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La peritonitis infecciosa felina afecta principalmente a gatos de menos de dos años o de más de catorce.
La peritonitis infecciosa felina (PIF) es una de las enfermedades infecciosas más temidas en gatos, y con razón. Pero ¿qué tiene que ver con ella el coronavirus felino (FCoV)? Este artículo resume la información más importante sobre la peritonitis infecciosa felina y explica cómo proteger a tu gato.
Aunque suene drástico, si un gato enferma de PIF, esta es una sentencia de muerte garantizada. Los veterinarios trabajan sin descanso por encontrar medicamentos eficaces, pero de momento no hay ninguno autorizado en España.
Síntomas más importantes
En primer lugar, habría que diferenciar claramente entre los síntomas de una infección por el coronavirus felino, más bien inofensivo, y los de la PIF.
El coronavirus felino no suele provocar síntomas o solo leves, como una ligera diarrea y catarro. No obstante, si el virus muta al virus de la PIF (FIPV), los primeros síntomas aparecen tras un periodo variable.
En la primera fase de la enfermedad, los gatos afectados presentan síntomas no específicos, como estos:
Al principio, los primeros síntomas remiten y, al cabo de un tiempo variable, aparecen los de la segunda fase. Aquí se distingue entre dos formas de la peritonitis infecciosa felina:
Forma húmeda (efusiva)
En la forma húmeda de la peritonitis infecciosa felina se inflama el peritoneo del gato (peritonitis). Se produce una secreción de líquido que se acumula en el abdomen (ascitis). Por eso, es típico que el gato tenga el vientre hinchado, aunque siga perdiendo peso.
En algunos casos, la inflamación se extiende hasta la pleura y también se acumula líquido en el tórax. Además de estos síntomas, es frecuente que aparezca anemia e ictericia.
Forma seca (no efusiva)
Detectar la forma seca de la peritonitis infecciosa felina no es tan fácil como la húmeda. Los gatos tienen accesos de fiebre recurrentes y, a veces, problemas para respirar. Los órganos internos, como el hígado, el bazo y los riñones, se inflaman.
Estos son los síntomas más importantes:
Fiebre
Apatía
Pérdida de peso
Anemia
Engrosamiento del vientre (por la acumulación de líquido debida a la inflamación del peritoneo)
Ictericia
Fallo orgánico
Síntomas del sistema nervioso central (incoordinación, debilidad, ataxia y espasmos) si está afectado el cerebro
¿Cuándo tengo que llevarlo al veterinario?
Si detectas alguno de estos síntomas, lleva al gato al veterinario lo antes posible para iniciar enseguida el tratamiento correspondiente.
Diagnóstico: ¿cómo se detecta?
El examen clínico general y el estado de vacunación del gato ofrecen los primeros puntos de partida para el diagnóstico. Si sospecha de una peritonitis infecciosa felina, el veterinario realiza más pruebas.
Conviene mencionar que no existe ninguna prueba definitiva con la que pueda consolidarse el diagnóstico de la PIF en gatos. En realidad, es como un rompecabezas compuesto por muchas piezas. Si se juntan múltiples indicios, la infección es muy probable.
Exámenes en caso de sospecha de PIF
Los test y exploraciones siguientes se pueden realizar en caso de sospecha de peritonitis infecciosa felina:
Análisis de sangre:las alteraciones típicas del hemograma, como anemia, linfocitopenia, valores de bilirrubina o ALT elevados y un cociente de albúmina-globulina bajo, corroboran la sospecha.
Detección de anticuerpos:la mera presencia de anticuerpos (títulos de PIF) no demuestra la enfermedad. No obstante, los gatos enfermos de PIF suelen tener un número de anticuerpos mucho más elevado.
Detección directa del patógeno (test PCR):el virus de la PIF se puede detectar directamente en la sangre, las heces o el líquido ascítico. No obstante, que esta prueba resulte negativa no significa que el gato no tenga peritonitis infecciosa felina.
Si hay presencia de síntomas neurológicos, puede ser necesario extraer y analizar líquido cefalorraquídeo para detectar el patógeno directamente.
Examen patológico:aunque suene triste, el diagnóstico definitivo de la peritonitis infecciosa felina suele realizarlo un patólogo una vez fallecido el gato.
Tratamiento de la PIF en gatos
Por desgracia, la peritonitis infecciosa felina todavía no tiene cura.
Medidas coadyuvantes
Mientras el estado del gato lo permita, el veterinario puede prescribir medidas coadyuvantes. La terapia sintomática, consistente en antiinflamatorios e inmunosupresores, permite ganar tiempo en algunos casos.
Si la terapia sintomática tiene sentido o no en tu gato es algo que depende de su estado general. Este tratamiento puede mejorar considerablemente la calidad de vida del animal afectado. No obstante, si su estado de salud empeora drásticamente, por el momento la única solución viable es el sacrificio.
Inhibidor de la proteasa: el remedio (aún no autorizado)
Actualmente existe un nuevo principio activo antiviral de EE. UU. que promete curar la enfermedad. Sin embargo, todavía no tenemos la autorización oficial en España. Por lo tanto, los veterinarios no pueden comprarlo ni administrarlo en nuestro país.
Este medicamento es un inhibidor de la proteasa capaz de destruir los virus. No obstante, aún faltan estudios a largo plazo y sigue sin estar claro si la curación es real o si la enfermedad reaparece tras suspender la medicación.
El medicamento debe administrarse a diario durante doce semanas, calculando la dosis con precisión según el peso actual del gato. La primera mejoría se debería observar al cabo de entre tres y cinco días. Según un estudio, el treinta por ciento de los gatos sufren una recaída tres meses después de finalizar el tratamiento.
Si se demuestra que este fármaco es eficaz en un proceso de autorización legislativo, pronto podremos usarlo en nuestro país.
Coste del tratamiento
Los costes del tratamiento dependen de los exámenes requeridos, la medicación y las posibles complicaciones. En total, los costes pueden ascender a cientos de euros.
Pronóstico: ¿cuáles son las probabilidades de curación?
Una infección por el coronavirus felino suele ser leve, por lo que el pronóstico es bastante bueno. Sin embargo, si muta al virus de la PIF y se desarrolla la enfermedad, el pronóstico es desesperanzador.
Causas: ¿cómo aparece la enfermedad?
Para determinar las causas de la PIF, primero hay que distinguir entre una infección por el coronavirus felino (FCoV) y la peritonitis infecciosa felina.
Coronavirus y su mutación
El FCoV está muy extendido en los gatos. Se contagian por el contacto con heces, saliva y secreción nasal, así como con objetos contaminados. También es frecuente que la madre se lo contagie a los gatitos.
Por cierto:
Las personas no podemos infectarnos del coronavirus felino, pero los felinos grandes sí.
Pero ¿cómo se produce una peritonitis infecciosa en gatos a partir de una infección por coronavirus? Esto se debe a que los coronavirus mutan. Al parecer, los gatos sanos con un sistema inmunitario intacto son capaces de evitar esta mutación.
Factores de riesgo: sistema inmunitario y número de gatos
No obstante, si el sistema inmunitario del gato está deprimido, el virus deja de estar en jaque. Esto también explica por qué enferman más los gatos de entre seis meses y dos años, así como los mayores de catorce años.
Otro factor de riesgo es la convivencia de muchos gatos en un espacio reducido porque los gatos se contagian mutuamente. Así pues, no solo aumenta el número de virus en el gato, sino también la probabilidad de que uno mute.
Peligro de contagio
Por muy contagioso que sea el coronavirus felino, es muy improbable que se produzca un contagio de la variante mutada.
Si un gato del hogar está enfermo de PIF, esto no significa automáticamente que los demás se vayan a contagiar. A pesar de esto, es conveniente separar a los gatos infectados de los sanos.
Prevención de la peritonitis infecciosa felina
La buena noticia es que la peritonitis infecciosa felina se puede prevenir. Puedes reducir el riesgo de infección tomando estas medidas:
Tenencia de gatos en grupos pequeños de dos o tres
Entorno libre de estrés
Instalación de varios areneros y retirada rápida de las heces
No obstante, eliminar del todo el riesgo de infección por coronavirus es imposible.
Si hay un gato en el hogar que tiene PIF o ha fallecido, limpia y desinfecta la casa a fondo. También deberías esperar al menos tres meses antes de adoptar otro animal.
Vacuna contra la PIF
Básicamente, puedes vacunar a tu gato contra la peritonitis infecciosa felina a partir de la semana 16. Existe una vacuna que se inocula a través de la mucosa de la nariz.
Esta vacuna proporciona inmunidad local. Así pues, impide que el virus penetre a las vías respiratorias altas través de las mucosas. No obstante, se desconoce el tiempo de eficacia de esta inmunidad.
Reservas ante la vacuna
Esta vacuna está muy cuestionada entre los veterinarios, por lo que conviene que te informes ampliamente.
Además, solo es eficaz si el gato no se ha infectado nunca del coronavirus felino. Por eso, el veterinario analiza la sangre del gato en busca de anticuerpos antes de inocularla. Si ya tiene anticuerpos, no vale la pena vacunarlo.
Franziska Pantelic, Veterinaria
Llevo varios años colaborando con el Magazin zooplus con mis amplios conocimientos. Ya en 2009 me convertí en veterinaria titulada y actualmente tengo una consulta móvil de pequeños animales en el área metropolitana de Múnich.
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