Lo que aprendemos de los gatos

Lo que aprendemos de los gatos

Tu gato puede ser un buen coach personal porque es mucho lo que aprendemos de los gatos.

Elegancia, control del cuerpo y gracia: mucha gente con gatos admira a su minino por estas cualidades. Otros, en cambio, tienen gatos torpes que se lucen ronroneando a todo volumen. Por muy diferentes que sean los gatos, hay muchas conductas que son típicas de ellos. Las personas podemos copiarles algunas de ellas. Sigue leyendo para averiguar lo que aprendemos de los gatos y cuándo debemos seguir su ejemplo.

Rutina matutina

¿Empezar el día con estrés después de un sueño largo y reparador? Para un gato, ¡ni hablar! Ellos ponen el broche de oro al descanso con una clase de yoga con gatos y se estiran a más no poder. Cuando cuerpo y mente están despiertos es cuando se ponen en marcha.

A muchas personas no les vendría mal una rutina de relax por las mañanas. ¿Qué tal con unos cuantos saludos al sol antes del café o té matutino? Esto te mantiene flexible y te permite empezar el día de forma consciente. Leer el periódico, salir a correr o un buen plato de muesli también pueden convertirse en la rutina personal preferida.

Cuidados de bienestar

Hablando de rutinas: en los gatos, un cuidado extenso del pelaje también es una de ellas. El lavado felino implica que los gatos se acicalan el pelo unas tres horas al día. El masaje que se aplican con la lengua áspera mantiene el pelo sedoso y estimula la circulación.

¿Qué nos enseñan los gatos con esto? A regalarnos tiempo para el cuerpo y la salud. Para ello, no necesitamos varias horas al día, sino una decisión firme: sí, quiero hacer algo por mi bienestar.

Mímate con un masaje cuando tengas las cervicales tensas. O prueba una exfoliación nueva y disfruta de un buen libro mientras actúa. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.

Lo que aprendemos de los gatos © onephoto / stock.adobe.com
Los gatos son un buen ejemplo para las personas, sobre todo en lo que a relajación se refiere.

Maestros de la relajación

Los amantes de los gatos saben que sus mininos son maestros de la relajación. Buscan los sitios que les parecen más confortables y se ponen tan cómodos que solo con verlos ya nos relajamos. Eso sí, las dieciséis horas que se tiran dormitando no necesitamos tomarlas como ejemplo. Lo que sí podemos hacer es disfrutar de siete u ocho horas de sueño como mínimo.

Introduce pequeños oasis de descanso en tu día a día: ponte cómodo en el sofá con un libro y tu gato adormilado. Quítale el sonido al móvil para tener el alma en calma.

Cómo aprender de los gatos a ser auténticos

Los gatos no fingen, ni siquiera por amor a ti. Si no tienen ganas de hacer algo, lo demuestran abiertamente. También de esto podemos aprender. Tampoco es cuestión de estar todo el día sacando las uñas. Sin embargo, escuchar tus necesidades y deseos es una buena manera de sentirse bien.

Así pues, la próxima vez que trabajes horas extras a pesar de estar agotado o vayas a un evento al que no te apetece, piensa: un no rotundo puede ser la solución.

Conservar las ganas de jugar

Incluso el gato más sublime se convierte en un gatito exaltado cuando ve una caña. La caza del ansiado objeto lo fascina con todos los sentidos. Poder jugar absorto es una auténtica desconexión de la rutina.

Lo que aprendemos de los gatos no son solo los juegos en común. En lugar de una caña, puedes buscar nuevas actividades que te hagan desconectar del todo y divertirte. ¿Qué te parecería experimentar con la pintura? ¿O clases de kárate? ¿O apuntarte de una vez al grupo de canto de tu barrio en vez de pegar gritos en la ducha? Lo que aprendemos de los gatos es que todo está permitido; lo importante es divertirse.

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Podemos aprender mucho de los gatos, y no solo jugando con ellos.

La curiosidad mató al gato… ¡de risa!

Esta cualidad de los gatos también nos recuerda al niño que llevamos dentro: los gatos son curiosos. ¿Qué es eso que cruje dentro de la bolsa? O simplemente: ¡una bolsa! Siempre hay algo emocionante que descubrir.

No dejes de ser curioso, y no solo en lo que al contenido de bolsas y Cía. se refiere. Esto también se puede trasladar a otras culturas o al prójimo. Quien crea que lo sabe todo sobre algo o alguien perderá las ganas de descubrir.

Qué nos enseñan los gatos: la paciencia

«La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces». A veces nos cuesta aceptar que hay cosas que requieren tiempo y la espera nos pone de los nervios. Sobre esto también podemos aprender de los gatos. Si has visto alguna vez a un gato delante de una ratonera, habrás observado cómo espera pacientemente al momento adecuado. Permanece quieto y concentrado. Además, esperando ahorra fuerzas porque sabe que, tarde o temprano, el ratón saldrá.

Ya sea con una dieta, para aprender un idioma o con la formación continua: persistir y no perder de vista tus objetivos son cosas que podemos aprender de los gatos.

Alegrarse por las cosas pequeñas

Admitámoslo: hay gatos que son minidivas. Eso sí, no cuando se trata de cosas materiales. Si la cama ha costado 15 o 100 euros es algo que les da exactamente igual. Lo importante es que sea cómoda. Mucha gente con gatos conoce situaciones que lo demuestran: acaban de recibir un paquete y el gato no tarda ni un segundo en meterse en la caja. Incluso un trozo de papel de periódico arrugado puede proporcionarles horas de diversión. Lo que aprendemos de los gatos en este sentido es a alegrarnos de las cosas mundanas.

Lo que aprendemos de los gatos © New Africa / stock.adobe.com
Los gatos disfrutan con las pequeñas cosas de la vida. De ellos podemos aprender a sentir alegría por las cosas triviales.

Carpe diem

Los gatos no se preocupan por el futuro, sino que disfrutan del presente. Nosotros, las personas, queremos planificarlo todo al detalle para tener garantías. Además, nos preocupamos por lo que pasará mañana.

La previsión es una cualidad útil, sí, pero ¿y lo bonito que es disfrutar del momento de vez en cuando? Los gatos también pueden motivar a las personas con enfermedades crónicas a olvidarse de las preocupaciones por un momento, desconectar y practicar el carpe diem. Si te llenas de esta fuerza en el día a día, empezarás la rutina con una frescura renovada.

Conclusión: lo que aprendemos de los gatos

Estos ejemplos demuestran que los gatos son artistas de la vida que pueden sustituir a algún que otro coach humano. Lógicamente, no todas las conductas felinas encajan en nuestro día a día ni se tienen que tomar como ejemplo. En cualquier caso, confía en tus instintos e irás por buen camino. Los gatos son un buen ejemplo de ello.

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