Gato siamés
Los ojos azules y el destacado dibujo del pelaje hacen que el gato siamés sea inconfundible. Descubre todo lo que hay que saber de este elegante gato y si realmente es tan parlanchín como dicen.
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El savannah es una raza relativamente nueva que, por el llamativo color de su pelo, se ha puesto de moda y se ha convertido en un objeto de prestigio. Le debe su nombre a la sabana de África, el hábitat del serval.
El savannah es un cruce de gato doméstico y serval, un gato salvaje africano del orden de los carnívoros. El primer gato savannah surgió por error en 1986 del cruce entre un serval y un siamés. En realidad, el macho serval que Judee Frank tomó prestado debía aparearse con una hembra serval. Sin embargo, el macho se alojaba junto a una gata siamesa, lo que condujo al apareamiento. La cuidadora del gato serval, Suzi Mutascio, se quedó con el único gatito de la camada. A continuación, empezó con la cría de gatos savannah F2. En 1996, los criadores Patrick Kelley y Joyce Sroufe redactaron el primer estándar de la raza. En 2001, la TICA (Asociación Internacional del Gato) reconoció la raza, que alcanzó el estatus de campeonato en 2012. Los savannah de las generaciones F1-F4 tienen un alto porcentaje de sangre salvaje, lo que los convierte en razas híbridas.
Las generaciones filiales indican la relación del savannah respecto a sus antepasados. F1 indica un apareamiento directo con un serval; F2, que el serval es el bisabuelo; y así sucesivamente. Para mencionar el grado de parentesco con mayor precisión, se utilizan letras:
El savannah parece una versión pequeña del serval. La particularidad de esta raza es el dibujo de lunares. En general, el color está compuesto por un fondo dorado o beis con una parte inferior más clara. Esto depende de la raza con la que se haya cruzado. No obstante, lo habitual hoy en día es cruzar gatos savannah con gatos savannah.
Este gato es grande y delgado, con piernas largas y musculosas. Tiene las patas traseras algo más largas que las delanteras y zarpas medianas y ovaladas. Además, el savannah cuenta con una cola relativamente ancha de longitud media. El cuello es largo y delgado, como el resto del cuerpo, y la cabeza, triangular y pequeña en comparación. Las orejas son muy grandes, altas, erguidas y anchas, con punta redondeada. En cuanto a los ojos, los tiene medianos y bajos. Se permiten todos los colores y estos no dependen del tono del pelaje. También es típico de la raza el dibujo de lágrima, que recuerda al guepardo y le confiere un aspecto exótico. Gracias a su complexión esbelta, el savannah es muy grácil y garboso.
Se permiten estos colores:
Los gatos savannah de la primera y segunda generación son los más grandes. Estos animales pesan entre 4,5 y 10 kg y, al igual que el tamaño, su peso depende de la generación. El motivo es que, en las primeras generaciones, la influencia genética del gato salvaje africano sigue siendo considerable. A partir de la cuarta generación, el tamaño y el peso se estabilizan.
El savannah es un gato muy simpático, juguetón y social. Como es muy dinámico y activo, necesita hacer mucho ejercicio. Esta necesidad se puede satisfacer con juguetes o un segundo gato. Siendo un animal tan vivaracho, no es conveniente tenerlo solo. Su complexión atlética le permite saltar y trepar hasta dos metros de altura. Por eso, tu casa debe tener lugares altos a los que se pueda subir. Un rascador estable con varios pisos es indispensable. Los muebles para afilarse las uñas también sirven para la manicura. El savannah a menudo se califica de perro en cuerpo de gato porque es capaz de aprender a traer la pelota y andar con correa. Conviene acostumbrarlo desde gatito a la correa y practicar en casa antes de llevarlo a la calle. Otra particularidad de esta raza es su amor por el agua. Si le pones una tina llena de agua, disfrutará bañándose.
En general, el savannah se lleva bien con otros animales domésticos, como perros, pero también es muy paciente con los niños. El gato savannah es curioso y siempre está buscando aventuras. Por eso, un jardín seguro para gatos o un balcón con red son ideales. No obstante, también sabe lo que quiere y tiene una fuerte capacidad de imponerse. Pero también es muy cariñoso y establece un vínculo estrecho con su cuidador. Debido a su temperamento, el savannah no es adecuado para principiantes, sino más bien para gente con experiencia con gatos.
Con una alimentación y tenencia acordes a la especie, la esperanza de vida del savannah es de 12-20 años.
Los gatos savannah de las generaciones más altas tienen condiciones de tenencia especiales. Los de las primeras generaciones (desde la primera hasta la cuarta) tienen necesidades especiales y características distintivas de animales salvajes. Esto los hace inadecuados como gatos domésticos. Por eso, los amantes de las razas híbridas que quieran tenerlos en casa solo deben adquirir mininos de generaciones posteriores.
Solo a partir de la quinta generación son considerados como gatos mansos y pueden tenerse en casa. Es recomendable tener un balcón o jardín seguros para gatos, ya que estos mininos tienen un gran dinamismo. Las opciones para trepar, jugar y esconderse, como túneles o casitas, son elementos imprescindibles para el savannah. Los juguetes de inteligencia también son estupendos para entretener a este animal tan inteligente. Si se aburre, el savannah se ensañará con los muebles de la casa. Evítalo dejándolo corretear a placer y entreteniéndolo como es debido. Como decíamos antes, no es conveniente tener un gato savannah solo. Es mejor tenerlo con otro gato para que jueguen y se acurruquen juntos.
El pelo del savannah se debe cuidar de vez en cuando con un cepillo o un peine. Además, hay que llevarlo regularmente al veteriario para los chequeos rutinarios, las vacunas y las desparasitaciones. Así, te asegurarás de que tu minino disfruta de buena salud.
En lo que a alimentación se refiere, los savannah de las generaciones F1-F4 son relativamente exigentes. Lo mejor es alimentarlos a base de comida cruda. El criador te dará información al respecto.
Los gatos savannah de la generación F5 no tienen requisitos dietéticos especiales. Dado que los gatos son carnívoros por naturaleza, la comida debe tener una alta proporción de carne. Puedes elegir entre pienso y comida húmeda. Ambas variantes tienen sus ventajas e inconvenientes. El pienso es compacto y fácil de guardar, pero tiene un contenido de líquido menor que la comida húmeda.
La calidad es un factor decisivo. La etiqueta de la comida presenta un orden determinado: los componentes de la comida están ordenados según la cantidad. Así pues, los componentes con la mayor cantidad figuran arriba del todo en la etiqueta. Asegúrate de que la comida que elijas tenga una alta proporción de carne, es decir, que la carne figure arriba del todo en la etiqueta. Hay que tener cuidado con los llamados subproductos animales. Aunque los animales también deben ingerir vísceras, que se consideran subproductos animales, con frecuencia este término también esconde productos de desecho, como cuerno, pelo u órganos difíciles de digerir, como panza o pulmón. Con suerte, estos subproductos están declarados abiertamente, por lo que se indica claramente cuáles contiene la comida. Los cereales deben ser escasos y, a ser posible, figurar abajo del todo en la etiqueta.
Otras opciones para alimentar al savannah son cocinar la comida y la dieta BARF/ACBA (alimentación cruda adecuada a la especie). Estos métodos son laboriosos, pero muy acordes a la especie, siempre que se implementen con responsabilidad y los conocimientos necesarios. Es importante conocer las necesidades particulares del minino para no provocarle déficits. Conviene informarse con libros especializados y veterinarios u otros profesionales sobre qué cantidad y tipo de comida y suplementos necesita el gato.
Un savannah de una generación baja cuesta 1000 € como mínimo. Según el tamaño de la camada y lo alta que sea la generación, el precio puede rondar los 10 000 €.
A la hora de elegir al criador, debes tener en cuenta algunos aspectos. En primer lugar, es importante que sea responsable y que disponga de suficientes conocimientos sobre la raza y la genética. Esto es esencial para prevenir enfermedades hereditarias y la procreación consanguínea. Además, el criador debe estar afiliado a una asociación de cría. El trato de los animales también es importante. Un criador profesional somete a sus animales a chequeos médicos regularmente. Asimismo, les proporciona una alimentación y unas condiciones de tenencia acordes a la especie. Los gatitos deben permanecer con su madre al menos 12 semanas, que es el tiempo en que aprenden las cosas vitales.
Siempre es recomendable hacer una visita a una protectora de animales. Aquí hay muchos mininos, incluidos de raza, que buscan un nuevo hogar. Quién sabe, a lo mejor encuentras al gato de tus sueños en una protectora de animales.
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