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Acariciar el pelo suave y escuchar el agradable ronroneo del minino: ¿hay algo mejor? Te revelamos cómo acariciar a un gato para que los dos disfrutéis de este momento tan especial.
A lo mejor estás pensando que cualquiera sabe cómo acariciar a un gato. Pues te equivocas. De hecho, se pueden hacer muchas cosas mal. Según un estudio británico, hay muchas personas que se hacen llamar expertas en gatos y que les provocan más malestar que otra cosa al achucharlos.
¿A qué se debe esto? Muchas personas pasan por alto o malinterpretan las sutiles señales que los gatos envían antes o durante las caricias. Así pues, ¿cómo acariciar a un gato correctamente?
El gato decide
Básicamente, es recomendable dejar que el gato sea quien decida. Ponte de rodillas, estira la mano y ofrécele una caricia amablemente. Un gesto cariñoso, como un parpadeo lento, también le indica que llevas buenas intenciones.
Si el gato viene hacia ti por su cuenta, puedes acariciarlo suavemente. La regla de oro es: nunca lo acaricies a contrapelo. Además, evita hacer movimientos nerviosos y caricias toscas.
¿Se puede acariciar a los gatos mientras duermen?
Aunque tu gato esté para comérselo mientras duerme, debes dejarlo descansar.
Resiste el impulso —totalmente comprensible— de tocarlo cuando está durmiendo para no despertarlo sin querer. En cuanto vuelva a estar despierto, ya podéis haceros mimos y jugar juntos.
Cada gato es único y tiene sus preferencias. No obstante, hay zonas particulares en las que a muchos les encanta que los acaricien.
La más clara de todas es la cabeza. A la mayoría les pirra que los acaricien en las sienes, la barbilla y detrás de las orejas. Esto probablemente se deba a que aquí tienen muchas glándulas odoríferas, de modo que pueden marcarnos la mano al acariciarlos.
Cómo acariciar a un gato en el vientre
Las zonas prohibidas para la mayoría de los gatos son las piernas, las patas y el vientre. Para sus parientes salvajes, las heridas en estas partes tan sensibles solían implicar la muerte. Por esto, hoy día muchos de ellos siguen protegiéndose estas zonas instintivamente.
Solo debes acariciarle el vientre a tu gato si él te invita a hacerlo. Si te lo enseña, considéralo una gran muestra de confianza y prueba a acariciarlo con cuidado. No obstante, también es posible que te esté pidiendo que juegues con él. En tal caso, te agarrará la mano para morderla como si fuera una presa o patearla con las patas traseras.
¿Se les puede tocar la cola a los gatos?
A la mayoría de los gatos no les gusta que les toquen la cola. La excepción es la base de la cola o la parte baja del lomo. Aquí también tienen glándulas odoríferas, por lo que algunos podrían tolerar o incluso disfrutar el contacto en esta zona.
¿Cómo demuestran los gatos que les gustan las caricias?
Si quieres saber si a tu gato le parecen agradables tus caricias debes prestar atención a sus sutiles señales. Si alarga el cuello hacia tu mano o la roza con la boca, te está diciendo que le gustan.
A veces también intentan desviar la mano en la dirección correcta, es decir, hacia las zonas dignas de acariciar. En tal caso, mueven la cabeza de manera que los dedos tocan la barbilla o las orejas, por ejemplo.
Ronroneos
La mayoría de los gatos ronronean de pura satisfacción cuando los acarician. Pero cuidado, ya que los ronroneos no siempre son una expresión de bienestar. De hecho, los gatos también ronronean para calmarse a sí mismos o a sus congéneres. Esto se puede observar a veces en la mesa de exploración del veterinario.
Con un gato ajeno, en particular, el ronroneo durante las caricias puede ser un signo de inseguridad. Estas otras señales son decisivas a la hora de interpretar los ronroneos: si el gato adopta una postura defensiva o se pone rígido, es mejor que dejes de acariciarlo.
Cómo acariciar a un gato: amasado
El amasado es un indicio claro de que el gato se siente de maravilla. Estos movimientos rítmicos son un comportamiento innato. Los gatitos realizan estos movimientos en las tetas de la madre para estimular el flujo de leche.
Si el gato te amasa el muslo o la manta sobre la que se encuentra, esto indica que está disfrutando mucho de tus caricias. Es posible que el gato adulto se esté acordando de la sensación de protección en edad de gatito.
Estos podrían ser mordiscos de amor. El gato muerde suavemente la mano, los dedos o el brazo de la persona que lo está acariciando. Es probable que este comportamiento tenga su origen en los rituales de aseo de los gatos, que se cuidan el pelaje mutuamente. Así pues, es un signo de afecto.
Es posible que este mordisco también provenga del comportamiento de apareamiento del gato. En el acto de apareamiento, el gato muerde a la gata en la nuca para sujetarla.
¿Mordisco cariñoso o agresivo?
También es posible que el gato se agobie y el mordisco sea la manera de expresar la sobreestimulación. Si se trata de un mordisco agresivo o no se puede deducir por el comportamiento del gato.
Una postura tensa, los pelos erizados, los golpes con la cola y los bufidos indican que es mejor parar. De lo contrario, lo que seguirá será un zarpazo.
¿Cómo muestra un gato que no quiere que lo acaricien?
Hay gatos tolerantes que soportan que les hagan caricias sin haberlas pedido. Lo que hacen mientras los acaricias es quedarse pasivos. Otros animales pacíficos evitan la mano, apartan la cabeza o se van.
Las contracciones de la punta de la cola y los resoplidos son indicios de que el gato ha tenido suficiente. Si lo sigues acariciando, probablemente bajará las orejas o te bufará enfadado. En última instancia, podría arañarte o morderte.
Consejo: puedes combinar las caricias con una sesión de cepillado y viceversa. Para ello, puedes utilizar cepillos o manoplas especiales de masaje. No obstante, fíjate siempre en si el gato se deja hacer.
¿Cómo acariciar a un gato que no se deja?
No todos los gatos son mimosos. Los gatos mayores que han tenido malas experiencias con las personas o que han vivido mucho tiempo en la calle no suelen dejarse tocar. Entonces, ¿cómo acariciar a un gato que no se deja?
En este caso, debes tener paciencia. Intenta crear un vínculo con tu gato. Envíale señales apaciguadoras no mirándolo directamente o parpadeando suavemente. Los snacks también pueden ayudarte a ganarte su confianza.
Chequeo en el veterinario
Si a tu gato siempre le han gustado las caricias y, de repente, ya no quiere que lo toquen, probablemente la causa sea física. Las enfermedades como la artrosis pueden hacer que le duela cuando lo tocan y, por eso, no quiera caricias.
Para ir sobre seguro, llévalo al veterinario y explícale este cambio de comportamiento. Si el médico no detecta ninguna dolencia física, puedes pedir ayuda a un psicólogo felino. Es posible que haya algo en el entorno que le provoque malestar, como un animal o persona nuevos.
Cuando queremos a alguien deseamos que sea feliz y hacemos lo que está en nuestras manos para alimentar la felicidad de esa persona. Lo mismo sucede con nuestros fieles bigotudos, con los que compartimos el día a día. Al fin y al cabo, ellos también nos hacen felices a nosotros. Puedes estar seguro de lo siguiente: si le proporcionas a tu adorado minino una vida adecuada, conforme a su naturaleza y necesidades, estás haciendo un gato feliz. Esto incluye entretenimiento adecuado con juguetes idóneos, correspondientes a la inteligencia de la respectiva raza o naturaleza del gato en sí. Asimismo, una alimentación de buena calidad es muy importante
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