¿Cómo saber si mi perro es feliz? 10 signos de felicidad canina
¿Cómo puedo estar seguro de que mi perro es feliz? ¿Lo estoy haciendo bien y le estoy dando una vida con la que esté satisfecha? Todos nos hemos planteado estas preguntas alguna vez.
No pueden leer correos electrónicos ni coger el teléfono. Sin embargo, los perros en la oficina pueden aumentar enormemente la productividad y el bienestar del personal. Te explicamos cómo funciona y qué derechos tienes como cuidador/a y trabajador/a.
Horas y horas delante del ordenador, reuniones eternas, visitas de clientes constantes y el teléfono que no para de sonar: el día a día de muchas oficinas no parece ser muy adecuado para los perros a primera vista.
Al fin y al cabo, un perro reclama la atención de su cuidador/a y necesita la naturaleza para retozar. Pese a estas aparentes contradicciones, en muchas oficinas hay perros que se tumban debajo del escritorio de su cuidador/a.
Existen estudios que afirman que trabajar con la presencia de un perro puede tener muchas ventajas. De hecho, esto puede incluso favorecer el rendimiento y el ambiente de trabajo.
Además, los perros también se benefician de que los lleven a la oficina. Están menos tiempo solos, disfrutan de la compañía de su persona de referencia y reciben el cariño de mucha gente. Así pues, una buena noticia para todos los que trabajan y sueñan con tener perro: si se reúnen todos los requisitos, los perros en la oficina pueden ser una realidad.
Aparte de unas pocas grandes empresas internacionales que tienen una política de perros y permiten a los trabajadores llevarse al perro al trabajo expresamente, no hay ninguna ley en ningún país europeo que recoja este derecho.
Así pues, no puedes exigir legalmente que te dejen llevar al perro a la oficina. Más bien, todo depende de la buena voluntad de tu jefe/a. Obviamente, tus compañeros también tienen que estar de acuerdo. Al fin y al cabo, la idea es que el perro mejore el ambiente de trabajo, no que lo empeore.
En despachos pequeños con pocos empleados y un jefe/a amante de los animales, tener perros en la oficina no suele ser un problema. No obstante, en oficinas con muchas personas juntas, la petición puede sonar rara. En estos casos, debes contar con que el jefe/a no te diga que sí directamente. Pero no te rindas. Con un poco de paciencia y buenos argumentos, es posible que puedas convencer a tus superiores y compañeros.
Si tu jefe/a te dice que sí, ya habrás superado el mayor obstáculo. Sin embargo, ahora te toca convencer a tus compañeros de las ventajas de los perros en la oficina.
Si es posible, habla con todos ellos y asegúrate de que ninguno de los que se sientan cerca tenga alergia. Además, debes tomarte todas sus objeciones en serio. Si reina un ambiente de comprensión y confianza, puede que incluso convenzas a los más críticos con los argumentos siguientes (demostrados científicamente).
Para poder tener perros en la oficina que influyan positivamente en todo el personal, estos deben reunir ciertos requisitos. Un cachorro impetuoso o un perro agresivo no contribuyen a reducir el estrés.
Básicamente, el perro debe tener cierta edad y no ser ya un cachorro ni un perro joven. Debe estar bien educado, dominar la obediencia básica y, sobre todo, estar bien socializado. Tiene que ser siempre simpático con las personas, no ser agresivo, nervioso ni miedoso y no mostrar un comportamiento territorial.
Además, el perro debe aceptar que no sea el centro de atención durante un rato. Debe ser capaz de quedarse solo en la oficina de vez en cuando, por ejemplo, durante una reunión importante.
Sería útil que tuviera otra persona de referencia en la oficina y los compañeros pudieran atenderlo en tu ausencia.
No obstante, debes entender que no a todo el mundo le gustan los animales. Sin embargo, si tu perro se porta de forma ejemplar en la oficina, seguro que ablandará a más de uno.
Si tienes dudas sobre el comportamiento de tu perro, es mejor que dejes el proyecto para más adelante. En este caso, es aconsejable que primero te dediques a practicar la obediencia básica con él. También puede resultarte útil asistir a una escuela canina.
No solo el perro debe reunir ciertos requisitos, sino también el puesto de trabajo. Tanto el perro como los compañeros deben estar a gusto con la situación. Es muy importante que haya suficiente espacio en la oficina y que el perro tenga su refugio propio.
Este puede ser una camita o una manta junto a tu mesa o un transportín. El lugar que le asignes debe ser permanente y no encontrarse en una zona de paso. Además, piensa en dónde colocar el bebedero y la comida de tu perro. Lo ideal sería que también tuviera un lugar fijo donde comer.
Por otra parte, la oficina debe ser fácil de ventilar y no debe hacer mucho calor en verano. Es importante que haya zonas verdes en la zona para que pueda salir a pasear en los descansos. Por último, siempre debes prestar atención a la salud de tu perro. Los perros propensos a enfermedades articulares no deben subir escaleras con frecuencia. Una oficina en un piso alto sin ascensor no sería adecuada para ellos.
Si se cumplen todos estos requisitos, no hay ningún problema con tener perros en la oficina. Sin embargo, debes pensar de antemano en cómo mantenerlo entretenido.
Lógicamente, el perro tiene que ser tranquilo y no estar exigiendo atenciones y entretenimiento a cada minuto. Al fin y al cabo, estás en la oficina para trabajar. No obstante, el perro puede hacer pequeñas tareas que le darán la sensación de ser uno más.
Puede que se divierta tirando los documentos viejos a la papelera arrugados en forma de bolas de papel. También puedes encargarle pequeños recados para los compañeros, que abra puertas o que encienda la luz.
Con recompensas positivas en forma de chucherías o adiestramiento con clicker puedes practicar estos ejercicios en casa. Tampoco debes olvidar llevar juguetes, artículos masticables o snacks saludables para que se entretenga de forma variada.
Para que trabajar con tu perro sea un éxito, debes acostumbrarlo paulatinamente. No conseguirás nada llevándolo a la oficina ocho horas de un día para otro. Incluso el perro más tranquilo y flexible del mundo se vería abrumado.
Dale tiempo a él y a tus compañeros para acostumbrarse unos a otros gradualmente. Para ello, llévalo al principio solo unas horas. Para que esta fase sea positiva para todos, deberías hablar sobre los primeros días y semanas con tu jefe/a. Puede que te permita venir a la oficina solo por la mañana al principio y terminar la jornada en casa.
Si se requiere tu presencia en la oficina durante varias horas, deberías buscar a un canguro o una residencia de día para el periodo de adaptación.
Poco a poco podrás ir aumentando el número de horas. Si se cumplen todos los requisitos y tu perro puede salir a pasear lo suficiente, es muy posible que pronto pueda pasar toda la jornada contigo.
Está claro que los perros en la oficina constituyen un enriquecimiento en muchos sentidos. No solo contribuyen a la satisfacción del cuidador/a y del perro, sino también al bienestar y rendimiento del personal.
Dales a tus compañeros la sensación de que todos sois responsables de su bienestar, no solo tú. Esto reforzará la cohesión y la confianza mutua.
Además, muéstrate abierto/a a escuchar las sugerencias y dudas de tus compañeros. Si tienen miedo de que haya piojos o parásitos en la oficina, puedes mostrarles un certificado del veterinario. Por otra parte, un justificante de asistencia a una escuela canina puede convencer a más de uno.
Si a tus compañeros les molesta el olor a perro, procura que haya suficiente ventilación y practica una buena higiene del pelo de tu perro. Los perros cuidados huelen menos y favorecen un ambiente agradable.
¿Cómo puedo estar seguro de que mi perro es feliz? ¿Lo estoy haciendo bien y le estoy dando una vida con la que esté satisfecha? Todos nos hemos planteado estas preguntas alguna vez.
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