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En el pelaje negro, la caspa se ve mejor que en el pelo blanco.
Un pelaje brillante siempre ha sido un signo de salud en los animales. Pero ¿qué pasa si mi gato tiene caspa? Te explicamos por qué la caspa en gatos es un tema de salud que no debes tomarte a la ligera.
Es raro que la caspa en gatos aparezca sola. En realidad, estas pequeñas escamas cutáneas blancas son solo un signo de que algo no va bien. Por eso, este síntoma tan frecuente en perros, gatos y otros animales suele ir acompañado de otros signos.
En función de la causa subyacente, se pueden observar otros indicios en el gato:
Además, se debe distinguir entre la formación de caspa generalizada y la localizada. Esta última suele aparecer en los gatos en zonas concretas, como la base de la cola. Si la caspa sale en la región de las orejas y la cabeza, esto es signo de infestación de ácaros.
Las escamas cutáneas suelen saltar a la vista enseguida, especialmente cuando el gato tiene el pelo oscuro. Si no es así, cuando el gato no pare de rascarse la oreja o se le empiecen a caer mechones de pelo, es hora de llevarlo al veterinario.
Una vez allí, el médico seguirá un plan de exploración concreto. Al terminar, examinará el estado de salud general del gato más detalladamente. Al hacerlo, te preguntará si tiene otros síntomas o qué protección antiparasitaria utilizas.
Para explorar más ampliamente la piel, el veterinario puede recurrir a otras pruebas:
Realizando un raspado cutáneo con un escalpelo, puede analizarlo en un cultivo bajo el microscopio. Aquí es importante que incluya todas las capas de la piel.
Además, puede tomar una muestra con cinta adhesiva, que también puede ofrecer indicios de ácaros o piojos bajo el microscopio. Para ello, el veterinario presiona una tira de cinta adhesiva de la longitud del portaobjetos varias veces sobre las escamas. A continuación, la pega en el portaobjetos y la examina bajo el microscopio.
También se puede realizar un análisis de sangre. Este puede arrojar indicios importantes de reacciones alérgicas u otras enfermedades subyacentes.
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Para deshacerse de la caspa en gatos definitivamente, hay que solucionar el problema subyacente. En función del diagnóstico del veterinario, se pueden iniciar varios tratamientos.
Por ejemplo, una infestación de ectoparásitos requiere la administración de antiparasitarios especiales (p. ej., moxidectina). Si viven varios gatos en el hogar, habrá que tratarlos a todos. Tras el tratamiento, y para comprobar su éxito, es aconsejable volver a examinar al gato en busca de parásitos.
También se puede iniciar una terapia sintomática para aliviar los síntomas y, con ello, la caspa. Por ejemplo, puedes bañar a tu gato con un champú hidratante para gatos.
La caspa en gatos es un signo frecuente de piel seca, especialmente en invierno. Además, durante la muda del pelaje, es posible que tu gato no solo suelte pelo, sino también caspa.
No obstante, estos depósitos de piel indeseados puede que solo sean la punta del iceberg. Aparte de las causas idiopáticas (desconocidas), existen infinitos causantes de un nivel creciente de caspa en gatos:
Hay enfermedades cutáneas, como defectos congénitos de la queratinización, que pueden provocar una fuerte caspa en gatos. Dado que la causa es genética, no se puede tratar.
Los parásitos que habitan en la piel se denominan ectoparásitos. Los ectoparásitos que afectan a los gatos son los siguientes:
Una inflamación cutánea también puede venir provocada por una alergia. Esta atopia está relacionada con los alérgenos del entorno, como el polvo o el polen.
Los hongos en la piel también pueden provocar caspa en gatos. Estas dermatofitosis o dermatomicosis suelen aparecer en gatos en forma de Malassezia o el dermatofito Microsporum.
La piel está relacionada con muchos otros órganos, por lo que depende de ellos. Por ejemplo, si tu gato sufre hipertiroidismo o una insuficiencia renal, estas dolencias pueden influir enormemente en el aspecto de su piel.
En la mayoría de casos, la caspa en gatos es inocua. Sin embargo, no debes tomarte la piel ni el pelaje de tu gato a la ligera. Existen factores predisponentes, como una enfermedad subyacente o errores de tenencia, que pueden empeorar el problema.
Asimismo, recuerda que ciertas causas, como los parásitos, también pueden constituir un riesgo de salud para ti y tu familia.
Puedes contribuir a la salud de la piel de tu gato de varias maneras. Por ejemplo, puedes protegerlo de las pulgas y otros bichos con una protección antiparasitaria eficaz, como, p. ej., pipetas. Además, una alimentación incorrecta con un contenido de nutrientes insuficiente puede provocar piel escamosa. Por eso, debes darle comida para gatos de calidad.
Los chequeos periódicos en el veterinario también contribuyen no solo a detectar enfermedades antes, sino a combatirlas a tiempo. Si tu gato ya no puede asearse por sí solo, puedes ayudarlo con el cepillo. Por último, con un humidificador puedes contrarrestar la sequedad del aire de la calefacción.
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