En 1872, Charles Darwin escribió el libro La expresión de las emociones en el hombre y en los animales (original: The Expression of the Emotions in Man and Animals). Aquí publicó sus observaciones sobre que las emociones entre las personas y los animales, como los gatos, podían parecerse mucho.
Pese al trabajo de Darwin, la cuestión de si los animales pueden sentir tristeza quedó mucho tiempo sin responder. No sería hasta los siglos XX y XXI que la ciencia volvería a ocuparse de las emociones de los animales.
La tristeza en los animales domésticos
Marc Bekoff, exprofesor de ecología y biología evolutiva de la Universidad de Colorado Boulder, es un conocido investigador de este ámbito. Su pasión siempre fue investigar los sentimientos de los animales.
Averiguó que en las exploraciones con imagen del cerebro canino se activaban zonas similares a las del humano con ciertos estímulos emocionales. Así pues, hoy en día sabemos que los animales muestran conductas emocionales, igual que nosotros.
Lágrimas y tristeza en gatos: experiencia de los cuidadores
La mayoría de gente que tiene gato celebra el punto de vista científico actual. En efecto, quien adopta un gato se percata enseguida de que tras los bigotes se esconde un carácter único.
Y ¿qué sería del carácter sin sentimientos? Aunque los gatos no lloren como nosotros, son capaces de expresar sus sentimientos, p. ej., ronroneando o bufando.