Sea cual sea el motivo de los celos en gatos, nunca hay que castigarlos cuando los tengan. Pulverizarlos con agua o gritarles no haría más que empeorar el problema.
En lugar de eso, hay que intentar mantener la rutina del gato en la medida de lo posible. Si hasta ahora podía dormir contigo en la cama, debe poder seguir haciéndolo.
Si el bebé duerme en la cama con vosotros o la pareja es alérgica a los gatos, otra opción es ofrecerle una camita acogedora. Lo ideal sería equiparla con una manta que huela a su persona de referencia.
Mantenimiento de los rituales
Pese a los cambios en la situación vital, el gato debe recibir suficientes atenciones. Hay que seguir acariciándolo y jugando con él como siempre. Lógicamente, esto solo hay que hacerlo si el gato quiere. Así pues, no lo fuerces.
Al principio, la nueva pareja debe ignorar al gato celoso. A muchos mininos no les gusta que los miren directamente ni que los atosiguen porque lo interpretan como una amenaza. En su lugar, la nueva pareja puede dejar caer una golosina de vez en cuando para ganarse su simpatía.
Recompensas por la buena conducta
Para quitarle hierro a la situación, puedes instalar más refugios para el gato por la casa. Las cuevas y cestitas acogedoras le brindarán seguridad y le permitirán esconderse.
Si el gato muestra el comportamiento deseado mostrándose pacífico con el bebé o la nueva pareja, recompénsalo inmediatamente. Dale una golosina, dile una palabra cariñosa o acarícialo.
Si no come durante mucho tiempo, se le forman calvas en el pelaje o la falta de higiene persiste, puede que haya algo más que celos. Para descartar una enfermedad, deberás llevarlo al veterinario. Además, puedes consultar a un psicólogo felino para solucionar el problema.