¿Cómo saber si mi perro es feliz? 10 signos de felicidad canina
¿Cómo puedo estar seguro de que mi perro es feliz? ¿Lo estoy haciendo bien y le estoy dando una vida con la que esté satisfecha? Todos nos hemos planteado estas preguntas alguna vez.
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Cuando va a llegar un bebé a una familia, las prioridades cambian. Hasta ahora, el perro era el centro de atención, pero dentro de poco todo girará en torno al bebé. Te explicamos cómo acostumbrar a perros y bebés a convivir durante el embarazo, el parto y los primeros meses juntos.
Un niño trae cambios consigo, tanto espaciales como sociales. Es importante no enfrentar al perro a la nueva situación de golpe y darle la oportunidad de acostumbrarse a ella.
Hay que proceder con tacto para juntar a perros y bebés. Si se consigue, no hay nada que impida que puedan convivir pacíficamente.
Además, puedes aprovechar el embarazo para definir normas y preparar al perro para su nuevo papel en la familia. Para que el bebé y el perro puedan vivir tranquilos bajo el mismo techo, puede que el peludo tenga que cambiar su comportamiento. Esto se puede entrenar.
Consejo: lo mejor es empezar a la mitad del embarazo, ya que la última fase es muy agotadora para la madre.
Cuando llega un nuevo miembro a la familia, todo el mundo debe redefinir su posición en ella. El bebé exigirá mucho tiempo y, en la mayoría de casos, estará por delante del perro. Esto puede ser una situación inusual para el peludo.
Debe aprender que ya no puede exigir tus atenciones constantemente, sino que las recibirá cuando tú decidas. Es importante que tengas empatía y actúes según requiera la situación.
Acostumbra al perro antes del parto con una presencia asertiva y soberana a que ahora rigen normas claras. Por ejemplo, ordénale que vaya a su cama y déjalo ahí. Solo podrá jugar cuando lo llames.
Cuando un perro juega, puede volverse muy salvaje y un diente o una uña podrían acabar donde no deben. En el futuro, si el bebé está jugando, esto no puede pasar. Por eso, es aconsejable educar al perro para que tenga más cuidado en general.
Lo mejor es que, cuando estéis jugando, le enseñes que debe comportarse con precaución y reserva a tu orden. Si se muestra demasiado agresivo o gruñe, quítale el juguete. Devuélveselo solo cuando vuelva a estar tranquilo y se porte bien.
La introducción de una orden puede ayudar a dejar claro al perro cuándo ha llegado al límite de intensidad. Por ejemplo, repítele ¡Cuidado! una y otra vez e interrumpe el juego si sobrepasa este límite.
Si ahora sigues jugando después del momento crítico, hazlo con suavidad y lentitud. Así, harás que el perro vea la diferencia claramente. Si te hace caso, recompénsalo. Acarícialo generosamente como más le guste y dale sus golosinas preferidas.
La mayoría de perros tienen más cuidado con los bebés y los niños pequeños de forma instintiva. No obstante, si es necesario, puedes parar al perro con la nueva orden desde la distancia.
Durante el embarazo puedes hacer muchas cosas para que tu perro se lleve de maravilla con el nuevo miembro de la familia.
Los perros son criaturas sociables y sufren cuando se sienten excluidos. Dale a tu perro la sensación de que pertenece a la familia. Durante el embarazo puedes incluirlo activamente dejando que te escuche la barriga y manteniéndolo cerca.
Acarícialo en estos momentos tan íntimos y muéstrale que todo va bien. Aunque cueste de creer, en cuanto oiga el latido del feto en el vientre, entenderá instintivamente lo que pasa.
Si todo va bien, el peludo aceptará al bebé no nato a partir de este momento como nuevo miembro de la familia.
Un embarazo también afecta al domicilio. Hay que montar la habitación del niño/a, instalar una cuna y comprar un carrito.
Coloca los nuevos muebles en su lugar definitivo ya durante el embarazo. Así, el perro tendrá la oportunidad de familiarizarse con ellos y perderles el miedo. Cuando llegue el bebé, se habrán convertido en algo normal.
Consejo: un carrito de bebé puede asustar a los perros. Llévatelo con vosotros cuando salgáis a pasear antes de que nazca el bebé. Así, el perro conocerá el proceso y se relajará.
¿Tienes amigos o conocidos que hayan tenido un bebé? Pídeles que te ayuden a crear situaciones supervisadas en que el bebé y el perro tengan contacto.
De este modo, tu perro tendrá primeras vivencias y practicará cómo tratar con bebés y niños pequeños. Las experiencias que tenga con estos niños las trasladará automáticamente a tu bebé.
Por fin ha llegado el momento: ya están aquí las contracturas y hay que apresurarse al hospital. Por suerte, ya tienes la bolsa preparada. Pero ¿qué haces con el perro? Esta cuestión debe quedar aclarada de antemano.
Decide quién se ocupará del perro y, en caso de emergencia, quién podrá venir a buscarlo en plena noche. Si es posible, elige a alguien de confianza. Si el perro está bien cuidado en el momento del parto, ya habrás hecho la mayor parte.
Ahora, al perro no debe faltarle de nada. Si está bien alojado, juegan con él y le ofrecen atenciones, no relacionará al bebé con una sensación de decepción, soledad ni abandono.
Ahora se avecina una época muy intensa. Por un lado, el bebé requiere tu atención constantemente. Por otro lado, debes prestar atención a las reacciones del perro, sobre todo cuando se conozcan.
El primer encuentro entre perros y bebés debe ser un momento tranquilo. Preséntale el bebé al perro cuando no esté llorando y el peludo esté tranquilo y contento. Siéntate con el bebé en brazos en el sofá o en una silla y deja que el perro se acerque a olfatearlo.
En la mayoría de casos, este primer contacto es pacífico. En caso de emergencia, puedes levantarte rápido y poner al bebé fuera del alcance del perro. Para más seguridad, puede haber una segunda persona que sujete al perro con la correa.
Deberías recompensar al perro cada vez que sea cuidadoso con el bebé. Acarícialo, dale chucherías y dile lo bien que se ha portado.
El perro percibirá la nueva situación como positiva desde el principio y no relacionará al bebé con nada negativo. De esta manera, no le costará aceptar al nuevo miembro de la familia.
¿Tu perro ha aceptado al bebé y es cuidadoso con él? ¡Estupendo! Disfruta de tu felicidad en familia, pero no te fíes. Nunca debes perder al bebé de vista cuando el perro se encuentre en la estancia.
Los bebés y los niños pequeños a menudo rebasan los límites sin ser conscientes. Por ejemplo, si el bebé le agarra el pelo con fuerza, esto puede hacerle daño al perro. A consecuencia, podría defenderse instintivamente.
Si estás atento/a, te percatarás de la situación a tiempo. El perro suele reaccionar con un lenguaje corporal diferente e indica que la situación es demasiado para él. Aquí debes intervenir para que la situación no se agrave y se produzcan daños permanentes en la relación entre ambos.
Cuando llega un bebé a la familia, ahora es más importante que nunca que todo el mundo tenga su refugio. Este puede ser un lugar fijo o una estancia entera. Tanto las personas como los animales deben tenerlo a su disposición.
La habitación infantil es un lugar de descanso, de juego y de relajación. Aquí dormirá el bebé, le cambiarán los pañales y lo vestirán tranquilamente sin otros factores que requieran atención.
Por lo tanto, reflexiona bien sobre si quieres dejar que el perro entre en esta habitación. Si lo haces, es mejor que solo pueda entrar con permiso.
Déjale claro que aquí es un invitado y que no debe dar por sentado que puede permanecer en la estancia. Recompénsalo cuando se porte bien y échalo de la habitación pasado un rato.
Si tu piso es pequeño y no tiene espacio para una habitación infantil, crea zonas prohibidas. Instala una isla para el cambiador y ordénale al perro que mantenga la distancia. Si hace lo que le dices, recompénsalo con caricias y chucherías.
A la hora de juntar perros y bebés, debes pensar en la higiene. Toma nota de lo siguiente:
Atención: Si tu perro lleva un método antiparasitario, como una pipeta o un collar, debes ir con mucho cuidado. Durante esta época, deberás evitar el contacto entre el perro y el bebé, especialmente que el bebé le toque el pelo. Lávate tú también las manos a fondo después de tocar al perro.
De todos modos, tampoco exageres con la higiene. A la larga, un entorno demasiado limpio perjudica más que ayuda. Los bebés son más resistentes de lo que pensamos. Los primeros meses de vida, el contacto con muchos microorganismos entrena su sistema inmunitario. Así pues, desinfecta solo cuando la suciedad sea muy intensa o en caso de pequeñas heridas.
¿El perro le gruñe al bebé o se pone entre tú y él? Que no cunda el pánico: un poco de celos al principio es normal. Dale tiempo al perro y no lo riñas. Esto reforzaría aún más sus sentimientos negativos y reticencias hacia el bebé.
En lugar de ello, aprovecha la oportunidad para asociar al bebé con vivencias positivas para el perro. Mantén la calma y sé claro/a y cariñoso/a en el trato. Ponle límites, pero recompénsalo poco después con tus atenciones. Así, el perro aprenderá que el bebé es lo más prioritario, pero que él también es importante.
Pueden pasar semanas hasta que el perro acepte la nueva situación y se acostumbre al bebé. No obstante, si tiene serios problemas con él que no mejoran pasadas unas semanas, necesitarás ayuda profesional.
En este caso, no dudes en acudir a un adiestrador canino con experiencia. Él te dará consejos útiles y te ofrecerá orientación personalizada sobre perros y bebés.
A la mayoría de perros les gustan los bebés. Sin embargo, la llegada de un recién nacido puede constituir un desafío al principio. Empieza a preparar al perro para los cambios inminentes con tiempo y no lo descuides. Así, le resultará más fácil aceptar los cambios y al nuevo miembro de la familia.
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