Gato siamés
Los ojos azules y el destacado dibujo del pelaje hacen que el gato siamés sea inconfundible. Descubre todo lo que hay que saber de este elegante gato y si realmente es tan parlanchín como dicen.
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¿Un gato que parece una muñeca de trapo? No exactamente. El ragdoll es una raza para los amantes de los siameses y otros gatos point. Estos mansos gigantes no solo conquistan por su precioso pelaje, sus colores excepcionales y sus brillantes ojos azules.
El ragdoll es un gato grande, con pecho ancho y cuerpo musculoso, que destaca por su pelaje suave. Este es de longitud media, sedoso y con poco subpelo, por lo que queda pegado al cuerpo. Esto le proporciona un aspecto de peluche que se ve reforzado por la gorguera, que presentan la mayoría de ejemplares.
La cabeza es de tamaño mediano y discurre en forma de cuña hasta las unas orejas redondeadas y muy separadas. Las patas traseras son algo más largas que las delanteras, lo que genera una línea ligeramente descendente. Su rasgo más distintivo son los brillantes ojos azules.
El ragdoll pertenece a las razas de gato grandes. Las hembras pueden pesar 6,5 kilos y los machos, hasta 9,5 kilos. Pueden alcanzar una altura de cruz de 40 centímetros y una longitud de hasta 1,20 metros desde la nariz hasta la punta de la cola.
¿Cuándo es adulto un ragdoll? Esta es una pregunta frecuente, y es que pasa bastante tiempo hasta que este gato alcanza su estatura definitiva. El gato ragdoll alcanza la madurez a los tres o cuatro años.
Al igual que el siamés, el ragdoll pertenece a los gatos point. Estos points solo se encuentran en la cara, las orejas, las patas y la cola. Un dibujo blanco recubre la coloración en la parte central del cuerpo.
Cualquier color del pelaje puede aparecer como colorpoint. En el ragdoll se admiten varios colores: point seal, blue, chocolate, lilac, red y cream son los colores típicos.
Las variantes de patrones oficiales se llaman colorpoint, mitted, bicolor, tabby, tortie y torbie.
Dato interesante: al ser point, los gatitos nacen blancos y no desarrollan su color definitivo hasta los tres o cuatro años.
El gato muñeca de trapo es muy sociable, manso, bondadoso, pacífico y curioso, pero, sobre todo, mimoso y juguetón. Sigue a su cuidador a todas partes. Por eso, muchos lo describen como perro en forma de gato.
Los ragdolls se entregan plenamente a su familia humana, pero es muy necesario que tengan un compañero de juegos felino. Durante mucho tiempo se consideró a los gatos animales solitarios, pero las razas sociables como esta agradecen la convivencia con congéneres.
Un rasgo particular del ragdoll es lo que le confirió su nombre. Si coges uno en brazos y está relajado, se desparrama como una muñeca de trapo. De hecho, al ragdoll le gusta que lo cojan en brazos mucho tiempo, algo poco común en los gatos. Esta característica se atribuye a la enorme confianza que estos mininos depositan en las personas.
El manso ragdoll es apto para vivir en un piso, pero disfruta con un balcón a prueba de gatos o un jardín.
Con una tenencia exclusivamente en un piso, debes asegurarte de que tu minino haga suficiente ejercicio físico y mental. Esto significa que debes pasar mucho tiempo jugando con él. Tampoco conviene que lo dejes solo mucho tiempo.
El piso idóneo para un gato ragdoll no debe ser muy pequeño. Al fin y al cabo, esta es una de las razas de gato grandes. Los muebles para trepar estratégicamente ubicados, como un rascador o una tumbona junto a la ventana, le ofrecen una tercera dimensión. Puede usarlos para pegarse una siestecita, para otear el entorno o para trepar y jugar.
Lectura recomendada: Cómo hacer un rascador para gatos
Un ragdoll de pura cepa también se lleva bien con niños y otros animales domésticos. Algunos incluso se dejan disfrazar por los niños. Su carácter tranquilo e imperturbable lo convierte en un estupendo gato para familias, en todos los sentidos.
Como apenas tiene subpelo, el pelo semilargo del gato muñeca de trapo es fácil de cuidar. Sin embargo, el cepillado semanal se simplifica enormemente si lo acostumbras desde pequeño al peine y al cepillo.
Como animales mimosos y apegados a los humanos que son, muy pocos tienen problemas con las caricias y los cepillados. Al contrario: mucho disfrutan a tope de las sesiones de cuidado regulares.
Durante la época de muda en primavera y otoño, el ragdoll te agradecerá que lo cepilles a diario. Presta especial atención a los pelos de debajo de las axilas, que se enredan mucho en esta época.
Dado que los gatos invierten mucho tiempo en el cuidado del pelo, siempre llegan pelos sueltos a su aparato digestivo. Puedes facilitarle a tu gato la expulsión de estos pelos con hierba para gatos, golosinas especiales o malta. Estos pequeños extras están especialmente indicados si tu ragdoll tiende al estreñimiento. Además, reducen el riesgo de que se formen bolas de pelo.
También en el aspecto de la salud, se considera que el gato ragdoll es poco complicado. Sin embargo, la mayoría de seres vivos tienen predisposición a ciertas enfermedades hereditarias. La cría dentro de una misma línea de sangre puede potenciar esto. Por desgracia, el ragdoll no es ninguna excepción.
Cabe mencionar la cardiomiopatía hipertrófica (CMHF), una de las enfermedades cardíacas más frecuentes en gatos. Se caracteriza por un engrosamiento del músculo cardíaco y se puede diagnosticar con una ecografía cardíaca. Actualmente, existe una prueba genética para detectar la CMHF. De este modo, los criadores responsables pueden descartar a los animales enfermos de la cría a tiempo.
Si el ragdoll se libra de esta y otras enfermedades, puede vivir entre doce y quince años llenos de felicidad.
Un criador profesional considera a sus gatos como miembros de su familia y se responsabiliza de ellos y sus crías. Esto incluye un apareamiento sensato, una buena asistencia sanitaria y un entorno y alimentación acordes a la especie.
Los gatitos nunca se deben entregar antes de la duodécima semana de vida a su nuevo cuidador. Los bebés necesitan al menos tres meses para aprender todo lo que necesitan de su madre y sus hermanos. Dado que este es un tiempo estresante para la madre, los criadores responsables también dejan pasar suficiente tiempo entre camadas.
Obviamente, todo esto tiene un precio. Un animal de criador cuesta alrededor de 1000 euros o más. Sumando todos los gastos que asume un criador en los tres primeros meses de vida de un gatito, queda claro: rico no se hace. Al fin y al cabo, debe pagar posibles derechos de monta. A estos se añaden los costes de las visitas al veterinario con la madre y los gatitos. La afiliación a una asociación de cría y la posible emisión de documentos son otros factores.
Si te fascina el ragdoll, pero no te puedes permitir su precio, puede que encuentres uno en una protectora de animales. Aquí hay muchos gatos que buscan un nuevo hogar, incluidos gatos de raza.
El origen de este gato se remonta a la década de 1960, en California. La fundadora y primera criadora de la raza fue Ann Baker. Creó una línea de cría con una gata parecida a una angora llamada Josephine y otras gatas que desconocemos. El macho de cría de Ann Baker debió de corresponderse ya entonces con el arquetipo del ragdoll actual: grande, con pelo semilargo y unos preciosos ojos azules.
Como sucede a menudo en los círculos de criadores, aquí también hubo problemas interpersonales. Cuando Ann Baker patentó el nombre ragdoll y empezó a cobrar derechos por cada animal de su línea, muchos criadores se separaron de la línea original. Como consecuencia, hicieron de la cría lo que es en la actualidad.
Así pues, el ragdoll no es solo una raza muy nueva, sino también la primera raza de gato con una patente registrada.
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