Si el gato presenta una temperatura corporal interna superior a 39 grados Celsius, se habla de hipertermia o fiebre en gatos (pirexia). La hipertermia se caracteriza por un aumento de la producción o del aporte de calor con una disipación del calor insuficiente. La fiebre constituye un aumento controlado por el cerebro del valor nominal de la temperatura central corporal, causado, p. ej., por infección. Las personas percibimos la fiebre como algo perjudicial. Sin embargo, el síntoma general posee una importante acción de refuerzo inmunitario y contribuye, por ejemplo, a combatir los agentes infecciosos.
Fiebre en gatos: regulación y función
Para poder entender la aparición de la fiebre, es aconsejable examinar con detenimiento la anatomía y fisiología del gato:
Regulación de la temperatura
El centro termorregulador del gato regula su temperatura corporal y se encuentra en un área del diencéfalo: el hipotálamo. Los termorreceptores distribuidos por la piel reciben señales de frío o calor del entorno, que envían al hipotálamo mediante vías neurales ascendentes. Por medio de vías neurales descendentes, el cerebro reenvía estas señales a la musculatura y a las glándulas sudoríparas.
- Disipación de calor: si el cuerpo registra demasiado calor, el cerebro envía la orden de relajar los músculos en las paredes de los vasos sanguíneos. Como consecuencia, se produce una vasodilatación periférica, por la cual la sangre puede disipar el calor excesivo a través de la piel.
- Producción de calor: si el gato tiene demasiado frío, pasa lo contrario. Para que se disipe menos calor a través de la piel, la musculatura vascular se contrae y los vasos periféricos se estrechan. Al mismo tiempo, se activa el metabolismo y el resto de la musculatura, lo que se manifiesta en temblores o escalofríos.
Aparición de la fiebre
La temperatura corporal interna normal de los gatos oscila entre 38 y 39 grados Celsius. Si la temperatura alcanza niveles superiores, se habla de fiebre en gatos. A menudo, las personas percibimos este síntoma general como dañino, pero la fiebre es principalmente una función de protección del cuerpo. Al aumentar el valor nominal de la temperatura central corporal en el cerebro, la actividad del sistema inmunitario mejora. El motivo es que las células inmunitarias felinas (como macrófagos o granulocitos) trabajan mejor a una temperatura superior a 39 °C.
Sin embargo, a partir de cierta temperatura, esta respuesta inmunitaria positiva cesa.
¿Qué provoca la fiebre?
La fiebre siempre es una reacción a los estímulos negativos que causan daños al cuerpo. En el caso de los gatos, pueden ser estas dolencias:
Causas infecciosas:
- Bacterias: en general, todas las bacterias pueden provocar fiebre después de introducirse en el cuerpo. Algunos ejemplos frecuentes son los estreptococos, las clamidias o las anaplasmas.
- Virus: p. ej., virus de inmunodeficiencia felina (VIF, sida felino), peritonitis infecciosa felina (PIF), virus de la leucemia felina (VLFe), herpesvirus felino tipo 1 (FHV-1), parvovirus felino (FPV, panleucopenia felina) o calicivirus felino
- Micosis sistémicas
- Parásitos: p. ej., gusanos pulmonares o toxoplasmosis
Causas no infecciosas:
- Cualquier inflamación de los tejidos (p. ej., del páncreas, el pulmón o el hígado, así como abscesos de la piel y otros órganos)
- Enfermedades autoinmunes: p. ej., Pemphigus foliaceus o lupus eritematoso
- Neoplasias (tumores)
- Sustancias tóxicas (p. ej., medicamentos)
Aunque la fiebre es una reacción inmunitaria importante, las hipertermias suelen venir provocadas por el estrés o una temperatura ambiente elevada.
Cómo reconocer la fiebre en los gatos: ¿cómo se distingue la fiebre en gatos?
La fiebre en gatos se define como un aumento de la temperatura por encima de los 39 grados Celsius. Sin embargo, a menudo se puede detectar que el gato tiene fiebre antes de tomarle la temperatura por los síntomas siguientes:
- Estado general débil y cansancio
- Temblores y pocas ganas de moverse
- Posible respiración rápida (lo normal son entre 20 y 40 respiraciones por minuto)
- Reducción del apetito y, posiblemente, deshidratación (el pliegue nucal tarda en volver a su sitio tras pellizcarlo, excrementos compactos y saliva pastosa)
En función de la causa, pueden aparecer otros síntomas, particularmente molestias gastrointestinales (p. ej., vómitos o diarrea).
¿Cómo se diagnostica la fiebre en los gatos?
Si el gato está más tranquilo de lo normal y muestra alguno de estos síntomas, es aconsejable tomarle la temperatura corporal interna. Hay dos maneras de hacerlo:
- Con un termómetro digital se puede tomar la temperatura interna rectal. Antes de usarlo, hay que limpiarlo a fondo y desinfectarlo. Para que el gato esté más cómodo, se puede aplicar un poco de lubricante sanitario, vaselina o crema inodora para pieles sensibles. Dado que el proceso será igualmente desagradable, habrá que sujetar al gato para proteger a las personas que estén ayudando.
- También se puede emplear un aparato de medición por infrarrojos, que mide la temperatura a través del oído del gato. Aunque este método es más sencillo, los resultados no siempre son precisos.
Si la fiebre no desaparece en un día o el gato presenta aún más síntomas, habrá que llevarlo al veterinario. Este podrá proponer otros diagnósticos (como análisis de sangre/heces o métodos de imagen) haciendo preguntas y un examen general.
Tratamientos posibles
La fiebre en gatos se puede bajar sintomáticamente administrando antipiréticos. Sin embargo, dado que no se trata de un cuadro clínico en firme, primero hay que tratar la enfermedad subyacente:
- Enfermedades infecciosas: medicamentos como antibióticos para las bacterias, antivirales contra los virus, antiparasitarios contra los parásitos o antifúngicos para combatir los hongos
- Enfermedades autoinmunes: en caso necesario, administración de inmunosupresores (p. ej., glucocorticoides)
- Tumores: intervención quirúrgica, radiación o quimioterapia
¿Cuál es el pronóstico?
El pronóstico de la fiebre depende de la enfermedad subyacente, por lo que no se puede generalizar.
¿Cómo se puede prevenir la fiebre?
Para proteger a los gatos de la fiebre, o, mejor dicho, de las enfermedades subyacentes, se deben seguir estos consejos:
- Procurar darle una alimentación equilibrada.
- Muchas enfermedades infecciosas (p. ej., la gripe felina, el VLFe o la PIF) se pueden prevenir con las vacunas recomendadas.
- Las heridas se tienen que limpiar y desinfectar para proteger al gato de infecciones bacterianas.
- Si hay varios gatos en casa, es apropiado separar al gato enfermo de los demás hasta que se cure.