Angora turco

Angora turco

Muchos de sus admiradores consideran el angora turco la raza felina más antigua del mundo. ¿Qué hay de cierto en esta afirmación? ¿Por qué este gato de pelo largo cautiva allá adonde va?

Las investigaciones genéticas confirman que el angora turco es, efectivamente, una de las razas de gatos más antiguas del mundo. Su pelaje largo fue fruto de una mutación natural y no de la selección llevada a cabo por el hombre, un rasgo que diferencia la historia de su cría de la de otras muchas razas felinas.

Aspecto

El angora turco, denominado en Turquía Ankara kedisi, llegó incluso a considerarse gato nacional, y no es de extrañar, pues este felino elegante, fuerte, de hasta 5 kg de peso cautiva a muchos con un pelaje largo que se caracteriza por su tacto sedoso. Al no tener manto inferior, queda pegado al cuerpo y no supone un gran esfuerzo a la hora de cuidarlo. El clima de su lugar de origen es la razón por la cual, en invierno, desarrolla un pelo denso y tupido con un collar marcado, pero que en verano se vuelve corto, ligero y sedoso. Esta raza se adaptó perfectamente a los calurosos veranos y a los fríos inviernos de las zonas montañosas de Anatolia y el Cáucaso.

La cola del angora turco es larga y muy espesa. Su cuerpo, elegante con largas patas, le hace parecer tierno, pero ¡no hay que dejarse engañar! Su cráneo tiene un aspecto cuneiforme desde la base de las orejas hasta la punta de la nariz. Los ojos almendrados y ligeramente oblicuos hacia arriba son uno de los rasgos más característicos de la raza, aunque las orejas también destacan, muchos criadores prefieren que los pabellones auriculares sean grandes, abiertos y con la punta fina.

La apariencia de la raza ha cambiado a lo largo de los años; se la conoce desde el siglo XV y tiene una larga historia tras de sí. Este gato procedente de Turquía, que posteriormente se llevó a Europa, exhibía una complexión muy fuerte y robusta; sin embargo, ahora, los criadores y las organizaciones de cría optan por los ejemplares modernos, más bien delgados.

Hasta la década de 1990, solo estaban admitidos los angora turcos de color blanco; actualmente, en Turquía, se sigue considerando que esta raza debe presentar pelaje blanco. A principios de los años 90, la FIFe (Fédération Internationale Féline) aceptó también aquellos con pelo de otros colores. Desde entonces, todas las asociaciones reconocen los pelajes negros, rojizos, así como las diluciones y las variantes silver de estos colores. Asimismo, existen los ejemplares moteados o con patrón tabby. Sin embargo, las coloraciones no deseadas y no aprobadas son chocolate, fawn, lila y point.

A diferencia de otras razas felinas como el ragdoll, los ojos del angora turco pueden ser de todas las tonalidades: verde, ámbar, verde-ámbar, cobre, azul u ojos dispares; no existe relación alguna entre el color del pelaje y el de los ojos.

Carácter

Los angora turcos son gatos muy listos; aprecian los mimos de sus dueños, pero también les gusta mucho que los estimulen mentalmente. Siempre están dispuestos a jugar a juegos de inteligencia o de búsqueda de comida, aunque también encuentran interesantes los entretenimientos tradicionales como las cañas, las pelotas o los ratones. Cuando juegan, dejan ver su extraordinaria alegría, que también transmiten a las personas con las que conviven. Disfrutan al lado de los humanos y adoran seguirles allá adonde van. ¿Ronroneo incesante? ¿Ataques de mimos? ¿Alegría desenfrenada? Si esto es lo que buscas, entonces ¡eres el candidato perfecto para tener un angora turco! Relacionarse con su familia es una de sus actividades favoritas, por lo que son gatos que suelen requerir mucha atención; es precisamente este rasgo el que los convierte en animales muy exigentes, a pesar de su naturaleza alegre y sencilla. Esta raza no es nada agresiva y se sienten muy unidos a la gente con la que viven, por ello es muy fácil divertirse con ellos. Son perfectos para familias, les encanta jugar con los niños, acurrucarse con los adultos y que le presten atención, algo que no falta dentro de una familia amante de los animales.

Por mucho que el angora turco sea un apasionado de la aventura y de la vida al aire libre, las salidas al exterior entrañan ciertos riesgos. Esta raza despreocupada confía en cualquiera, a veces de manera incondicional, y suele acercarse a los extraños ronroneando y con la cola erguida. Muchos no dudarían en subirse al coche de un desconocido para dar una vuelta. Los gatos especialmente aventureros deberían llevar siempre un chip y estar registrados para que, en caso de duda, se los pueda identificar y devolver rápidamente a casa.

Origen

¿Esta raza felina es realmente la más antigua del mundo? Los científicos han analizado esta cuestión y, gracias a investigaciones genéticas, han comprobado que los angora turcos de pelo largo son resultado de una mutación natural, al contrario que otras razas que surgieron de la cría selectiva. Por lo tanto, es, efectivamente, una de las razas más antiguas del mundo.

Este gato es originario del Cáucaso y está estrechamente relacionado con el van turco. Comenzó a ser conocido en Turquía en el siglo XV; los sultanes del Imperio Otomano, en el siglo XVI, los enviaban como ofrenda a las cortes de Inglaterra y Francia, con lo que los dieron a conocer también en Europa. Allí, su pelaje largo captó la atención de los nobles y de la gente guapa y adinerada. El angora turco no solo era admirado dentro de la corte, los científicos e investigadores quedaron igualmente fascinados por este felino elegante con pelaje largo y sedoso. En un libro de 1756, escrito por el naturalista francés Georges-Louis Leclerc de Buffon, ya se mencionaba y representaba gráficamente al angora turco.

En el siglo XVIII, los gatos se convirtieron en un símbolo de estatus social en las cortes europeas. Una de las descripciones de la raza, que data de 1834, se atribuye a William Jardine, que escribió:  «Los gatos de angora acostumbran a ser gatos de salón. Son más mansos y afables que los gatos habituales». Charles Ross, en 1868, ofreció una nueva descripción: «Los gatos de angora son una raza fantástica con pelaje plateado de textura sedosa […] Todos ellos son criaturas maravillosas de carácter amable».

A pesar de ello, el persa relegó al angora turco a un segundo plano y su número se redujo tanto que llegó incluso a estar en peligro de extinción en Turquía. Los zoológicos de Ankara y de Estambul albergaban algunos de ellos para garantizar la continuidad de la especie.

En la década de 1950, comenzó la cría del angora turco moderno. En el año 1954, el primer ejemplar llegó a Estados Unidos, en donde está considerado como raza desde 1973 por la organización estadounidense de cría felina (CFA); aunque al principio solo se aceptaron los de pelaje blanco. El reconocimiento del pelo de color no se produjo hasta cinco años más tarde. Los primeros gatos de raza llegaron a otros países precisamente desde Estados Unidos, allí, la cría se llevó a cabo gracias a gatos importados de Turquía; un dato curioso es que estos procedían en su mayoría de zoológicos.

Salud

El angora turco puede padecer una ataxia hereditaria de carácter autosómico recesivo. Estos gatos, que parecen tambalearse, sufren una afección neurológica que provoca problemas de coordinación. Muchos de los gatitos afectados, fallecen a una edad temprana. Con muchos cuidados, una ayuda especializada, la adaptación adecuada del hogar y una atención veterinaria específica, los gatos con ataxia pueden vivir muchos años. No se conoce el origen de esta enfermedad, pero lo que es indudable es que se trata de una patología congénita; los animales adultos no pueden contagiarse.

Por motivos genéticos, la deficiencia auditiva y la sordera se dan con frecuencia en los gatos blancos. También se tiene constancia de trastornos del equilibrio. Estos problemas no están relacionados con la raza concreta; muchos gatos de angora son completamente blancos y sufren estas enfermedades con cierta frecuencia.

Tenencia y alimentación

Como raza sana y robusta que es, el angora turco no requiere cuidados ni alimentos especiales. La mejor base para una vida larga y saludable es la comida de alta calidad rica en proteínas. Puesto que son carnívoros, necesitan ingerir proteínas; por el contrario, solo son capaces de asimilar pequeñas cantidades de hidratos de carbono, y la ingesta elevada de los mismos puede derivar en enfermedades asociadas como la diabetes.

«Eres lo que comes» es una frase recurrente que puede aplicarse también a nuestros gatos. Se ha demostrado científicamente que saben identificar perfectamente qué comida es buena para ellos. Tienen preferencia por los alimentos cuya composición se asemeja a la de los ratones ―la base de la nutrición de los gatos carnívoros―. Esta presa se compone de un 85 % de carne, incluidos la carne magra, el tejido conectivo y los órganos. El porcentaje restante lo conforman los componentes vegetales que se encuentran en el tracto gastrointestinal, junto con los huesos y el pelo. Un ratón, suele contener entre un 50 % y un 60 % de proteínas, un 20 % o 30 % de grasa y un porcentaje del 3 al 8 % de carbohidratos procedentes del tracto gastrointestinal del animal. La comida más adecuada para un gato es aquella que posee unas proporciones similares a estas.

En contra de lo que cabría esperar, resulta muy sencillo averiguar qué contiene realmente la comida para gatos. En la etiqueta de cualquier alimento deben reflejarse los ingredientes con sus respectivas cantidades en orden decreciente. Huelga decir que la carne debería situarse en primer lugar. ¡Aunque no toda la carne es realmente carne! El término carne y subproductos animales hace referencia, además de a la carne magra, a todos los productos derivados y de desecho como los órganos, el pelo o los tendones. No obstante, la alimentación únicamente a base de carne magra puede conllevar carencias nutricionales, por lo que es conveniente que el alimento en cuestión también incluya vísceras; si bien es cierto que no todas se pueden aprovechar bien, en particular, los productos de desecho como los cuernos o el pelo. En la etiqueta de la composición se encuentran no solo los ingredientes, sino también los componentes analíticos, un análisis químico cuantitativo de las sustancias que contiene la comida. En la mayoría de los casos pueden observarse los porcentajes de proteína bruta, grasa bruta, ceniza bruta, fibra bruta y humedad y, en ocasiones, también el contenido de vitaminas y minerales. Así puedes valorar fácil y rápidamente la calidad de los alimentos del mercado.

Aparte de una nutrición apropiada, un angora turco necesita acudir al veterinario cada año para que le administren las vacunas, le examinen la dentadura y para que aclaren las dudas que puedas tener. La revisión anual también suele incluir una breve exploración cardiaca y pulmonar para poder diagnosticar de forma temprana posibles enfermedades.

¡Ahora solo nos queda desearos a ti y a tu angora turco una fantástica vida juntos!

Cómo encontrar al criador adecuado

A pesar de que el angora turco no sea una de las razas felinas más conocidas, su cría ha salido adelante. Si quieres ofrecer un hogar a uno de ellos, no necesitas viajar a Turquía, seguro que cerca de ti encuentras un criador de confianza.

Un gato de raza es tan bueno como lo sea el lugar en el que se ha criado. Los criadores fiables valoran la importancia de estar inscritos en una asociación y se preocupan por que sus cachorros reciban una atención sanitaria y una alimentación adecuadas, lo cual, por supuesto, supone un gasto. Los gatos que pueda ofrecer un aficionado cuestan en torno a los 500 euros, mientras que los vendidos por un criador profesional superan ese precio. No obstante, se debe tener presente que, al pagar esa suma, no solo se reciben los documentos que acreditan el pedigrí, sino también el compromiso y la certeza de que el criador se ha preocupado por la evolución del animal y por el cuidado de sus progenitores. Los posibles gastos en concepto de derechos de monta o los derivados de la alimentación y de las visitas al veterinario para controlar la salud de la madre y de la camada rara vez quedan cubiertos por el precio de venta. La cría es una afición muy cara, por lo que no es recomendable confiar en quienes ofrecen gatitos sin documentación. Por lo general, estas personas han tenido que ahorrar en alguna etapa del proceso: en la selección de los progenitores para el cruce; en los tiempos de espera que deben respetarse entre camada y camada o los periodos de descanso para la madre; en la atención médica; en los exámenes genéticos o en la alimentación…

 

En caso necesario, un criador responsable puede mostrarte los resultados de pruebas médicas y la documentación de los progenitores, además, da a sus gatitos un periodo de doce semanas para que puedan desarrollarse y aprender todo lo necesario de su madre y de sus hermanos. Tras este tiempo, los cachorros estarán preparados para integrarse completamente en su nueva familia. ¡Realmente vale la pena esperar este tiempo! Los años siguientes, de 12 a 18, el angora turco estará a tu lado y te cautivará con su forma de ser amistosa y abierta.

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