Infosura (laminitis) en caballos
¿Tu caballo no se quiere mover de repente y cojea? En ese caso, toca llevarlo al veterinario. En este artículo te explicamos si puede tratarse de una infosura y qué significa esto para ti y tu caballo.
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La influenza o gripe equina es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa. Desde el contagio hasta la aparición de los primeros síntomas, como fiebre y tos, pasan pocos días. Te lo explicamos todo sobre la influenza equina y cómo proteger a tu caballo de la mejor manera posible.
La influenza equina es una enfermedad vírica epidémica de las vías respiratorias que puede agravarse mucho sin un buen reposo. Un diagnóstico precoz ayuda a suavizar el curso de la enfermedad e impide que se contagien otros caballos.
Para las personas es inocua, pero se han observado casos aislados de perros que se contagian.
Los potros jóvenes no vacunados son muy propensos a la influenza equina. También lo son los caballos no vacunados o mal vacunados porque no tienen anticuerpos contra el virus en el organismo. En los caballos mayores, a veces la vacuna no actúa suficientemente bien.
Interesante: si el veterinario vacuna a la yegua madre antes del parto, el potro adquiere anticuerpos con el calostro que pueden protegerlo hasta su propia vacuna.
En general, la influenza equina tiene un curso típico, a diferencia de otras infecciones respiratorias. Los caballos afectados y no vacunados suelen presentar estos síntomas en poco tiempo:
Normalmente se ven afectados varios caballos simultáneamente en el mismo establo. En casos graves, la influenza equina puede provocar bronconeumonía, pleuresía, miocarditis, Morbus maculosus o incluso la muerte. Además, no es raro que las yeguas embarazadas infectadas tengan un aborto espontáneo.
¿Cuándo hay que llevarlo al veterinario?
Si detectas alguno de los síntomas típicos, lleva al caballo al veterinario lo antes posible para que pueda iniciar enseguida el tratamiento y las medidas correspondientes.
El veterinario suele detectar la influenza equina por los síntomas típicos, como tos con accesos de fiebre y varios caballos afectados en el establo.
Para consolidar el diagnóstico existen varios test rápidos que hay que realizar en primer lugar. Con un resultado positivo es necesario hacer más pruebas, como un frotis faríngeo o una muestra con lavado nasofaríngeo. En el laboratorio se asegura el material vírico y se determina el tipo de virus exacto.
Además, el veterinario puede hallar anticuerpos contra el virus con un análisis de sangre. Esto confirma el diagnóstico de influenza equina.
La parte más importante del tratamiento es el reposo inmediato y absoluto del caballo.
En la actualidad no existe ningún medicamento directo contra los virus de la influenza equina. Por eso, lo único que se puede hacer es aliviar los síntomas del caballo.
No existe ningún principio activo homologado para tratar la influenza equina. En la fase aguda de la enfermedad con fiebre y tos, el veterinario prescribirá medicamentos antipiréticos y antiinflamatorios. Estos se emplean únicamente para aliviar los síntomas y mejorar el estado del animal.
Si el caballo tiene disnea, también puede ser necesario un fármaco para ensanchar las vías respiratorias (broncoespasmolítico).
Si el caballo no tiene apetito y no come bien, dale comida sabrosa remojada y heno húmedo (sin moho). Evita el polvo, lechos polvorientos de mala calidad, esporas de hongos y gases que irriten las vías respiratorias.
También puede sentarle bien al caballo la irradiación con luz roja e inhalar una solución salina.
Si el caballo tiene secreción nasal amarilla, sufre otro acceso de fiebre o la fiebre persiste más de tres días, puede que haya desarrollado una infección bacteriana, como una pulmonía.
Para confirmar este diagnóstico, el veterinario toma muestras para un examen bacteriológico con cultivo. Además, realizará una prueba de resistencia para ver qué antibiótico es eficaz.
Como las pruebas de laboratorio tardan tres días o más, le dará un antibiótico de amplio espectro. Cuando lleguen los resultados de la prueba de resistencia, puede que haya que ajustarlo.
Una vez superada la influenza equina, mueve a tu caballo con cuidado durante las próximas seis semanas como mínimo. La regeneración total de las mucosas tarda mucho.
Aunque el caballo ya no presente síntomas, muévelo solo al paso y a un trote suave durante dos semanas. De este modo, evitarás que haga grandes esfuerzos y reciba flujos de aire intensos en los pulmones.
Los caballos deportivos necesitan hasta tres meses de descanso antes de poder recuperar la forma y practicar deporte.
La duración y el pronóstico de la influenza equina dependen de las condiciones de tenencia, las vacunas y la edad, entre otras cosas. Con unos buenos cuidados, tenencia, condiciones del aire y reposo, los caballos suelen curarse en tres semanas.
Si el caballo no reposa o no lo suficiente y recibe una mala tenencia y cuidados, puede sufrir otras enfermedades. Estas pueden ser una infosura o inflamaciones bacterianas de la faringe o los pulmones.
Es raro que un caballo muera por una simple infección de influenza equina. No obstante, si se desarrolla una enfermedad asociada o una infección secundaria, el índice de mortalidad aumenta.
La influenza equina es una infección vírica de las vías respiratorias altas y bajas. Afecta a caballos, ponis, burros, mulas, burdéganos y cebras. También se la conoce como gripe equina. Con excepción de Australia, Nueva Zelanda e Islandia, está extendida en todo el mundo.
La influenza equina la provocan los virus de la influenza A. Los caballos se pueden contagiar de los subtipos A/Equi 1 (H7/N7) y A/Equi 2 (H3/N8).
El subtipo A/Equi 2 provoca síntomas pasadas entre 12 y 24 horas. Además, los caballos afectados presentan un curso más grave que con una infección de A/Equi 1. En este caso, los síntomas no aparecen hasta ocho días después. Los virus de la influenza pueden modificar sus características por medio de distintos mecanismos.
Con un curso grave, atacan la capa celular superior del epitelio y los alvéolos pulmonares (bronquitis). La consecuencia es una neumonía vírica. En tal caso, las bacterias pueden asentarse fácilmente en las mucosas atacadas.
Los virus de la influenza equina se transmiten por proyección aerosolizada. Los caballos y otros équidos se contagian tosiéndose unos a otros.
La secreción de la tos transmite los virus por el aire a una distancia de hasta cuarenta metros. Los caballos inhalan los virus, que infestan todo el aparato respiratorio en poquísimo tiempo, sobre todo en caballos no vacunados.
Así pues, los caballos pueden contagiarse allá donde haya muchos caballos de distintos establos. Por ejemplo, esto puede pasar en mercados, torneos o exposiciones. Por ejemplo, el virus A/Equi 2 llegó a Europa desde EE. UU. a través de los deportes equinos internacionales.
Hoy por hoy, la vacuna contra la influenza equina es la única manera de prevenir una infección, la aparición y la propagación de la enfermedad.
No obstante, el efecto es de duración limitada. Por eso, se necesita una inmunización básica y, según el fabricante, una segunda vacuna entre seis y doce meses después.
El veterinario te recomendará el mejor programa de vacunación para tu caballo.
En general, los potros reciben la primera vacuna contra la influenza con seis meses. La segunda vacuna se pone entre seis y ocho semanas después y la tercera, seis meses después. Con esto, el potro ya cuenta con la inmunización básica.
Pasados unos seis meses de la vacuna, el nivel de anticuerpos ha bajado tanto que el caballo puede volver a infectarse fácilmente y segregar el virus. Estos caballos no presentan síntomas y contagian a otros caballos en carreras y torneos sin que nadie se dé cuenta.
Si un caballo no recibe la inmunización básica en edad de potro o las vacunas de recuerdo se ponen demasiado tarde, debe volver a empezar con la inmunización básica.
La eficacia de la vacuna depende del momento en que el potro haya recibido la inmunización básica. También depende de qué subtipos estén circulando, entre otras cosas. Las vacunas contra la influenza equina se van adaptando y actualizando debido a las características cambiantes de los virus.
La influenza equina se propaga a través de caballos y personas. Por eso, la Real Federación Hípica Española obliga a vacunar a los caballos en las competiciones.
En estos eventos multitudinarios se juntan muchos caballos con distintos estados inmunitarios. La vacuna se debe volver a poner a los seis meses.
Como esta es una enfermedad infecciosa altamente contagiosa, en caso de diagnóstico positivo deben tomarse ciertas medidas.
Para prevenir la propagación epidémica de los virus en otros establos, el establo afectado debe cerrarse al menos cuatro semanas. Los caballos enfermos deben aislarse en su box y no salir a pastar bajo ningún concepto.
Cuantos más caballos enfermos haya, más alto será el número de virus segregados. Con una carga vírica alta, los caballos vacunados y no vacunados pueden contagiarse más fácil y gravemente. Una vez pasada la oleada de gripe, el establo debe permanecer cerrado por seguridad otras dos semanas.
Aunque el curso de la enfermedad sea rápido, mantén la clausura durante al menos cuatro semanas.
Para evitar que los virus sigan propagándose, deberás limpiar y desinfectar a fondo todo el establo: suelos, paredes de los boxes y almacenes de comida y sillas de montar. Los virus de la gripe equina pueden sobrevivir y ser contagiosos en las superficies durante semanas.
Limpia también los remolques, rastrillos, recogedores y todos los objetos con los que los caballos tengan contacto. En general, basta con utilizar productos de limpieza convencionales.
Para la desinfección solo están autorizados determinados productos después de una limpieza y secado a fondo. El veterinario te ayudará con esto.
Las personas que cuiden de los caballos enfermos deberán ponerse ropa de protección propia. Al abandonar la zona infectada, deberán limpiar y desinfectar la ropa y el calzado.
Además, es recomendable elaborar un plan de emergencia para poder actuar en caso de urgencia. La RFHE ha elaborado pautas de higiene contra la influenza equina.
La influenza equina es una enfermedad de declaración obligatoria y su notificación está regulada.
¿Tu caballo no se quiere mover de repente y cojea? En ese caso, toca llevarlo al veterinario. En este artículo te explicamos si puede tratarse de una infosura y qué significa esto para ti y tu caballo.