Gato burmés

Gato burmés

«Un carácter de buen agüero», el nombre originario de Tailandia describe a la perfección al gato burmés. Estos felinos amantes de los humanos son muy charlatanes y les encanta jugar y retozar.

Origen

La historia de la cría de los gatos burmeses en su hogar Birmania, en la actualidad Myanmar, no está del todo clara. Se dice que este felino cuidado por monjes es una de las 16 razas de gato de templo y, aún hoy, en Asia es conocido bajo su nombre tailandés: Maeo Thong Daeng. Hay rumores de que esta raza participó en la primera exposición británica de gatos en el año 1871. Pero el gato siamés chocolate se parece mucho a la popular variante americana del burmés, por lo que no es del todo seguro que de verdad se tratara de un gato de esta raza.

Parece ser que un médico de la marina estadounidense trajo uno de los gatos burmeses de la entonces Birmania a San Francisco en los años 30. Se parecía a un gato siamés de color marrón claro. En poco tiempo, se reunió un equipo de científicos y de criadores interesados en las características genéticas Wong Mau. Se confirmó que no se trataba de un siamés, sino que era una raza propia. Wong Mau se cruzó con Tai Mau, un siamés del color sealpoint. Otro cruce con una cría de Wong Mau resultó en gatitos de color marrón oscuro. Estos son los ancestros de la cría de burmeses moderna.

El reconocimiento como raza propia

En 1936, la raza de gato burmés fue reconocida por la Cat Fanciers’ Association. Pero, a causa de los agresivos cruces con gatos de la raza siamés, este reconocimiento fue revocado una década después. Gracias a unos pocos criadores que continuaron trabajando en las características individuales de los gatos burmeses y en una clara distinción de la cría siamesa, en 1954 se volvió a reconocer como raza propia. También la americana United Burmese Cat Fanciers (UBCF) estableció en 1958 un estándar propio para la raza. Este no ha sufrido ningún cambio desde entonces. En los años 50 también fue el nacimiento de la cría del burmés en Gran Bretaña. Ahí la raza fue reconocida por el United Kingdom’s Governing Council of the Cat Fancy (GCCF) en 1952.

La cría del gato burmés en Gran Bretaña estaba basada en el gato burmés americano, pero el estándar de la raza se diferencia bastante de este último. Varían tanto que la raza burmés tradicional británica no está reconocida en Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda. Pero un cruce con la versión americana tampoco está incluido en el estándar para la cría británico.

En los años 70, el gato burmés se extendió al resto de Europa, y sigue siendo el clásico tipo británico. En Nueva Zelanda, Australia y Estados Unidos se sigue el estándar de la raza americano, que es más corpulento. Los gatos burmeses también participaron en el desarrollo de otras razas, en especial en la tonkinesa y la burmilla.

Gato burmés © serkucher / stock.adobe.com
Gato burmés

Aspecto

El gato burmés, es una raza oriental que proviene de Birmania, en la actualidad, Myanmar. A pesar del parecido nombre, no es la misma raza que el gato birmano, de pelo largo.

Debido a la gran diferencia entre el gato burmés europeo y el del otro lado del océano, es una de las pocas razas que tiene dos estándares de cría diferentes. El tipo americano es fuerte, con el pecho y la cabeza anchos y un hocico más corto. El tipo europeo, originario de Gran Bretaña, es más delgado y atlético. Se encuentra sobre todo en Europa, es de tamaño pequeño a mediano. Las gatas pesan hasta 4 kilos y los machos, hasta 6.

Estos delicados pero musculosos animales se parecen a los gatos siameses del tipo tradicional, pero no son tan delgados como el siamés de la actualidad. Además, los gatos burmeses son un poco más compactos que sus parientes de patas largas, los siameses. Tienen el pecho ancho y la espalda recta, sostenida por finas extremidades. Los ojos son grandes, de color amarillo dorado a ámbar y algo almendrados. Las orejas están separadas y sentadas sobre una cabeza cuneiforme con una frente redondeada, están muy abiertas.

Colores del gato burmés

El pelaje del burmés es brillante y sedoso. Está adaptado al cálido clima del sudeste de Asia, por lo que es muy ligero y está pegado al cuerpo por un poco de subpelo. El color del pelo debe ser sólido sin estampados, los burmeses jóvenes pueden estar un poco atigrados. También es frecuente, y por eso se prefiere sin, una máscara más oscura en la cara. Se reconocen diez tonalidades: azul, chocolate, sable y rojo, y sus variantes lila y champán y las combinaciones de dos colores como chocolate-tortie, azul-tortie, sable-tortie y lila-tortie.

Tonalidades monocromáticas:

  • Sable: los burmeses de color sable destacan por su cálido color marrón oscuro. La nariz y las almohadillas también son oscuras.
  • Chocolate: la tonalidad marrón chocolate del burmés es diferente al color sable. Las almohadillas pueden ser desde canelas a chocolate.
  • Azul: los burmeses de color azul son muy bonitos, pues el color gris azulado les da un reflejo plateado. La nariz y las almohadillas son de este mismo color.
  • Lila: la dilución del color marrón es un gris paloma con un fulgor rosado. La nariz y las almohadillas tienen un aspecto de color lavanda.
  • Rojo: los burmeses rojos tienen un cálido pelaje rojo naranjado. La nariz y las almohadillas son rosadas.
  • Champán: la dilución del rojo es un beige claro. La nariz y las almohadillas son, al igual que en el rojo, rosadas.

Combinaciones tortie 

La descripción inglesa tortie (de tortuga) describe a los gatos tricolores. Debido a las características genéticas de esta coloración, todos los gatos tricolores son hembras. El gato burmés está reconocido con varias tonalidades tortie.

  • Sable-tortie:los burmeses sable-tortie tienen un color de fondo rojo con manchas marrón oscuras. La nariz y las almohadillas pueden ser marrones o rosadas, o incluso con manchas rosadas.
  • Chocolate-tortie: el color de fondo chocolate se complementa con manchas beiges. La nariz y las almohadillas pueden ser color chocolate o rosadas, o también pueden tener manchas rosadas sobre un fondo marrón.
  • Azul-tortie: el pelaje tiene los colores azul grisáceo y albaricoque, que pueden aparecer con manchas o mezclados. Las almohadillas y la nariz son rosadas o azul grisáceos, también se permite la combinación de ambos colores.
  • Lila-tortie:los gatos burmeses de esta tonalidad tienen un fondo gris paloma con manchas de color albaricoque o beige oscuras. La nariz y las almohadillas son rosadas.

Según la zona puede haber otros colores, como por ejemplo en Nueva Zelanda, donde el gato burmés existe en color canela, fawn, caramelo y albaricoque, así como varias variantes de plateado. También se aceptan algunas tonalidades tabby.

Carácter del gato burmés

Siendo una raza de gato oriental, los burmeses son inteligentes, curiosos y temperamentales. Los cariñosos mininos se vinculan a su humano por completo. Son muy juguetones y les gusta pasar el rato con los más pequeños de la familia, pues incluso cuando son mayores son muy ágiles y les encanta tener atención a todas horas. Además, les gusta mantener conversaciones con su persona vinculante. Pero, aunque la familia sea grande, no hay nada como un compañero felino. Al gato burmés no le gusta estar solo, por lo que no son adecuados para hogares de un solo gato.

A estos activos animales les gusta gastar su energía física y mental. Una tenencia solo de interior no es adecuada para estos activos bigotudos. Para que estén a gusto y contentos es importante que tengan un jardín seguro o al menos un balcón con una red para gatos con muchas opciones para escalar, jugar y observar. Si además hay un segundo gato en la familia, entonces la diversión es doble.

Gato burmés © seregraff / stock.adobe.com
Gato burmés

Tenencia y cuidados

¿Has encontrado al gato de tus sueños? ¡Enhorabuena! El burmés no requiere unos cuidados específicos. Al ser tan activo y juguetón, le encanta la diversidad y entretener tanto el cuerpo como la mente. Para que tu minino no se suba por las paredes y baile sobre la mesa, es conveniente que pueda salir a un balcón seguro o al jardín. Las facilidades para escalar y esconderse, así como los rascadores permiten que tu burmés se desfogue.

Los gatos burmeses son animales sociales. Se llevan de maravilla con las personas, pero se alegran de tener compañía felina. Sobre todo, si eres muy activo o trabajas mucho y no estás todo el día en casa. Siendo una raza oriental, los burmeses son bastante dominantes, por lo que es mejor tenerlos con gatos tranquilos y estables. Otra opción es que cuando vayas a tu criador de confianza elijas a uno de sus hermanos, de la misma camada, pues ya se conocen y podrían mudarse juntos al nuevo hogar.

Salud

Durante un interesante estudio del 2008 se descubrió que la cría americana de gatos burmeses tiene la variabilidad genética más baja de las razas de gatos modernas. Esto significa que todos los gatos burmeses de este tipo están estrechamente relacionados. Por ese motivo, en Estados Unidos se permite el cruce con gatos de la raza bombay y tonkinesa. Una cría de gatos con una variabilidad genética tan baja corre el riesgo de padecer endogamia involuntaria y un cúmulo de enfermedades hereditarias. Sin embargo, hay buenas noticias para los amantes de la raza burmesa: las estadísticas informan que es la raza de gatos domésticos más longeva, ¡viven una media de 17 años!

Pero la cría sistemática de gatos con un patrimonio genético tan reducido tiene sus consecuencias. Los burmeses suelen padecer de síndrome vestibular congénito. Esta enfermedad hereditaria del oído interno conduce a una malformación del sistema vestibular. Los resultados son trastornos del equilibrio y sordera.

La diabetes mellitus también aparece con frecuencia en los gatos burmeses del tipo británico. A pesar de que la diabetes en gatos no es curable, gracias a los tratamientos existentes ya no es mortal.

Algunas líneas sanguíneas de burmeses tienen la predisposición a una deficiencia de potasio en la sangre, lo que se conoce como hipocalemia. Esta enfermedad se hereda de forma recesiva, por lo que es frecuente que se transmita sin saberlo. Si ambos progenitores tienen propensión a la hipocalemia, la cría estará afectada también. Según la manifestación la enfermedad puede ser inofensiva o mortal.

También aparece con frecuencia la fibroelastosis endocárdica. Esta enfermedad más bien desconocida en gatos se caracteriza por un engrosamiento del endocardio ventricular y aparece solo en gatos jóvenes.

Alimentación para gatos burmeses

Las razas de gato longevas como los burmeses también se benefician de la comida para gatos de alta calidad y con gran contenido de carne. Al fin y al cabo, solo pueden digerir una cantidad limitada de hidratos de carbono y los derivados de origen vegetal sobrecargan los órganos y pueden provocar diabetes y otras enfermedades. Para asegurarte de que tu minino está en perfecto estado de salud debes acudir a las revisiones anuales en el veterinario, donde se le controla por completo y podrás aclarar cualquier duda.

Gato burmés © zuzule / stock.adobe.com
Gato burmés

Cría

La aparición frecuente de enfermedades genéticas solo puede erradicarse mediante una cría responsable y consciente. Los amantes de los gatos de raza deben informarse bien de antemano sobre los potenciales criadores y no fiarse de comerciantes dudosos que ofrecen gatos de raza a bajo precio. En la cría de gatos de raza no solo se trata del pedigrí. Sí que deben seguir un estándar específico, pero lo más importante es el conocimiento y la actitud del criador.

La cría de gatos es costosa, hasta que los gatitos no estén listos para ir a su nuevo hogar suponen mucho trabajo y dinero para la familia del criador: los gastos del cruce y la afiliación a un club de la raza, los costes del veterinario para la gata madre y las crías, las revisiones de prevención, los cuidados de la gata durante el embarazo, las posibles castraciones y desparasitaciones, etc. La comida para gatos de buena calidad también supone un gasto importante, sobre todo si no se quiere ahorrar en calidad.

Elige un criador responsable

Para que las crías aprendan todo lo necesario de su madre y hermanos y estén bien socializados, deben estar al menos hasta las 12 semanas en el hogar del criador, que está cuidando de ellas todo el día. Además de invertir dinero en sus animales, también es responsable de ellos. Por eso no es extraño que un criador observe con lupa a los posibles compradores de sus protegidos, al fin y al cabo, quiere lo mejor para ellos. Después de haber firmado el contrato de compraventa, el criador sigue estando disponible para cualquier duda respecto a la crianza, alimentación y cuidados de tu nuevo compañero felino. Por supuesto que todo esto tiene su precio, un gatito burmés suele costar alrededor de los 700 euros. Algunos criadores también tienen gatos adultos, que ya no son adecuados para la cría, por un precio amigable.

Otra alternativa es la protectora de animales, donde hay muchos bigotudos de diferentes edades y razas a la espera de un nuevo hogar.

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