¿Cómo saber si mi perro es feliz? 10 signos de felicidad canina
¿Cómo puedo estar seguro de que mi perro es feliz? ¿Lo estoy haciendo bien y le estoy dando una vida con la que esté satisfecha? Todos nos hemos planteado estas preguntas alguna vez.
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Debido al estado de alarma por el coronavirus muchos de los que tienen perro han pasado más tiempo en casa. Ahora, poco a poco, comienzan a reducirse las restricciones: en lugar de trabajar desde casa ya se podrá volver a la oficina, por las tardes se podrá ir al cine en lugar de quedarse en el sofá, etc. Algunos perros sufren cuando su humano pasa más tiempo fuera de casa. Te damos consejos sobre cómo acostumbrar a tu perro a la rutina después del confinamiento por el COVID-19.
Los perros adoran estar con su manada y tú eres parte de ella. Desde el inicio del estado de alarma debido a la epidemia del coronavirus, la mayoría de las personas pasan mucho más tiempo en casa. Los niños estudian en la mesa de la cocina y no en el colegio, los adultos trabajan desde casa y las compras se hacen por internet. Las actividades como las visitas a los museos o ir al cine tampoco han sido posibles. ¡Una temporada estupenda para nuestros perros! La mayoría se ha acostumbrado muy rápido a estar todo el tiempo con sus humanos. Por eso puede costarles bastante cuando esto cambia de repente. Este tipo de transiciones no solo son un desafío en épocas del COVID-19. También lo son después de largas enfermedades u otros cambios como un divorcio.
Algunos perros a los que les resulta difícil quedarse solos ladran durante la ausencia de sus humanos, algunos incluso aúllan. No es de extrañar que, a la larga, esto provoque las quejas de los vecinos. También se dan casos de perros que destrozan la vivienda para liberar el estrés. Otros canes sufren en silencio. Se pasan horas observando la puerta de la entrada y de ahí no se mueven ni un milímetro. Están en tensión, el corazón les late fuerte y algunos jadean. Solo cuando sus humanos vuelven se duermen agotados. Si sospechas que tu perro encaja en esta categoría es conveniente hacerte con una cámara de vigilancia para mascotas. A través de esta puedes ver en tu smartphone lo que tu compañero canino está haciendo en tu ausencia.
Aquellos que tomen precauciones durante la cuarentena por el COVID-19 tendrán menos problemas con este cambio más adelante. Las personas que están en casa con su perro todo el día y solo salen para pasear con el can, se entretienen mucho más con su amigo canino. ¡Aquí no hay nada que objetar! Por ejemplo, puedes practicar nuevos trucos con tu perro, si es necesario trabajar la obediencia básica o simplemente disfrutar de los mimos en el sofá.
Sin embargo, asegúrate de tomar descansos específicos durante los cuales tu perro permanezca relajado y solo. Aprovecha esos momentos para ordenar el trastero mientras el perro se queda dentro de casa. Disfruta de un relajante baño de espuma, por supuesto sin la presencia del perro. Ignora a tu peludo si intenta animarte a jugar con él mientras estás entretenido. El can debe aprender que no todo gira en torno a él. Además, es conveniente practicar el salir de casa. Incluso cuando esto nunca ha sido un problema para tu cuadrúpedo, mantener el hábito no tiene nada de malo.
¿Estás contento porque el aislamiento debido al coronavirus está llegando a su fin, pero tu perro muestra indicios de miedo a quedarse solo? Sobre todo, los perros jóvenes deben ir acostumbrándose a este cambio. Lo más fácil es establecer rituales que tu can relacione con salir de casa. De lo contrario, el tintineo de las llaves o ponerse ciertos zapatos se pueden convertir en estímulos clave para el perro, lo que le causará miedo. Incorpora estos estímulos en la vida cotidiana sin salir de casa: ponte la chaqueta dentro del salón, juega con las llaves y siéntate en el sofá. O al revés, sal de casa por un momento sin chaqueta, bolso y demás. De esta manera evitas situaciones en las que tu perro ya se desequilibra por el miedo antes de que salgas por la puerta.
Sobre todo, durante los primeros días después del comienzo de la reducción de las medidas del confinamiento se aplica lo siguiente: comienza dejando solo a tu peludo por períodos cortos. Si tu cuadrúpedo se pasa la mitad del día solo debido a tu trabajo, no hagas planes sin él por la tarde. En general, un perro no debe pasar más de cuatro horas diarias solo. Si tienes dos perros o el can tiene acceso a un jardín seguro, son seis, en casos excepcionales hasta ocho, horas al día. Por supuesto que hay diferencias de raza: una manada de perros de trineo puede quedarse sola más tiempo que un cariñoso affenpinscher.
Practica el dejar solo a tu peludo y hazlo poco a poco: comienza con dos minutos y amplía este período con calma y paciencia. Una cámara de vigilancia para animales domésticos también puede ser de gran ayuda. Lo ideal sería que volvieras a casa mientras el perro esté (aún) relajado.
La fase de impronta es especialmente importante para los cachorros: durante las primeras semanas de vida los perritos llegan a conocer todo lo que puedan del mundo. Por ejemplo, las escuelas para cachorros, los paseos en metro, la visita a una cafetería y un paseo por la zona peatonal. Por eso, si has adoptado un cachorro poco antes o durante la cuarentena por el coronavirus, hay muchas cosas que tu perro aún no ha podido descubrir junto a ti. Apúntate a una escuela para perros si quieres que tu peludo tenga contacto seguro con otros perros jóvenes. Involucra a tu joven can lo antes posible en la vida externa al aislamiento por el COVID-19. Si surgen problemas, consulta a un entrenador de perros. Aunque hayas adoptado un perro adulto justo antes o durante las restricciones iniciales, tómate el tiempo necesario para acostumbrarlo a las nuevas circunstancias.
¿Tu recién llegado cuadrúpedo no se adapta a estar solo? Busca una residencia canina o un cuidador de perros. Esto es una buena solución temporal y así puedes concentrarte en el entrenamiento. El hecho de que un perro que está siendo entrenado para poder estar solo en casa pase muchas horas en soledad es contraproducente. Una residencia canina también puede ser una solución a largo plazo. Sobre todo, si te das cuenta de que a veces no puedes cubrir la necesidad de movimiento de tu perro. A lo mejor, como alternativa durante la transición, puedes pedir apoyo a algún miembro de tu familia.
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