Si se reacciona con un «¡ay!» al mordisco, pero después se sigue jugando como si nada, no se lograrán resultados a largo plazo. Los avances no se aprecian de un día para otro, sino poco a poco. Sobre todo, en el caso de las razas que se destinaban a la caza, el aprendizaje puede ser algo más lento, pero ten cuidado: estos cachorros deben controlar la mordida antes de los 4 meses, cuando los dientes definitivos ya sustituyen a los de leche. Si no se ha logrado, es muy importante buscar ayuda profesional, como la de un adiestrador canino.
Ahora que ya sabes cómo enseñarle a un cachorro a no morder, ¡a jugar!