¿Cómo saber si mi perro es feliz? 10 signos de felicidad canina
¿Cómo puedo estar seguro de que mi perro es feliz? ¿Lo estoy haciendo bien y le estoy dando una vida con la que esté satisfecha? Todos nos hemos planteado estas preguntas alguna vez.
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Decirle adiós a un ser querido es un pensamiento del que muchos prefieren alejarse. Sin embargo, es importante considerar una posible eutanasia de antemano. Te explicamos qué se puede esperar cuando hay que sacrificar a un perro.
La decisión sobre si sacrificar a un perro o no, por desgracia, no siempre es clara. Incluso con perros con enfermedades crónicas, es difícil tomar la decisión por ellos: hoy es el último día.
Cuando hablamos de sacrificar a un perro nos referimos a la eutanasia. Esta palabra proviene del griego eu, que significa bueno, y thanatos, que significa muerte, es decir, buena muerte. La idea fundamental de la eutanasia en perros es que la muerte es su liberación.
Por muy difícil que sea la respuesta a la pregunta de si debes sacrificar a tu perro, no estás solo/a. El veterinario es la persona más indicada para ayudarte a decidir el momento correcto. Pregúntale cómo ve la calidad de vida de tu peludo y cuál sería el momento adecuado para liberarlo.
También es posible que el perro muera pacíficamente en casa de muerte natural. En este caso, el veterinario también estará a tu lado para apoyarte y administrarle, p. ej., analgésicos.
Sacrificar a un perro solo debería ser la solución cuando un animal está sufriendo y no tiene posibilidad de curarse. El estado de los perros enfermos crónicos o mayores con artrosis severas y otras dolencias empeora en semanas o meses.
Sin embargo, muchos tienen días buenos y días malos, lo que dificulta decidir cuál es el momento oportuno. No obstante, la mayoría de cuidadores intuyen cuándo ha llegado el momento de emprender el último camino juntos. Estos son algunos signos:
El perro enfermo o muy mayor:
Los accidentes pueden hacer que una persona de repente se encuentre ante la decisión de si sacrificar a su perro. Es algo así como una eutanasia espontánea. Procura mantener la cabeza fría si alguna vez tienes que tomar una decisión así.
En caso de heridas graves, la valoración del veterinario es importantísima. Ten en cuenta el pronóstico a largo plazo. En caso de duda, puedes pedir una segunda opinión a otro experto, por ejemplo, en una clínica veterinaria.
También hay que recordar que el perro no tiene por qué sufrir un dolor intratable. Si las lesiones son demasiado graves y no hay otra alternativa a la eutanasia, el veterinario te lo dirá.
También se puede dar el caso de una eutanasia espontánea durante una operación planificada. Puede pasar que, al operar, se descubra que el estado del perro es intratable, por ejemplo, por un cáncer avanzado. En estos casos, el veterinario necesita tu consentimiento de antemano.
Por suerte, es extremadamente raro que haya que sacrificar a un perro debido a su comportamiento. A veces, detrás de un comportamiento agresivo se esconden enfermedades como dolor o tumores.
Lo que está claro es que los veterinarios no pueden sacrificar a un perro sin un motivo justificado. En general, un mordisco aislado no es uno de ellos.
Hay dos maneras de sacrificar a un perro, siempre que esto se pueda planificar. En cualquier caso, es aconsejable que el veterinario sea de confianza para el perro y para ti.
Si se planifica la eutanasia de un perro crónico en la consulta, muchos veterinarios la dejan para el final. Así, tienes un poco más de tiempo para despedirte.
Por suerte, muchos veterinarios también ofrecen visitas a domicilio para el procedimiento. De esta manera, puedes decirle adiós a tu peludo en un entorno conocido.
Sin embargo, algunos veterinarios advierten de las posibles consecuencias negativas de esto. Hay perros enfermos que se asustan cuando el veterinario aparece como intruso en su lugar de descanso, su hogar. La eutanasia en casa es menos estresante si la realiza un veterinario ambulante conocido con quien hayas tenido buenas experiencias.
En cualquier caso, tú conoces mejor que nadie a tu perro y sabes qué entorno es el más indicado para el último camino juntos.
El veterinario te explicará de antemano lo que va a pasar. Existen dos maneras de sacrificar a un perro.
Hay perros a los que, antes de la eutanasia, se les administra un calmante con una inyección muscular. Pasados unos minutos, el perro se queda profundamente dormido. A continuación, el veterinario le inyecta la sustancia que le provoca el paro respiratorio. El perro ya no se entera de nada de esto.
En la segunda variante, el veterinario introduce un catéter venoso y la sustancia llega directamente a la circulación. El perro pierde la consciencia en cuestión de segundos. Sin embargo, antes de introducir el catéter, el veterinario puede anestesiarlo para que se duerma en lugar de desplomarse repentinamente.
La sustancia es la misma en ambos casos. Suele tratarse del principio activo pentobarbital, que antiguamente se utilizaba como sedante para las personas. Para sacrificar a un animal, se administra una sobredosis intencionada.
En el momento de la eutanasia, la mejor manera de ayudar a tu perro es estar con él e irradiar toda la calma y serenidad posibles. Acarícialo en su zona preferida y háblale suave y delicadamente.
El coste de sacrificar a un perro varía en función de la clínica veterinaria. Puede oscilar entre los 100 y los 200 euros, por ejemplo, para emergencias o servicios a domicilio. A este precio se pueden añadir los gastos de la incineración, así como los gastos de transporte.
Si ya sabes de antemano qué vas a hacer con el cuerpo, te ahorrarás tener que tomar decisiones bajo presión. Después de sacrificar a un perro, existen las opciones siguientes:
Puedes incinerar a tu perro en el crematorio de animales y llevarte las cenizas. Puedes enterrarlas, esparcirlas en el lugar preferido del perro en el bosque o guardarlas en una urna.
La incineración puede costar entre 200 y 350 euros. También es posible —y caro también— convertir las cenizas del perro en un diamante.
Además, existen las incineraciones colectivas, que son más económicas.
Enterrar a un perro en un terreno privado en España solo está permitido en ciertas regiones y con un permiso de las autoridades. Las multas que se imponen pueden ser elevadísimas.
Además, en los casos en los que está permitido, el animal no debe haber muerto por enfermedad, entre otros requisitos. La alternativa es enterrar a tu peludo en un cementerio autorizado.
Después de sacrificar a un perro, el veterinario pregunta al cuidador qué quiere hacer con el cuerpo. Si no decides nada al respecto, el veterinario llamará a una empresa especializada, que se encargará de él, habitualmente mediante incineración. Hay ayuntamientos que ofrecen este servicio de forma gratuita, pero también se puede tener contratado un seguro que lo cubra.
Después de sacrificar a un perro, muchas personas sienten un enorme vacío porque su amigo ya no está.
Cada persona gestiona la muerte de su perro a su manera. Hay quienes prefieren deshacerse de todo enseguida y a otros les ayudan a despedirse objetos cotidianos, como comederos o correas. Tómate el tiempo que necesites. Aquí tienes unos consejos para lidiar con la pena tras la muerte de tu peludo.
Mucha gente se consuela con la idea de que su amigo ha cruzado el puente del arcoíris. Existen historias y poemas al respecto en internet. Los que han perdido a su perro o gato desean que estén sanos y felices al otro lado del puente, jugando y esperando la llegada de su humano. Después de su muerte, volverán a estar juntos.
También hay quienes crean una pequeña sepultura en el cementerio de animales para ir a llorar a su amigo. Los adornos y las flores ayudan a mucha gente a procesar la pérdida de su perro. También se puede crear un altar sin tumba. Por ejemplo, puedes colocar una foto de tu perro con una vela en el salón.
«Solo era un perro»: cuando oyes esta frase después de la muerte de tu peludo, sientes que no te entienden. El contacto con otros amantes de los animales puede ayudar a procesar la pena. Ellos conocen el dolor de la despedida y pueden darte consuelo. Además, hay foros en internet en los que puedes encontrar a otras personas que te ayuden a superarlo.
Acepta la pena, pero no te sientas culpable si no tienes ganas de llorar. Si el perro llevaba tiempo enfermo, puede que ya hayas pasado por una parte del luto antes del último adiós.
¿Han pasado semanas desde la muerte de tu perro y sigues sintiendo una pena enorme? ¿Tienes problemas para superar el día a día? En ese caso, a veces es recomendable buscar ayuda profesional. Los expertos están ahí para ayudarte a lidiar con este periodo tan difícil.
Tus otros perros también pueden sentir pena cuando su amigo ya no esté. Lógicamente, no podemos saber lo que están pensando. Sin embargo, cuando otro perro de la manada ya no está, a la mayoría de perros les cambia el comportamiento. Lo echan de menos. Esto también pasa cuando muere un gato.
Estos son algunos signos de pena en perros:
Si tienes varios perros, ten en cuenta que también pueden producirse conflictos. De hecho, hay que reorganizar la jerarquía después de la pérdida.
A los perros les ayuda poder olfatear a su amigo muerto para decirle adiós. De este modo, se evita que los busquen con desasosiego. No obstante, los perros también crean rituales de luto, como sentarse junto a la puerta a esperar todos los días.
La mejor manera de ayudar a tu perro es mantener la calma y transmitirle seguridad. Mantén las rutinas diarias, dale mimos cuando los necesite e introduce sesiones de juegos distendidos en el día a día.
Además, conviene que esperes unas semanas antes de adoptar a otro perro. La mayoría de perros necesitan este tiempo para procesar la pérdida. Si tu perro sigue sintiendo pena meses después de la muerte de su amigo, pide consejo al veterinario.
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