Los gatos son auténticos maestros de la escalada y el equilibrismo. Da igual si están fuera, en la estrecha valla del jardín, o dentro, en su rascador preferido.
No es de extrañar que muchos gatos en Navidad vean el árbol del salón, con sus velas relucientes, sus bolas brillantes y su espumillón ondeante, como su juguete personal. Sin embargo, a diferencia de los rascadores especiales para gatos, este entraña ciertos peligros.
Peligros de la decoración
Una bola de Navidad rota puede provocarle al gato graves y dolorosos cortes en las patas. Además, si se traga un trozo sin querer, este puede hacerle heridas internas mortales.
No menos peligrosos son el espumillón y las cintas de regalo, que pueden ocasionarle una obstrucción intestinal. Si no se trata, esta puede provocarle la muerte al gato.
¿Los abetos son peligrosos para los gatos?
Las agujas del abeto que se caen al suelo constituyen otra fuente de peligro para los gatos en Navidad. Son indigestas para ellos y, en el peor de los casos, pueden perforarles el intestino. Además, la ingesta del agua de la base y los lamidos de la resina del árbol pueden provocarles intoxicaciones.
También existe el riesgo de que el árbol vuelque si el gato trepa por él o tira de las guirnaldas.
Consejos para montar el árbol de Navidad
Para reducir todos estos riesgos, toma nota de lo siguiente para cuando instales y decores el árbol:
- Asegúrate de que el árbol esté firmemente fijado. Un soporte estable con protección para niños y un cordón para fijarlo a la pared proporcionan una sujeción óptima.
- Para decorarlo, es mejor que uses adornos de madera, paja o plástico duro.
- Asegúrate de fijar las guirnaldas de luces bien ceñidas a las ramas y de que no cuelguen cables. Por seguridad, no pongas velas auténticas en el árbol.
- Si el agua de la base del árbol es accesible, cúbrela con una tapa grande (p. ej., un cartón).
- Barre las agujas de abeto que se hayan caído lo antes posible para que el gato no se las trague.