Gato siamés
Los ojos azules y el destacado dibujo del pelaje hacen que el gato siamés sea inconfundible. Descubre todo lo que hay que saber de este elegante gato y si realmente es tan parlanchín como dicen.
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El gato del desierto, o gato salvaje africano (Felis silvestris lybica), es el antepasado de nuestros gatos domésticos. Este parentesco se hace patente en su aspecto y también en su comportamiento. ¿Por qué vale la pena investigarlo? Conociendo mejor a estas criaturas salvajes, tendrás alguna que otra revelación sobre tu propio minino.
Como padre de todos los gatos domésticos, el gato del desierto se parece mucho a los mininos que conocemos. Este gato podría pasar a primera vista por un gato doméstico grande.
Sin embargo, tiene las patas más largas, lo que le confiere proporciones diferentes y una marcha como la del guepardo. Además, la cola larga y delgada es diferente de la de los gatos domésticos. Acaba en punta y en el extremo presenta dos o tres anillos oscuros.
El gato del desierto mide entre 40 y 70 centímetros desde la cabeza hasta la cola. Por su parte, la cola mide unos 30 centímetros más.
¿Arte o realidad? Seguro que habrás visto las representaciones de gatos del antiguo Egipto y te habrás preguntado el porqué de las patas tan largas. Esto no es ninguna concesión artística, sino el aspecto real de los gatos de la época, muy similares a este.
El gato del desierto presenta una coloración más bien apagada. Dominan los tonos rojizos, el marrón amarillento, el gris y el amarillo arena, con cierto atigrado o botas. Son características las superficies naranjas rojizas en la parte posterior de las orejas y en el morro. Además, presenta una franja dorsal oscura a lo largo de la columna y almohadillas oscuras. Bajo los ojos suele lucir marcas blancas.
Con estos colores, el gato del desierto se funde con el entorno, la estepa o el desierto africanos. El pelaje es corto y tiene las puntas oscuras, lo que le confiere un aspecto ligeramente moteado.
Debido a su gran capacidad de adaptación, el gato del desierto se encuentra en muchos hábitats naturales. Le gusta el desierto, el semidesierto y la sabana, pero se contenta con bosques o incluso regiones con montañas de hasta 3000 metros de altitud. Solo evita las selvas tropicales y las regiones de nieve.
Su área de distribución principal se extiende por la mayoría de países de África. No obstante, también se han encontrado ejemplares en la península arábiga y en regiones del sureste asiático y China. Incluso se han avistado ejemplares en Sicilia y Cerdeña, que actualmente constituyen el horizonte más septentrional del gato salvaje africano.
La domesticación de los gatos domésticos empezó en el año 7500 antes de nuestra era. Se cree que el gato se ha adaptado a los cambios provocados por los humanos y les ha pisado los talones desde el primer día.
Los primeros gatos domésticos eran gatos del desierto semidomesticados del antiguo Egipto. Cazaban ratones y, por eso, eran bienvenidos en las casas, los almacenes de víveres y los barcos mercantes.
Con la llegada de los romanos, el gato del desierto y sus hermanos domesticados llegaron hace unos 2000 años a Europa. Aquí, se extendieron rápidamente. También es posible que los cruzaran con el gato montés.
El gato del desierto es la especie de gato salvaje menos amenazada y está muy extendido en todo el mundo. Sin embargo, está protegido por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres.
La alta tolerancia a los hábitats y capacidad de adaptación de estos gatos les permiten sobrevivir casi en cualquier sitio. Por eso, han superado bien la destrucción de los espacios naturales.
Aparte de los accidentes de tráfico, el Felis silvestris lybica está poco amenazado por las personas. No obstante, los crecientes cruces con gatos domésticos están haciendo que su población salvaje disminuya y se convierta en híbridos.
Los gatos domésticos y los del desierto se llevan bien y pueden aparearse sin problema. Por eso, es difícil encontrar gatos del desierto puros en la actualidad.
¿Tenencia como animal doméstico? El gato del desierto es un animal salvaje que no está domesticado ni se puede tener en casa.
El gato del desierto, como muchos gatos salvajes, se muestra esquivo con las personas. Suele ser difícil de avistar porque, gracias a sus buenos sentidos, ve a las personas de lejos y las rehúye.
Sin embargo, su timidez no alcanza los extremos de sus parientes europeos. Si se acostumbra lo suficiente, el gato del desierto puede tolerar una mayor cercanía con los humanos. En general, es más confiado con otros gatos.
El gato del desierto vive solo. Es un solitario que explora su territorio y lo recorre por la noche en busca de presas. El tamaño del territorio depende enormemente de la región en cuestión.
Si hay una gran oferta alimenticia, el territorio puede ser muy pequeño. En Kenia se han estudiado ejemplares con un territorio de 1,6 kilómetros cuadrados. En cambio, en Arabia Saudí se han observado territorios de 50 kilómetros cuadrados.
Con alrededor de un año, el gato salvaje africano alcanza la madurez sexual. A partir de este momento, tiene una camada al año compuesta por muchos gatitos. La gestación dura entre 56 y 68 días.
Cuando los gatitos ya pueden valerse por sí mismos, algunos permanecen con su madre formando un grupo mayor. Así, a veces conviven varias camadas durante un tiempo antes de que los gatos emprendan su camino en solitario.
Larga vida El gato del desierto puede vivir hasta los dieciséis años.
El gato del desierto vive en todas las regiones de distribución, especialmente en las de los roedores pequeños. Estos pueden ser ratones, liebres, hámsteres y conejos pequeños. Sin embargo, también come pájaros, como palomas, tejedores o aves salvajes.
Estas presas suele complementarlas con arañas, escorpiones y serpientes. Además, también le gusta el pescado. Los ejemplares adultos pueden incluso cazar antílopes pequeños o corderos.
El gato del desierto es un cazador excelente que acecha a su presa, se acerca sigilosamente y acaba con ella con un esprint rapidísimo. La mayoría permanecen en el suelo, aunque saben escalar. Si no ha habido suerte en la caza o se les presenta la oportunidad, también comen carroña.
¿Tu gato bebe poca agua? Esto lo ha heredado del Felis silvestris lybica. El gato del desierto casi nunca encuentra fuentes de agua. Por lo tanto, cubre su demanda de líquidos casi totalmente con la alimentación. Por ejemplo, un ratón contiene muchísima agua.
Este legado genético también es el motivo por el que muchos expertos creen que no hay que alimentar a los gatos exclusivamente con pienso. Este apenas contiene agua y, debido a su genética, el gato no tiene un instinto de beber suficiente para compensarlo. Por lo tanto, puede deshidratarse.
El gato del desierto es un animal salvaje adaptable que está estrechamente emparentado con nuestros gatos domésticos. No es apto como animal doméstico, pero los gatos de cría modernos provienen de él. Así pues, todos los mininos albergan una gran parte de estos gatos salvajes en su interior. Solo hay que mirarlos para darse cuenta.
Particularidades: | Origen del gato doméstico moderno |
Carácter: | Esquivo y solitario |
Tamaño: | 40-66,5 cm desde la cabeza hasta el nacimiento de la cola |
Peso: | 2,4-6,4 kg |
Color de los ojos: | Amarillo verdoso |
Colores: | Rojo, marrón amarillento, gris y arena |
Pelaje: | Corto |
Esperanza de vida: | 16 años |
Origen: | África |
Los ojos azules y el destacado dibujo del pelaje hacen que el gato siamés sea inconfundible. Descubre todo lo que hay que saber de este elegante gato y si realmente es tan parlanchín como dicen.
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