Gato siamés
Los ojos azules y el destacado dibujo del pelaje hacen que el gato siamés sea inconfundible. Descubre todo lo que hay que saber de este elegante gato y si realmente es tan parlanchín como dicen.
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En nuestro país, el gato keniano sokoke es muy poco frecuente, pero esto podría cambiar. Este gato africano con el típico pelaje tabby es extremadamente flexible y sociable. Le encanta estar con gente, pero de vez en cuando necesita libertad y mucho ejercicio.
El origen de todos los gatos sokoke se encuentra en Kenia, concretamente en el bosque de Sokoke-Arabuko. Esta es una de las últimas zonas selváticas de África oriental. La granjera inglesa Jeni Slater, que tenía una plantación de cocoteros en Kenia desde hacía muchos años, se encontró una camada de gatos salvajes huérfanos en 1978.
Se dedujo que los gatos eran las crías asilvestradas de gatos perdidos de inmigrantes. Slater se llevó a los gatitos a su granja, donde los crio. Pese a su origen salvaje, resultaron ser fáciles de domesticar y extremadamente apegados.
Al principio, Slater no sabía nada de los antepasados de sus gatos. Sin embargo, supuso que debían de ser animales especiales y empezó con la cría selectiva. A partir de ahí, los llamó sokoke.
Para seguir criándolos, cruzó gatos domésticos negros. No obstante, se mantuvo el aspecto curioso del sokoke, su cuerpo musculoso con dibujo tabby y su naturaleza apegada a las personas, pero también amante de la libertad. Unos años después, en 1984, Slater recibió la visita de su amiga danesa Gloria Moldrup en Kenia. Esta mujer, amante de los gatos, quedó fascinada por estos gatos y se llevó una pareja de cría a Dinamarca.
Al principio, tenía miedo de que no estuvieran a gusto en el clima del norte de Europa. Sin embargo, este temor no se confirmó. Así pues, Moldrup montó el primer criadero de sokoke en suelo europeo en Dinamarca y se empleó a fondo para lograr el reconocimiento de la raza. A mediados de la década de 1980 se exhibieron los primeros sokokes criados en Dinamarca en una exposición en Copenhague. La Federación Internacional Felina (FIFé) reconoció la raza oficialmente en 1994.
El gato sokoke aún es muy poco común en nuestro país, entre otras cosas, por las estrictas condiciones de cría. Para que un criador pueda registrar oficialmente una camada debe presentar documentos de cada animal. Estos deben certificar que el origen de los animales de cría realmente se encuentra en la región de Sokoke. Solo entonces, los gatitos reciben un certificado de autenticidad y se reconocen como gatos sokoke.
Pese a estas condiciones, actualmente hay criadores de Noruega, Finlandia, EE. UU., Italia, Alemania y, lógicamente, Dinamarca que se dedican a la cría de esta raza tan especial.
El espíritu deportivo del sokoke se ve enseguida. Bajo su pelo corto se percibe claramente una figura atlética y una estructura ósea fuerte. Los ejemplares adultos alcanzan un peso de entre tres y medio y seis kilos. De hecho, los machos pueden llegar a pesar siete kilos.
En comparación con su cuerpo mediano y musculoso, la cabeza parece pequeña. Además, las orejas medianas anchas y los ojos almendrados le confieren una expresión atenta. También son típicos los pómulos y las almohadillas de los bigotes bien marcados. Asimismo, este gato presenta un reborde expresivo del color del dibujo alrededor de la nariz y los ojos.
El pelaje muy corto y elástico del sokoke está bien ceñido al cuerpo y tiene poco subpelo o ninguno. A nivel cromático, estos gatos son muy homogéneos: siempre presentan el clásico dibujo tabby. El pelaje luce un dibujo atigrado negro y oscuro sobre un fondo entre gris y marrón dorado.
El gato sokoke necesita un tiempo para cogerle confianza a una persona. Sin embargo, una vez que lo hace, se muestra extremadamente apegado y mimoso.
Le encanta tener a su cuidador cerca, hacer arrumacos y jugar y comunicarse con él. En efecto, el sokoke es muy comunicativo y parlanchín. Como el siamés, maúlla mucho, restriega la cabeza por las piernas del cuidador y llama su atención a todo volumen.
El vivaracho y atlético sokoke siempre quiere jugar o practicar otras actividades deportivas. Incluso le encanta aprender truquitos o jugar a juegos de cobro. Verás que aprende más que simplemente a abrir puertas. De hecho, es tan listo que aprenderá a hacerlo tras unos pocos días en tu casa.
Este gato lleva la curiosidad en la sangre. Le gusta explorar cada rincón minuciosamente y husmear las patas de las sillas, las cortinas, los zapatos y las plantas. Es muy curioso y no quiere perderse nada. No hay nada que odie más el sokoke que el aburrimiento. Tampoco le gusta quedarse solo, por lo que no es apto para la gente que casi nunca está en casa.
El sokoke necesita la cercanía de su familia y aprecia la compañía de otros gatos. Sin embargo, de vez en cuando le apetece disfrutar de momentos de libertad para moverse a placer. A este gato tan atlético y activo le encanta trepar y hacer excursiones para explorar.
Por todo esto, tener al gato sokoke en un piso pequeño no es adecuado. Un jardín vallado, un balcón grande con red o, mejor aún, salidas al exterior en un entorno rural son ideales.
Además, debido a su carácter, exige más atenciones y cautela que otras razas. Las plantas tóxicas y otros objetos peligrosos con los que podría hacerse daño deben colocarse fuera de su alcance.
A quien le guste tanto hablar como al sokoke quiere tener a alguien que sepa escucharlo. A este gato no le gusta estar solo mucho tiempo. Si, aun así, debes dejarlo solo de vez en cuando, te recomendamos que adoptes un segundo gato con el que el sokoke se lleve bien.
Los niños también son compañeros de juegos estupendos para él. Sin embargo, deben ser suficientemente mayores como para entender que no es un peluche y respetar su necesidad de libertad. Si lo agarran demasiado fuerte, al final acabará usando la fuerza y, posiblemente, las uñas. En efecto, por muy apegado que sea el sokoke, también puede cansarse de los mimos.
Si has recorrido el difícil camino hasta conseguir un sokoke, poco tendrás que preocuparte por su salud y cuidados. De hecho, es extremadamente robusto y resistente a enfermedades típicas de la raza.
Sin embargo, no se libra de las enfermedades felinas normales, como infecciones de las vías respiratorias altas o desórdenes gastrointestinales. Es obligatorio ponerle las vacunas de recuerdo regularmente contra la gripe y la panleucopenia felinas. Si el sokoke puede salir al exterior, también hay que vacunarlo contra la rabia y la leucemia.
El pelaje corto del sokoke no requiere cuidados especiales. Gracias a la ausencia de subpelo y a lo aseado que es, se podría decir que se limpia solo. No obstante, le gusta que lo cepillen de vez en cuando. Al fin y al cabo, los suaves movimientos del cepillo son muy relajantes.
Como cualquier otro gato, el sokoke debe comer un alimento de calidad con todos los nutrientes y vitaminas importantes. Los gatos son carnívoros por naturaleza. Por eso, necesitan un alimento con un alto contenido de carne, al menos del sesenta por ciento, para cubrir su demanda de proteína animal.
Mucha gente confía actualmente en la dieta barf, que es alimentación cruda biológicamente apropiada. Este método se basa en la alimentación original de los gatos salvajes. Consiste en carne cruda fresca complementada con verduras, aceites alimentarios y otros aditivos.
Sin embargo, requiere buenos conocimientos sobre la demanda nutricional del gato y las vitaminas y minerales que contienen los alimentos. Solo así se puede garantizar que el gato recibe una alimentación equilibrada.
Otra opción es comprar menús barf ya preparados o tipos de comida húmeda específicamente elaborados para las necesidades felinas. Fíjate siempre en que el etiquetado sea claro y los componentes sean de buena calidad. Los desperdicios de carne, como los subproductos animales, no deben figurar en la lista. Asimismo, el azúcar, los conservantes químicos y los potenciadores del sabor artificiales están prohibidos.
Si prefieres recurrir al pienso, asegúrate de que el gato ingiera suficientes líquidos y siempre tenga una fuente o bebedero llenos de agua fresca.
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Comprar un sokoke es difícil. Si te interesa este precioso gato, deberás emplearte a fondo para encontrar un criador registrado. Además, probablemente deberás recorrer muchos kilómetros hasta el criadero y esperar mucho tiempo a una camada. El precio de este gato es bastante alto y puede oscilar entre los 1000 y los 2000 euros. De hecho, los ejemplares de cría pueden ser incluso más caros.
Cuando lo compres, asegúrate de que te den el certificado de autenticidad oficial que confirme el origen del gato. Como el dibujo tabby también lo tienen otras razas, hay quienes venden gatos tabby como sokokes para ganar más dinero.
Si tienes la suerte de adoptar este gato, te robará el corazón. No solo es increíblemente bonito y exótico, sino también muy apegado a las personas y vivaracho. Sus parloteo y su curiosidad son tan divertidos que proporcionan entretenimiento a raudales en la convivencia.
Los ojos azules y el destacado dibujo del pelaje hacen que el gato siamés sea inconfundible. Descubre todo lo que hay que saber de este elegante gato y si realmente es tan parlanchín como dicen.
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