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El prurito es un signo típico de parásitos en gatos que viven en la piel del animal.
Si tu gato sufre un picor intenso, es posible que las pulgas sean la causa. Estos parásitos no solo son un engorro, sino que pueden acarrear otros problemas. Sigue leyendo para averiguar cómo detectar y eliminar pulgas en gatos eficazmente.
A primera vista, excepto por el intenso picor, no parece que las pulgas sean muy peligrosas. Sin embargo, una infestación de pulgas siempre puede tener otras consecuencias:
El síntoma principal de las pulgas en gatos es el prurito. Si el gato se rasca más de lo normal, es muy probable que tenga pulgas.
Las reacciones cutáneas locales, como puntos rojos, son otro signo. Al rascarse las mordeduras de pulga, también se pueden formar pústulas y costras.
En función de la intensidad de la infestación, las pulgas en gatos se pueden detectar a simple vista. Las picaduras y rojeces en las zonas preferidas por las pulgas (orejas, lomo, base de la cola, vientre y cara interior del muslo) también son indicios importantes.
Si no las ves a simple vista, puedes buscar las heces de las pulgas en el gato.
Un tratamiento antipulgas satisfactorio siempre se compone de dos elementos:
Lógicamente, primero hay que combatir las pulgas que están asentadas en el gato haciéndole la vida imposible. Para ello, existen medicamentos con diferentes principios activos y tipos de aplicación. Puedes elegir entre collares, pipetas y comprimidos.
La mayoría no solo matan las pulgas adultas, sino que también previenen la puesta y el desarrollo de las larvas. A pesar de esto, deberás realizar el tratamiento tres veces en total cada cuatro semanas.
Todos estos productos están disponibles en el veterinario o en la tienda online de zooplus.
Si hay otros animales en el hogar, habrá que tratarlos a todos con métodos profilácticos contra las pulgas. De lo contrario, se infectarán unos a otros. También hay que desparasitarlos, ya que podrían contraer cestodos.
Además, solo alrededor del cinco por ciento de la población de pulgas se encuentra en el gato. Por eso, es necesario tratar toda la casa contra las pulgas. Hay que prestar especial atención a las zonas oscuras, en las que se refugian las larvas. Estas pueden ser, por ejemplo, grietas en el suelo o la parte inferior de las alfombras.
Aspíralo todo a fondo y elimina la bolsa de la aspiradora al acabar, a ser posible por separado. Con una infestación muy intensa resultan muy eficaces los nebulizadores para tratar el entorno.
Además, debes lavar todas las mantas, camas y similares a 60 grados como mínimo.
Existen muchas reticencias respecto a los antiparasitarios. Sobre todo el hecho de que se trata de sustancias neurotóxicas hace que muchos se preocupen. Sin embargo, a diferencia de los insectos, las personas y los gatos tienen una barrera hematoencefálica. Por tanto, el principio activo no llega allá donde debe hacer daño.
Lógicamente, pueden producirse reacciones adversas a los métodos antipulgas, ya que todos los medicamentos tienen efectos secundarios. Sin embargo, la selección es tan grande que seguro que encontrarás uno que a tu gato le siente bien.
También existen principios activos problemáticos. Por ejemplo, la permetrina, la flumetrina y la deltametrina son tóxicas para los gatos. Por eso, asegúrate siempre que el producto esté autorizado para su uso en gatos.
En casos aislados y con una infestación ligera pueden utilizarse remedios caseros, como espráis de vinagre o cocciones de hierbas. No obstante, estos métodos suaves no sirven para combatir infestaciones graves. No solo perjudican el sentido del olfato del gato, sino también su necesidad de limpieza.
En el amplio espectro de medicamentos antipulgas autorizados, a buen seguro se puede encontrar uno adecuado para cada gato.
Si tratas a tu gato y la casa de la manera recomendada, no debería costarte acabar con los parásitos rápidamente. Sin embargo, como en muchos otros casos, más vale prevenir que curar.
Los mismos productos que se usan para eliminar pulgas en gatos también sirven para prevenirlas. Además, la mayoría también son eficaces contra las garrapatas. De esta manera, protegerás a tu gato frente a dos tipos de parásitos a la vez.
La profilaxis es particularmente importante si tu minino tiene alergia a la saliva de pulga. Dado que un solo mordisco de pulga puede provocar un picor intenso, en este caso deberás utilizar un antiparasitario regularmente.
En general, los gatos se infectan al entrar en contacto con otros animales infestados de pulgas. Por otra parte, los parásitos también pueden acechar en objetos contaminados. A las pulgas les gusta asentarse en tejidos, como alfombras, almohadas y sofás.
Por desgracia, en las habitaciones de casa reinan las condiciones ideales para el desarrollo de las pulgas. Si las condiciones no son óptimas, las pulgas pupan y pueden sobrevivir durante meses en un entorno inhóspito.
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Con más de 2000 especies, las pulgas son uno de los parásitos más frecuentes de los mamíferos y las aves. La más frecuente en gatos y perros es la pulga del gato (Ctenocephalides felis). Pero hay otras especies, como la pulga del perro (Ctenocephalides canis) o la del erizo (Archaeopsylla erinacei), que también se alimentan de la sangre de los gatos.
Las pulgas son insectos sin alas de entre uno y seis milímetros de largo con el cuerpo comprimido lateralmente. Con sus fuertes patas adaptadas para el salto pueden llegar a saltar 25 centímetros. Las pulgas del gato son de color marrón entre claro y oscuro y poseen un potente mecanismo bucal de punción-succión.
Las pulgas pasan del huevo a tres estadios larvarios, después a pupa y, finalmente, a pulga adulta.
Las hembras adultas empiezan a succionar sangre poco después de asentarse en el gato y ponen los primeros huevos alrededor de un día después. Durante el ciclo vital de entre 50 y 100 días de la hembra, esta pone unos 30 huevos al día.
Cuando el gato descansa, los huevos caen en la cama o en otros sitios en los que suele tumbarse. Aquí se desarrollan hasta el estadio de pupas. Si las condiciones exteriores son desfavorables para el desarrollo ulterior, las larvas pupadas pueden sobrevivir en su capullo hasta 50 semanas.
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