Gato siamés
Los ojos azules y el destacado dibujo del pelaje hacen que el gato siamés sea inconfundible. Descubre todo lo que hay que saber de este elegante gato y si realmente es tan parlanchín como dicen.
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¿Buscas un gato que encaje perfectamente con tu familia con su carácter tranquilo y sereno? En ese caso, es muy probable que el british shorthair sea la raza que necesitas. En este artículo te presentamos a este gato procedente de Gran Bretaña.
El pelo corto, tupido y fácil de cuidar del british shorthair, así como su cabeza corta y redonda, y sus grandes ojos recuerdan a un oso de peluche. Por eso, no es de extrañar que esta raza sea una de las más famosas actualmente.
Este gato tiene una complexión estable. Como otras razas grandes, crece lentamente y no es adulto hasta la edad de tres a cinco años. Las gatas adultas pueden pesar hasta cinco kilos y los gatos, hasta siete.
Ya sea monocolor o multicolor, cada british shorthair es un espectáculo visual. Los ejemplares monocolores son de color azul grisáceo o negro. También son muy populares los tonos lilac y fawn, que corresponden a un beis claro. Además, existen ejemplares rojo y crema.
A los que les guste lo extravagante les encantarán las versiones chocolate smoke o el tortie tabby azul. ¿Y qué te parecería uno shaded plata? Los gatos que se denominan shaded solo presentan el color en cuestión en la punta del pelo. Por lo tanto, solo se aprecia ese color como sombra. Las variantes tabby clásicas son muy populares. Al fin y al cabo, ¿quién no se acuerda del gato de Whiskas?
Da igual si es atigrado, rayado, tabby, de color cinammon, arlequín o colorpoint: con las más de 300 variantes, hay para todos los gustos. Aquí tienes un breve resumen de los colores más importantes del british shorthair:
En el lenguaje especializado, el dibujo se suele combinar con el color dominante. Un ejemplo es el british shorthair silver tabby: en una base de color blanco plateado destaca un claro dibujo tabby.
El british shorthair es una raza muy sencilla, serena y cariñosa con las personas. En general, no son los mejores acróbatas, ya que su carácter es más bien tranquilo.
Además, estos gatos necesitan estar cerca de su cuidador y les encantan los arrumacos. No obstante, no se debe escatimar con el ejercicio. Como es una raza tan comodona, estos gatos tienden al sobrepeso. Aunque se muestran reservados con los extraños al principio, suelen portarse bien con las visitas.
El carácter bonachón del british shorthair lo hace perfecto para familias con niños. También suele llevarse bien con otros animales domésticos. Si tienes al gato exclusivamente dentro de casa, te recomendamos que tengas al menos dos.
Justamente por su carácter tranquilo, el british shorthair es ideal como gato de interior. Sin embargo, si se tiene solo en casa, es imprescindible ofrecerle un entorno con opciones para rascar, jugar y esconderse. También es esencial que juegue con personas u otros gatos. En el fondo, incluso las razas más tranquilas siguen siendo cazadoras y, como tales, se aburren rápido sin estímulos.
Una opción para ampliar el mundo del gato y ahorrar espacio es lo que se conoce como tercera dimensión. Aprovecha las zonas altas de las habitaciones y crea espacios para que trepe.
Por ejemplo, una buena opción son los rascadores. A los gatos les encanta trepar y otear el entorno desde arriba. Si no te gustan los rascadores hasta el techo, también se pueden convertir estanterías en verdaderos paraísos de escalada.
Lee nuestro artículo Alimentación para gatos british shorthair para saber cuál es la alimentación correcta de estos gatos.
Concept for Life British Shorthair Adult
No solo el carácter y los requisitos en cuanto al hogar son sencillos en este gato. También el cuidado del pelo es verdaderamente fácil. Solo hay que cepillarle el pelo corto y sedoso cada dos o tres semanas. Si el minino disfruta con el cepillado, puedes recurrir al cepillo más a menudo.
En la época del cambio de pelo, en primavera y otoño, vale la pena hacerlo con mayor frecuencia. Así, reducirás la cantidad de pelos en la alfombra, el suelo y el sofá. Además, el riesgo de que se le formen bolas de pelo en el estómago será menor.
En general, ningún gato se libra de las enfermedades. Por desgracia, en los gatos de raza estas son más frecuentes debido al patrimonio genético reducido artificialmente. El british shorthair no es ninguna excepción.
Su constitución fuerte supone una sobrecarga para los huesos y articulaciones. Además de la predisposición a enfermedades articulares, también es propenso a las dolencias cardíacas, como la cardiomiopatía hipertrófica y la hemofilia B, una patología sanguínea.
Las siglas inglesas PKD también traen de cabeza a los círculos de criadores. Se trata de la enfermedad poliquística renal, una dolencia común en el british shorthair. El persa y el gato exótico también contraen esta enfermedad con frecuencia. Los síntomas no se manifiestan hasta una edad avanzada. Por eso, los animales afectados pueden tener la enfermedad durante mucho tiempo sin darse cuenta. Dado que es una patología hereditaria, los posibles gatos de cría se deben examinar de antemano para detectarla.
Aparte de las enfermedades anteriores, el british shorthair se considera una raza con una salud de hierro. Los animales sanos y cuidados de forma acorde a la especie pueden vivir entre 12 y 16 años.
En función de la ascendencia y los títulos de exhibición de los padres, un gatito cuesta entre 600 y 1000 euros. Es cierto que no es un precio precisamente bajo, pero con un criador profesional, el dinero está bien invertido. Examina la salud de los padres regularmente, los aparea con cabeza y no permite que las hembras engendren sin parar.
Además, da a los gatitos el tiempo que necesitan para prepararse para su nuevo hogar. En general, deben permanecer con su madre y sus hermanos hasta la duodécima semana de vida, por lo menos. Durante este tiempo, los gatitos aprenden todo lo importante para disfrutar de una vida tranquila y sana. Asimismo, los gatitos se entregan vacunados y varias veces desparasitados. Todo esto. claro está, cuesta dinero.
Encontrarás criadores profesionales a través de asociaciones de cría, entre otros sitios. No está de más que mires la cría con lupa. Además, no te dejes llevar por la pena a la hora de comprar un gatito. Si compras gatos de raza sin pedigrí en el hogar abarrotado de un criador no profesional, no haces más que contribuir a la miseria. En la cría de gatos también reina la ley de la oferta y la demanda.
Por desgracia, un árbol genealógico no exime de los errores y tribulaciones de la vida. Por eso, siempre hay british shorthair que también acaban en las protectoras. Si quieres darle un hogar a un gato de esta raza y estás dispuesto a llevarte un animal adulto, seguro que en la protectora de tu ciudad encontrarás uno.
La raza british shorthair está considerada como la raza de gato británica más antigua. Se cree que los romanos trajeron estos gatos a Gran Bretaña, donde pasaron mucho tiempo aislados. Llevan criándose más de 100 años y en 1871 se presentaron los primeros ejemplares en el Crystal Palace.
Se practicaron cruces, especialmente después de las dos guerras mundiales. Para mejorar la población decreciente y el arquetipo, se incluyeron particularmente persas y gatos cartujos en el patrimonio genético. De este modo, los arquetipos del cartujo y el british shorthair se equipararon cada vez más.
De hecho, la Federación Internacional Felina (FIFé) agrupó las dos razas en 1970. Los gatos azules se consideraban cartujos y los demás colores, british shorthair. Esta clasificación se revocó en 1977.
Mediante el cruce con gatos persas también surgió el british longhair, a veces llamado highlander. Es una variante de pelo semilargo del british shorthair y solo se diferencia de él en la longitud del pelo.
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A primera vista, el gato azul ruso de color gris azulado se parece al cartujo o al british shorthair. Observándolos más atentamente, sin embargo, uno/a se da cuenta de que son muy diferentes.