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Si tu gato tiene la cabeza inclinada todo el tiempo, esto puede ser signo del síndrome vestibular.
El síndrome vestibular se siente como los efectos de un tiovivo demasiado rápido. Pues bien, los gatos también pueden sufrirlo. Sigue leyendo para aprenderlo todo sobre el síndrome vestibular en gatos, cómo detectarlo y cómo lo trata el veterinario.
La buena noticia primero: el síndrome vestibular en sí no supone un peligro mortal para el gato y suele desaparecer tan rápido como aparece.
Sin embargo, es importante que te tomes los síntomas en serio, ya que este síndrome no siempre aparece solo. A veces se esconden enfermedades graves detrás.
¿Qué animales suelen padecer el síndrome vestibular?
Además de los gatos, los perros también pueden contraer el síndrome vestibular, especialmente si son mayores. En este caso, se habla de síndrome vestibular geriátrico.
En cambio, los gatos que enferman suelen ser de mediana edad. Básicamente, cualquier gato puede contraer esta alteración del equilibrio, independientemente de la raza.
Síntomas del síndrome vestibular en gatos
El síndrome vestibular en gatos se manifiesta principalmente con trastornos neurológicos repentinos. Por eso, mucha gente cree que su gato está teniendo una apoplejía. Pese a que los síntomas son parecidos, son dos enfermedades diferentes.
La característica más típica del síndrome vestibular felino es la aparición repentina de la enfermedad, en pocos segundos o minutos. Suele empezar con movimientos incontrolados de los ojos (nistagmo). En función de la gravedad, pueden aparecer también estos síntomas:
El gato ya no puede caminar o se tambalea (ataxia).
Estos síntomas dan mucho miedo, pero, pese a estos comportamientos, los gatos afectados están bien. Por ejemplo, muchos comen y beben como de costumbre, siempre que puedan llegar al comedero.
¿Cuándo hay que ir al veterinario?
Si tu gato presenta trastornos neurológicos de repente, vomita varias veces o parece débil en general, es el momento de llevarlo al veterinario.
Diagnóstico: ¿cómo se detecta?
Cuando el veterinario examina al gato, suele estar claro a primera vista que tiene una alteración neurológica. Para hallar el desencadenante y tratarlo a tiempo, hacen falta varias exploraciones después de una anamnesis exhaustiva:
Examen auditivo:el picor y el mal olor en el oído son signos de otitis. Con un otoscopio, el veterinario puede explorar el oído externo y confirmar su sospecha.
Examen neurológico:examinando varios sentidos y estímulos del gato, el veterinario puede recopilar datos sobre la localización del síndrome vestibular.
Métodos de imagen:con una radiografía, el veterinario puede detectar inflamaciones o tumores. Para poder examinar mejor el cerebro, también puede ser necesaria una tomografía por resonancia magnética (TRM).
Tratamiento: ¿cómo se trata?
La medicina veterinaria ofrece muchos tratamientos, pero para algunos problemas, los medicamentos y Cía. no solucionan nada. Este es el caso del síndrome vestibular.
Por suerte, la enfermedad suele desaparecer tan rápido como llegó. Solo en casos graves se requiere una terapia coadyuvante con infusiones o medicamentos antieméticos para proporcionarle vitamina B al gato.
Los síntomas suelen mejorar en un plazo de dos días. Unas semanas después, los gatos vuelven a moverse como siempre. Solo en casos aislados persiste la inclinación de la cabeza, aunque esto no es motivo de preocupación. Por lo tanto, mantén la calma y ten paciencia con tu gato.
¿El Karsivan puede prevenir el síndrome vestibular?
El fármaco Karsivan, con el principio activo propentofilina, suele usarse como coadyuvante en el tratamiento del síndrome vestibular en gatos y perros.
Aunque puede mejorar el estado de salud del animal porque estabiliza la circulación, no puede curar el síndrome.
Causas: ¿qué lo provoca?
En el interior del oído del gato se encuentra el órgano del equilibrio, que también se llama órgano vestibular. Esta estructura vestibular desempeña un papel importante en el mantenimiento del equilibrio.
La causa del síndrome vestibular felino no siempre está clara. Sin embargo, si un factor externo o interno daña el propio órgano o las estructuras asociadas del cerebro, es muy probable que el gato lo desarrolle. En función del impacto de estos daños, se distingue entre dos tipos de síndrome vestibular en gatos.
1. Síndrome vestibular periférico
El síndrome vestibular periférico designa la forma de la enfermedad debida a un daño del propio órgano del equilibrio. En muchos casos, el origen de esta forma se encuentra en el oído medio o interno del gato.
Los causantes pueden ser una otitis o bien pólipos inflamados o lesiones en los oídos como consecuencia de un accidente de coche o una pelea territorial.
2. Síndrome vestibular central
El síndrome vestibular central aparece cuando se dañan los núcleos vestibulares del cerebro y no el órgano vestibular. Hay cuatro de estos núcleos, que se encargan del equilibrio del gato como estación central en el cerebro. Las causas de estos daños pueden ser varias:
Una causa puede ser el cáncer (tumores), como un meningioma o un linfoma.
Otra explicación de los trastornos neurológicos puede ser una intoxicación con toxinas vegetales o medicamentos, como aminoglucósidos o clorhexidina.
Por suerte, el pronóstico del síndrome vestibular en gatos suele ser favorable. Si los síntomas no remiten al cabo de unos días, puede que se trate de otra enfermedad. En este caso, deberás volver al veterinario para tratarla a tiempo.
Prevención: ¿se puede prevenir?
Debido a las múltiples causas posibles, el síndrome vestibular en gatos es difícil de prevenir. Sin embargo, puedes contribuir a la salud y el bienestar de tu gato dándole una alimentación equilibrada.
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