{"url":"https://www.zooplus.es/magazine/gatos/salud-del-gato-y-cuidados/dolor-en-gatos","title":"Cómo reconocer el dolor en gatos","mag_id":259140,"is_single":true,"cat_name":"Gatos","sub_cat_id":244,"sub_cat_name":"Salud del gato y cuidados","cat_id":213}
Los gatos pueden sufrir dolor crónico. Para tratarlos correctamente con una terapia del dolor, es importantísimo detectarlo a tiempo.
Los gatos pueden sentir dolores tan fuertes como las personas. El problema es que suelen ocultárnoslos. Sin embargo, sin tratamiento, el dolor se puede cronificar fácilmente. Por eso, es importante prestar atención a los cambios de comportamiento. Así, se puede detectar el dolor en gatos a tiempo e iniciar la terapia adecuada.
El dolor es una percepción sensorial compleja. Viene provocado por estímulos externos e internos y se produce primero en el cerebro del gato.
El sistema nervioso periférico está compuesto por nervios y terminaciones nerviosas (receptores). Estos últimos se denominan receptores del dolor (nociceptores). Están distribuidos por todos los órganos sensibles al dolor, como la piel o el aparato digestivo. Si un estímulo actúa por fuera o por dentro, se excitan los receptores correspondientes a partir de cierto umbral. Por ejemplo, los estímulos externos pueden ser lesiones mecánicas. En cambio, las inflamaciones y otras enfermedades subyacentes pueden estimular los receptores internos.
Entonces, las fibras del dolor trasladan esta estimulación al sistema nervioso central, es decir, a la médula y al cerebro. En la corteza cerebral es donde se percibe el dolor por primera vez.
La memoria del dolor
Si el gato sufre fuertes dolores de forma permanente o recurrente, el cerebro puede modificarse estructural y funcionalmente. Esto sucede porque las estructuras nerviosas especializadas en el dolor reaccionan cada vez con más intensidad. Esto hace que se produzca un recuerdo del dolor. A partir de ahora, el sistema nervioso reacciona mucho más intensamente a un estímulo que antes solo provocaba dolores leves.
Tipos de dolor
No todos los dolores son iguales, por lo que en la medicina humana y veterinaria se dividen en varias categorías. Además de la localización y calidad del dolor, la temporalidad es muy importante para elegir la terapia del dolor adecuada:
El dolor agudo aparece en pocos segundos como señal de alarma de estímulos repentinos. Si se resuelve la causa, este tipo de dolor desaparece a las pocas horas o días. Ejemplo: a un gato lo muerde otro gato fuertemente en una pelea.
En cambio, el dolor crónico es aquel que persiste durante más de seis meses o que aparece de forma recurrente durante un largo periodo de tiempo. La terapia es complicada porque el dolor aparece independientemente de las enfermedades subyacentes y ha perdido su efecto de señal. Ejemplo: enfermedades articulares como la artrosis.
Cómo saber si un gato sufre
Los signos de dolor en gatos cuando estos sufren un dolor agudo suelen ser maullidos. ¿Tu gato cojea de repente? ¿Baja las orejas o esconde la cola? Estos también son claramente signos de dolor en gatos.
Por el contrario, cómo saber si un gato sufre un dolor crónico es más complicado. A diferencia de los perros, los gatos esconden el dolor más tiempo para no mostrar debilidad ante gatos u otros animales enemigos. Para los cuidadores, es muy importante fijarse en los cambios de comportamiento siguientes:
El dolor crónico en los gatos a veces se manifiesta poniéndose excesivamente ansiosos o retrayéndose más.
¿Cómo se trata el dolor en gatos cuando se cronifica?
El dolor en gatos reduce su calidad de vida enormemente. Por eso, todos los gatos sensibles al dolor deben tener derecho a una buena terapia del dolor. Para ello, es esencial actuar lo antes posible. De este modo, se puede evitar más eficazmente que se desarrolle una memoria del dolor resistente a la terapia.
Además del tratamiento conservador o quirúrgico de la causa del dolor, dentro de la terapia se implementan medidas coadyuvantes. Estas están pensadas para reducir el dolor como síntoma. Las siguientes son las medidas de alivio del dolor principales:
Administración por vía oral de analgésicos: estos incluyen los opiáceos de acción fuerte, como la buprenorfina, el fentanilo o el tramadol; los antiinflamatorios no esteroideos de acción más débil (AINE), como el carprofeno o el meloxicam; o los analgésicos no opiáceos, como el metamizol.
Anestésicos locales para calmar el dolor local mediante inyección
Fisioterapia para relajar contracturas dolorosas
Las enfermedades ortopédicas resistentes al tratamiento (como la artrosis) pueden aliviarse con radioterapia.
Cómo prevenir el dolor en gatos durante la operación
Los veterinarios utilizan analgésicos de forma preventiva antes de una intervención. Esto ayuda a aliviar el dolor del gato durante la operación y después. También se pueden emplear anestésicos locales como anestesia local. Si el gato sigue teniendo dolor después de la intervención, habla con el veterinario para ver si puedes darle analgésicos.
Conclusión
El dolor en gatos se puede tratar bien hoy en día. Lo importante es detectar los signos a tiempo e iniciar la terapia del dolor correspondiente de inmediato. De este modo, te asegurarás de que el dolor no se cronifica y de que tu minino disfruta de una alta calidad de vida.
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