{"url":"https://www.zooplus.es/magazine/perros/adiestramiento-canino/perros-dominantes","title":"Perros dominantes: cómo controlar a tu perro alfa","mag_id":210872,"is_single":true,"cat_name":"Perros","sub_cat_id":237,"sub_cat_name":"Adiestramiento canino","cat_id":225}
Si tu perro es dominante, se debe a errores en la educación.
Cuando los perros no escuchan, son agresivos con otros perros, muestran un instinto protector exagerado y no dejan que nadie se acerque a su comida, esta conducta se suele interpretar como dominancia, que hay que impedir. Pero ¿qué significa exactamente la dominancia en perros? ¿Solo son perros dominantes los animales alfa y realmente tengo un problema de dominancia si mi perro no obedece?
Los perros descienden del lobo y, como los lobos, viven por naturaleza en manada. Al igual que sus antepasados, saben que la vida en manada es más fácil y menos agotadora que en solitario. Juntos pueden protegerse mejor de los peligros y cazar mucho mejor que solos. En contra de la creencia popular, en las manadas de lobos y perros no existe una jerarquía estricta que se deba conservar a base de violencia y luchas de poder agresivas. Al contrario: los perros y lobos salvajes conviven en una especie de grupo familiar que se guía por los animales más mayores y experimentados del grupo. No obstante, no se producen luchas agresivas por el puesto de animal alfa, es decir, de líder.
¿Líder o subordinado por naturaleza?
Estudios recientes sobre lobos y perros salvajes afirman que no existe un alfa claro que sea siempre el líder indiscutible. Es cierto que algunos miembros de la manada pueden mostrar un comportamiento dominante. Sin embargo, este no depende de su papel en la manada, sino de una situación concreta. Por ejemplo, si un perro tiene un hueso, ahora es el líder que decide sobre el recurso hueso. Los demás miembros no lo ponen en duda y aceptan que ahora él tiene la palabra. Se convierten, pues, en subordinados automáticamente. Con esto, el dueño del hueso no deviene el líder absoluto que siempre recibe primero la comida. Por ejemplo, si un animal antes subordinado se hace con una presa, ahora puede decidir él solo sobre ella y no debe cedérsela al supuesto alfa primero. Que un perro se comporte de forma dominante o sumisa depende de cada situación y momento.
¿El perro alfa es un mito?
Si los lobos salvajes muestran agresividad, lo suelen hacer solo ante lobos que no pertenecen a su familia y que suponen una amenaza para la manada, ya sea porque quieren pelearse por su comida o por su territorio. A diferencia de la creencia popular, ni los lobos ni los perros ansían una posición de poder en la manada. Los perros alfa que deben demostrar su rango con peleas de dominancia dentro de la manada no existen por naturaleza entre los perros salvajes.
¿De dónde viene el miedo a los perros dominantes?
A pesar de estos nuevos descubrimientos, la teoría del perro alfa que muestra demasiada dominancia ante su líder humano persiste. Si un perro no obedece, esto se suele interpretar como un intento de asumir su papel de líder. Quiere dárselas de animal alfa y demostrar su poder ante el humano. Si el adiestramiento no surte efecto y el perro torea al cuidador, esto suele justificarse con que el perro es muy dominante. Pero ¿qué es realmente la dominancia? ¿Se puede detectar por cierta desobediencia ante la persona de referencia? Y, por el contrario, ¿el perro tiene que ser sumiso para obedecer a su cuidador?
¿Tiene sentido el adiestramiento para perros alfa?
Hace años que los expertos y adiestradores coinciden en que el adiestramiento solo puede funcionar si el perro acepta que su cuidador es el jefe de la manada. Para reforzar esta posición de liderazgo, hay que implementar métodos que muestren al perro su posición subordinada en la manada. Hoy día sigue habiendo muchos que piensan, p. ej., que un perro no debe recibir su comida hasta que su cuidador haya comido. Además, el cuidador debe cruzar siempre la puerta por delante del perro y nunca cederle el paso. Dormir en la cama del cuidador o ponerse en su sitio preferido debería estar prohibido.
En muchos libros de adiestramiento canino se describía la técnica alpha roll. Consiste en mantener al perro desobediente en una posición de sumisión en el suelo. Por desgracia, estos métodos tuvieron muy poco éxito. Los supuestos problemas de dominancia, como tirar de la correa, ignorar órdenes, defender la comida con agresividad o saltar encima de la gente, no se solucionaron con este adiestramiento. Y ¿por qué?
Un perro no es desobediente porque sea dominante
El problema de este adiestramiento para perros alfa es que se basa en la suposición de que los perros quieren asumir el liderazgo por naturaleza e intentan imponer este deseo continuamente con una conducta dominante. Como decíamos, estudios científicos recientes sobre lobos y perros salvajes ponen en duda este afán instintivo por el rol alfa. Además, es incierto que los perros vean a su familia humana realmente como una manada. Muchos expertos opinan hoy día que los perros solo forman una manada con sus congéneres. Esto significa que saben perfectamente que ellos y nosotros no somos iguales. Por tanto, decir que la causa de la desobediencia, la agresividad o la testarudez es del deseo de dominancia no solo sería falso, sino que no correspondería al deseo real del perro. El hecho es que un perro no es desobediente porque sea dominante, sino porque está mal o poco adiestrado.
¿Qué es realmente la dominancia y cómo se detecta?
Aunque suene muy fácil, los perros dominantes no manifiestan su comportamiento tirando de la correa porque quieran llevar la voz cantante o mostrándose agresivos con los extraños porque les corresponda el papel de animales alfa protectores. De hecho, la dominancia en perros se manifiesta más bien con una presencia destacable y la paz interior del perro. Los perros dominantes son seguros de sí mismos. Son conscientes de su superioridad y no necesitan gruñir ni ladrar fuerte para demostrar nada. En un grupo de perros retozando, el perro dominante es más bien el que se mantiene relajado al margen. No es que sea tímido, sino que no necesita estas peleas tontas. Su postura es erguida y se mueve con seguridad y estabilidad, con la cabeza y las orejas levantadas. La cola apretada o el lomo redondeado, signos de miedo o nerviosismo, apenas se ven en los perros dominantes.
Cómo interpretar correctamente el comportamiento problemático en perros
A pesar de estos nuevos conocimientos, los problemas reales que se esconden tras el miedo a la dominancia del perro no han desaparecido. Obviamente, un perro con apariencia de macho alfa que ignora todas las normas y órdenes es un peligro serio. Sin embargo, en lugar de disculpar el problema con la falsa referencia a la dominancia, conviene conocer las causas reales de esta conducta. ¿Por qué mi perro no me hace caso si no porque sueña instintivamente con asumir el mando? Con los cinco ejemplos siguientes te explicamos las posibles causas y cómo controlar el problema de comportamiento del perro.
«Mi perro no obedece mis órdenes».
Que un perro no obedezca las órdenes túmbate, siéntate, fuera o aquí no es solo agotador, sino también peligroso. Pasear con un perro que no camina a tu lado ni viene cuando lo llamas puede convertirse en una carrera de baquetas. Pero la causa de la desobediencia no es que el perro sea un alfa con ansias de autodeterminación y libertad. Por duro que parezca, el origen reside en un adiestramiento incorrecto o insuficiente y, por tanto, es culpa del cuidador. Da igual si es un pastor alemán seguro de sí mismo o un terrier nervioso: todos los perros pueden aprender órdenes. Están dispuestos a seguir a su cuidador, siempre que confíen en él y sus capacidades. Esto significa que deben estar convencidos de que siempre tienes la situación bajo control y que vale la pena obedecerte, ya sea porque es menos agotador o estresante o porque recibirán una recompensa.
Gánate la confianza de tu perro
Una de las causas más frecuentes de la desobediencia es que el perro no confíe en las órdenes ni en su coherencia. Esto pasa, p. ej., si no son claras, se repiten constantemente (sin que pase nada) o son contradictorias. Los perros prestan mucha atención al lenguaje corporal. Si este no se corresponde con la orden, esta puede ser una razón de la desobediencia. Por ejemplo, si le dices túmbate, pero vas corriendo de un lado a otro sin parar, tu perro no entenderá por qué se tiene que tumbar tranquilo. Por eso, asegúrate de que tu perro pueda confiar en la exactitud de tus órdenes.
Tus órdenes deben ser siempre claras y unívocas. Además, deben corresponderse con tu postura y darse en el momento adecuado. Al igual que los elogios y las reprimendas, los perros solo entienden las órdenes si están directamente relacionadas con actos. Reñir a un perro horas más tarde porque ha hecho pipí en la alfombra no sirve para nada. Tampoco sirve para nada explicarle de camino al supermercado que más tarde, cuando lleguéis, te tiene que esperar.
«Mi perro tira de la correa».
Cuando los perros tiran de la correa, muchos se excusan diciendo que son perros dominantes y quieren decidir el camino. En realidad, ningún perro tira de la correa por ser dominante, sino porque quien lleva la correa se lo permite. Hay cuidadores que se ríen mientras tropiezan tras su cachorro juguetón y, cuando es adulto, se preguntan por qué siempre tira de la correa. Si tu perro aprende que vale la pena tirar de la correa porque consigue ir por donde quiere, obviamente lo volverá a intentar siempre. Un buen control de la correa no es una cuestión de sumisión o dominancia, sino de adiestramiento. Enséñale a tu perro que tirar de la correa, literalmente, no lo llevará a ningún sitio.
Una técnica eficaz es pararse en cuanto el perro empiece a tirar de la correa o incluso retroceder unos pasos. No avances hasta que la correa vuelva a estar floja. Mantén este ejercicio con perseverancia. Si lo dejas que tire de la correa de vez en cuando porque tienes prisa y hay que sacarlo rápido a la calle, al final tendrás más trabajo que si procuras desde el principio que aprenda siempre a ir en tu dirección.
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«Mi perro es agresivo con los extraños».
Está demostrado que un perro no nace agresivo. Obviamente, hay razas, como el rottweiler, el pastor alemán, el dóberman o el pit bull, que tienen un instinto protector algo más marcado por naturaleza y un umbral de excitación más bajo que, p. ej., un golden retriever o un labrador. Pero ningún perro ataca a otro perro o a una persona porque sí o porque le gusta demostrar su superioridad. La agresividad no es un problema de los perros alfa, sino de los que se sienten inseguros o incómodos.
Una de las causas más frecuentes de la agresividad ante los desconocidos es que el perro percibe tu inseguridad. Por eso, cree que debe defenderte y protegerte. Si te pones nervioso cuando os cruzáis con un transeúnte en el bosque y temes que tu perro empiece a ladrarle con agresividad en cuanto os acerquéis, tu perro lo notará a buen seguro y acabará mostrando este comportamiento. Los intentos de tranquilizarlo con buenas palabras o caricias no harán más que confirmar su conducta.
Muéstrale a tu perro que tienes la situación bajo control: tienes que convencer a tu perro de que no hay ningún motivo por el que tenga que defenderte o protegerte. Nunca le muestres miedo ni nerviosismo. Actúa con aplomo e intenta ignorar la agresividad del perro, si la situación lo permite. Nunca vayas hacia él y acarícialo y elógialo solo cuando haya conseguido quedarse tranquilo ante el desconocido.
«Mi perro no deja que nadie se acerque a su comida».
Los perros son egoístas por naturaleza y se preocupan por su propio bienestar. Por tanto, defender recursos vitales, como la comida, no es consecuencia de la dominancia, sino del instinto de autoconservación innato. La defensa de presas en manadas de lobos y perros salvajes es natural y un derecho de todos los miembros. En cambio, en la convivencia con personas, que el perro empiece a gruñir cuando su cuidador se acerca al comedero supone un problema. Es importante que aprenda que no tiene por qué defender su comida ante su cuidador humano. Una buena manera de conseguirlo es darle algo para comer de la mano, aparte del comedero (un hueso o una golosina). Así, el perro percibirá la presencia de la persona junto a su comida como algo positivo. Otra opción más arriesgada es quitarle el comedero y no dárselo hasta que espere tranquilamente y acepte tu cercanía pacientemente.
«Mi perro siempre se está peleando con otros perros».
La agresividad contra otros perros puede tener muchas causas. Las dos más frecuentes son que el perro crea que tiene que defenderte del otro perro (lee «Mi perro es agresivo con los extraños») o que lo perciba como a un rival, ya sea en la lucha por su comida, su cama preferida o tu atención. Esto último nada tiene que ver con celos, sino simplemente con que el perro mira por su beneficio por naturaleza. Tampoco se trata de hacerle daño al otro perro, sino de conseguir lo mejor para uno mismo. Si en un hogar conviven dos o más perros, estas peleítas por los recursos se producen de vez en cuando. Como suele ser el caso, el problema no es la conducta de los perros, sino la de las personas.
Si viven varios perros en un hogar: como cuidador de varios perros, quieres tratarlos de la manera más justa posible. Nos duele ver cómo un perro siempre pesca la golosina o atraviesa la puerta primero mientras el otro debe ceder. Queremos prohibir este comportamiento, pero, al hacerlo, no hacemos más que empeorar las cosas. Los perros no se lo toman como algo personal cuando salen perdiendo. Establecen jerarquías en cada situación entre ellos y aceptan que su congénere sea el más dominante en muchas de ellas. Si das preferencia al supuesto perro más débil dándole primero la golosina y riñendo al perro alfa por su egoísmo, perjudicarás la relación entre ellos. En lugar de buscar la paz, debes fomentar la confrontación. Aunque te resulte difícil, muéstrales que aceptas su jerarquía y que no hace falta demostrarla constantemente.
El adiestramiento correcto: consecuente, pero no dictatorial
Como ves, el comportamiento desobediente y travieso, la agresividad y la rivalidad no tienen nada que ver con la dominancia. En general, los perros simplemente no han aprendido nunca que su conducta es indeseada. Así pues, el problema es nuestro, como casi siempre.
Cuando un perro, en nuestra opinión, se comporta de manera dominante, en la mayoría de casos simplemente está mal adiestrado. Los perros se guían por las personas y, lógicamente, prueban qué comportamiento les vale la pena y cuál tiene consecuencias. No lo hacen para asumir el papel de perro alfa, sino para encajar en la sociedad. Por eso, dejarles claro su papel de sumisos del hombre con métodos de adiestramiento alfa no suele servir para nada. Es mucho más importante que te conviertas en un compañero de confianza para tu perro. Demuéstrale que puede confiar en tu criterio y ofrécele una clara orientación en cada situación. Para mostrarle el camino correcto no debes actuar como un dictador, sino con soberanía, autoconfianza y, sobre todo, consecuencia.
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