Gato siamés
Los ojos azules y el destacado dibujo del pelaje hacen que el gato siamés sea inconfundible. Descubre todo lo que hay que saber de este elegante gato y si realmente es tan parlanchín como dicen.
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Si te gusta el abisinio pero también te atraen los gatos con el pelo semilargo o largo, entonces el gato somalí es la opción perfecta para ti.
El gato somalí es una variante con pelo semilargo del abisinio. Aparte de la longitud de su pelaje, son idénticos, incluso en los estándares de razas.
No obstante, mientras que al abisinio muchas veces se le describe como a un puma en miniatura, el somalí es un gato más parecido a un peluche. Al igual que el abisinio, el somalí es un animal esbelto, con patas largas y de tamaño mediano. Las hembras pesan hasta 4 kg y los machos, hasta 5 kg. Al igual que muchas razas de gatos orientales, estos felinos atléticos tienen patas largas y patitas pequeñas y ovaladas, con almohadillas unicolores. La cola tiene una base ancha y está bien poblada, mientras que el cuello es delicado y grácil.
La cabeza del somalí destaca por sus ojos y orejas grandes y abiertos que le confieren una expresión atenta. Los ojos de color ámbar, marrón claro o verde son grandes y almendrados, y tienen un bonito contorno. La cabeza en sí es cuneiforme y con un perfil suave.
El pelaje semilargo del somalí tiene un manto inferior escaso, por lo que es increíblemente fino, aunque también suave. Existe una preferencia por los ejemplares con una gorguera bien definida. A pesar de que el pelaje es más corto en la zona de los hombros, al igual que los abisinios, estos gatos suelen tener una raya de color oscuro que atraviesa su espalda. Esta se origina entre los hombros y termina en la punta de la cola. También es frecuente que tengan una «raya única» que llega desde las patas traseras hasta los talones.
La coloración, denominada jaspeado o ticking, es otro rasgo que resalta de los somalíes. Esto quiere decir que cada pelo tiene de dos a cuatro bandas alternadas de color oscuro y claro, y la punta siempre es del color más oscuro. Pero estas franjas no se encuentran en todo el cuerpo, sino principalmente en la cabeza, la espalda, la cola y la parte exterior de las patas. La tripa, el pecho y la parte interior de las patas son uniformes y del color base del animal.
La coloración definitiva del pelaje del somalí y del abisinio puede tardar hasta dos años en desarrollarse, si bien es posible que las primeras marcas aparezcan desde la sexta semana de vida. Después, el pelaje muestra un patrón uniforme y la coloración es semejante ala de un conejo de monte. En lenguaje especializado, esto se denomina «efecto agouti».
El estándar de la raza solo admite los colores que se basan en la eumelanina, que es un pigmento capaz de absorber mucha luz y así contribuir a una pigmentación oscura. Por lo tanto, se han definido cuatro colores para estas dos razas emparentadas: ruddy o salvaje, azul, sorrel (castaño) y fawn (arena).
Salvaje: este es el color original de los somalíes y es parecido a un marrón cálido. La base es de color albaricoque oscuro hasta naranja y con un jaspeado negro. Todos los demás colores proceden del salvaje, que también se conoce como ruddy o tawny.
Azul: este color no se refiere al azul en sí, sino más bien describe sombras de diversas intensidades en los tonos azul y gris. En realidad, el azul es la dilución del salvaje, causado por una mutación del gen responsable de la intensidad del color. Estos somalíes tienen el pelaje azul grisáceo cuyos pelos individuales muestran unas franjas azul acero-grisáceo oscuro.
Sorrel: estos son los somalíes de color castaño o canela tirando a rojo y con ticking marrón chocolate. El sorrel no ha de confundirse con el color rojo real pues el primero se genera por una mutación del gen responsable del pelaje negro.
Fawn: es la dilución de sorrel. Los somalíes fawn tienen un color base crema claro, con un jaspeado cálido también crema y la nariz rosa.
También existen ejemplares de otros colores, pero estos no están reconocidos por todas las asociaciones de criadores. Este es el caso del color chocolate y de su dilución lila.
El somalí es un gato oriental enérgico e inteligente. Es especialmente curioso, por lo que sigue a su dueño a todas partes por curiosidad y quiere participar en todo. Dada su curiosidad innata, disfruta mucho jugando, sobre todo con los juegos de inteligencia.
Este gato tiene una gran necesidad de moverse, por lo que no es el más adecuado para tener solamente dentro de casa. Esto aplica en especial si no tienen un compañero felino en casa porque los somalíes y los abisinios son animales sociables a los que no les gusta estar solos. Se entregan completamente a su familia humana, pero lo que más apreciarían sería la compañía de otro minino. Al buscar al amigo felino perfecto para tu somalí, debes tener en cuenta que este gato es bastante dominante. Los gatitos de la misma camada están acostumbrados los unos a los otros desde pequeños y, en la mayoría de los casos, son los compañeros perfectos de
El gen del pelo largo existe en muchas razas de gatos de pelo corto, pero a menudo se hereda de forma oculta. Por esta razón, siempre aparecían ejemplares de pelo largo en la cría de abisinios, que son los que posteriormente se convirtieron en los padres del somalí. Al principio, se consideraron no aptos para la cría, pero desde 1967 se han criado intencionadamente, sobre todo en EE. UU. Para distinguir a esta nueva raza de los abisinios, se los denominó somalíes por Somalia, el país vecino de Abisinia, que a día de hoy conocemos como Etiopía.
La elección de este nombre es más que interesante porque, al fin y al cabo, el abisinio no es originario de Abisinia, la actual Etiopía, tal y como se podría deducir por su nombre. Tampoco es cierto que los abisinios sean los descendientes de los gatos del Egipto faraónico, donde eran adorados como seres divinos. En realidad, se cree que los abisinios, la raza hermana de los somalíes, proceden del sudeste de Asia. Esto se puede corroborar con descubrimientos hechos en los genes de los abisinios. Esta raza es la única que tiene una mutación del gen tabby, conocido como tabby abisinio, y que no se encuentra ni en Egipto ni en África del Este. En cambio, sí que aparece en los mininos de las zonas de costa del Océano Índico, entre Singapur y Sri Lanka. Las fotos de una revista inglesa de gatos del siglo XIX muestran felinos parecidos al abisinio y que se describían como gatos asiáticos. Se considera que estos gatos de color salvaje fueron llevados a Oriente Próximo, África del Este y Europa por comerciantes ingleses.
La cría moderna del abisinio y del somalí comenzó en el siglo XIX en Inglaterra. Allí, un gato que se decía que provenía de Abisinia, llamó la atención por su coloración agouti. Probablemente este llegó a Inglaterra con las tropas británicas, que se marcharon de África del Este en 1868. Tres años más tarde, se exhibió un abisinio en el Crystal Palace de Londres, y en 1882 la raza fue reconocida oficialmente. El estándar de la raza fue establecido por Harrison Fair, el entonces presidente del club de gatos nacional de Inglaterra. Al poco tiempo, el somalí llegó a EE. UU. y fue reconocido oficialmente por la Cat Fanciers’s Association (CFA) en 1911.
Las dos guerras mundiales mermaron considerablemente la cantidad de gatos abisinios y de otras razas. A esto hay que añadir que el tamaño de las camadas también disminuyó, y pasaron de ser de uno a cuatro gatitos a tan solo dos gatitos de media. Además, una epidemia de leucemia felina en los años 60 contribuyó a diezmar esta raza. Aunque desde los años 70 la población de abisinios está asegurada, está muy lejos de parecerse a la de las razas de gatos más conocidas.
A partir de 1950, han ido apareciendo gatos de pelo largo en las camadas de abisinios, sobre todo en Inglaterra. A día de hoy aún no existe una explicación de cómo el gen del pelo largo se ha introducido en el acervo genético de la raza. Se sospecha que bien fue el resultado del cruzamiento de razas extranjeras poco después de que la población de abisinios disminuyera por las guerras mundiales, o bien se trata de una mutación independiente. Con el fin de encontrar una respuesta clara a esta pregunta, el Club de Gatos Somalís de América realizó investigaciones durante los años 70 en todos los árboles genealógicos conocidos de los gatos somalíes. El resultado fue que todos los árboles llevaban a un solo macho abisinio utilizado para la cría. Este ejemplar procedente de Inglaterra fue comprado y llevado a los EE. UU., y debió tener predisposición al pelo largo, un rasgo que ha transmitido a todos sus descendientes.
La reproducción selectiva de estas variedades de pelo largo dio como resultado el gato somalí, que se empezó a criar intencionadamente a partir de los años 60. En 1972 nació la primera camada oficial de estos gatos en EE. UU., y en 1979 la raza fue reconocida de manera oficial con la creación del Club de Gatos Somalís de América. Este club se estableció como la organización paraguas para todas las asociaciones de criadores del gato somalí. En 1982 la siguió la organización paraguas más grande de Europa. Según los estándares de la raza, el somalí ha de cruzarse como raza pura; el gato abisinio es la única excepción admitida. Los gatitos nacidos de este cruce se denominan «variante abisinia», puesto que son gatos abisinios portadores del gen recesivo del pelo largo. Dado que en la cría de abisinios no se desean animales de pelo largo, la variante abisinia se utiliza principalmente en la cría de somalíes.
La cría del gato somalí obedece los estrictos estándares de la raza que establece cada organización paraguas. En consecuencia, aquellos que crían en Europase acogen a las normas de la Fédération Internationale Féline (FIFe), mientras que los que crían en EE. UU. deben respetar los estándares de alguna asociación paraguas nacional, como la Cat Fanciers’ Association o The International Cat Association, que son las dos más grandes. Existen diferencias sutiles entre los estándares de la raza establecidos por las grandes asociaciones paraguas nacionales e internacionales.
El gato somalí es una raza poco complicada que no requiere cuidados específicos. Su pelaje semilargo no implica una atención exagerada gracias a que su manto inferior es escaso. Por lo general, suele ser suficiente con peinarlos una vez a la semana.
No dudes en invertir en una comida de alta calidad con abundantes proteínas porque esta es la mejor garantía para la salud de tu gato. Al ser carnívoros, estos pequeños felinos obtienen los nutrientes y las proteínas necesarias de la carne de buena calidad, mientras que solo pueden aprovechar una pequeña cantidad de los carbohidratos.
Evidentemente, la visita anual al veterinario es indiscutible, sobre todo si tu gato juguetón tiene acceso al exterior. En el veterinario puedes comentar todos los problemas de salud de tu minino, así como ponerle las vacunas necesarias y pedir consejo sobre los antiparasitarios.
A pesar de queel somalí no es una raza tan expandida y, por lo tanto, no está sobreexplotada, tiene una predisposición a ciertas enfermedades, al igual que su hermano, el abisinio. Una de ellas es la isoeritrolisis neonatal felina (IEN), que ocurre por unacombinación determinada de los tres grupos de sangre (A, B y AB), y que se traduce en la incompatibilidad entre la madre y sus gatitos. Esto se debe al apareamiento de un macho del grupo sanguíneo A con una hembra del grupo sanguíneo B. Después de nacer, los gatitos reciben, a través de la leche materna, anticuerpos contra el grupo sanguíneo B, lo que desemboca en una secreción excesiva de hemoglobina y en una anemia aguda. Desafortunadamente, la IEN aguda siempre es mortal y solo se puede evitar si el criador conoce los grupos sanguíneos de sus gatos y los cruza de forma responsable.
Al igual que los abisinios, los somalís también pueden padecer atrofia progresiva de la retina (APR). La ceguera nocturna es, a menudo, el primer síntoma de la alteración de la retina por trastornos metabólicos locales del tejido. En la forma degenerativa, que se hereda de manera recesiva, se presentan síntomas desde el segundo año de vida, aunque puede tardar en aparecer hasta que el gato cumple los seis años. Por ello, es imprescindible que un veterinario examine cada año a los animales utilizados para la cría hasta que estos cumplan los seis años. Aún se está trabajando en el desarrollo de pruebas de ADN para esta afección.
También es conocida la deficiencia de la enzima piruvato quinasa en los glóbulos rojos. Esto produce anemia porque la vida de los glóbulos rojos se ve acortada significativamente, lo que disminuye su número en gran medida. Aunque las transfusiones de sangre pueden salvar vidas, no existe un tratamiento en sí para la deficiencia de piruvato quinasa. Puesto que es una enfermedad hereditaria recesiva, los gatos portadores pueden no desarrollarla. Sin embargo, si se aparean dos gatos portadores del gen recesivo, la camada sufrirá deficiencia de esta esencial enzima.
Los casos de enfermedades hereditarias como los antes mencionados subrayan la importancia del cruzamiento profesional y responsable. Un criador responsable es aquel que responde con su nombre por la salud de sus animales y de sus crías.
Un criador serio realiza pruebas regulares a sus gatos para detectar enfermedades hereditarias como la APR, cruza a sus animales de forma inteligente para prevenir la isoeritrolisis neonatal felina y solo entrega a los gatitos a personas responsables, a menudo con contrato de protección. Además, ofrece consejos y apoyo a los compradores de sus gatitos durante las primeras semanas y meses. También les proporciona la cartilla de vacunaciones y los resultados de las posibles pruebas de salud de sus crías. Esto se traduce en tiempo y dinero: comida de alta calidad para la madre y sus crías, costes veterinarios, vacunas, posibles desparasitaciones y la pertenencia a alguna asociación de criadores. Todo suma, y en este precio ni siquiera están incluidas todas las horas que el criador dedica a sus animales.
Debes contar con todos estos gastos a la hora de adquirir tu somalí. Si el abisinio es un gato poco común, el somalí lo es aún más. Un amante de los animales puede venderlos por 700 euros o más, aunque obviamente un gato de criador tiene un coste mayor.
Sobre todo si quieres llevarte a casa más de un gato, debes estar preparado para desembolsar una cantidad de dinero considerable.
Como alternativa, puedes adquirir gatos adultos excluidos de la cría por un precio más conveniente. También puedes buscar en alguna protectora de animales. Allí encontrarás muchos ejemplares de pelo corto o largo que buscan un hogar nuevo y bueno. ¿Quién sabe? Quizá allí encuentres al gato de tus sueños…
¡Te deseamos una vida llena de felicidad con tu gato somalí!
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