Infosura (laminitis) en caballos
¿Tu caballo no se quiere mover de repente y cojea? En ese caso, toca llevarlo al veterinario. En este artículo te explicamos si puede tratarse de una infosura y qué significa esto para ti y tu caballo.
© Brastock Images / stock.adobe.com
Una enfermedad articular crónica, como la artrosis en caballos, supone una enorme limitación para el animal y su cuidador. En este artículo te explicamos cómo ayudar a tu caballo de la mejor manera posible.
La artrosis en caballos es una enfermedad articular degenerativa. Esto significa que hay una destrucción irreversible del cartílago de la articulación. El tratamiento casi siempre es de por vida.
Por eso, un diagnóstico a tiempo es muy importante. Un tratamiento integral ayuda a ralentizar el curso de la enfermedad y evita que se dañen otras partes del aparato locomotor.
Un caballo con artrosis presenta problemas de movilidad con cojera y dolor. Al principio, los síntomas son difíciles de interpretar y suelen evolucionar lentamente.
Si observas algunos de los síntomas típicos o el caballo presenta una lesión aguda, llama al veterinario lo antes posible para iniciar el tratamiento.
Para emitir el diagnóstico se necesita un chequeo general, detectar síntomas específicos y averiguar los factores de riesgo. Estos pueden ser malformaciones articulares, movimientos incorrectos, sobrepeso, déficits nutricionales o trastornos metabólicos. Un análisis de sangre ayuda a averiguar los factores de riesgo.
Palpando a fondo las articulaciones, los tendones y los ligamentos, el veterinario determina su estado. Además, puede detectar dolor, calor e hinchazones.
Para el diagnóstico se requiere un examen de cojera exhaustivo. Para ello, el veterinario observa al caballo sobre distintos suelos y a diferentes marchas. Así, puede determinar qué articulaciones están afectadas.
En la prueba de flexión, el veterinario flexiona una pata brevemente. A continuación, lo hace trotar para ver si presenta cambios por dolor o patológicos en el movimiento.
Otro examen posible es la anestesia diagnóstica. Con ella se anestesian zonas aisladas de la pata o articulaciones sueltas consecutivamente. Si la cojera desaparece brevemente a continuación, el veterinario puede delimitar la zona afectada.
Para observar el desgaste articular y evaluar el estadio, el veterinario necesita realizar métodos de imagen. Estos pueden ser radiografías, tomografías por resonancia magnética, tomografías computarizadas o gammagrafías.
Con una artroscopia también puede examinar la articulación por dentro (método invasivo).
El tratamiento de la artrosis en caballos es casi siempre de por vida. Hay muchos factores que favorecen la aparición de los síntomas. Por este motivo, existen enfoques integrales que pueden aliviar los síntomas y retrasar el progreso de la enfermedad.
En fases agudas de dolor, el veterinario recomendará analgésicos y antiinflamatorios. Estos deben ser tolerables y tener el mínimo de efectos secundarios. Desde hace unos años se inyecta un material sustitutivo del cartílago en la articulación (PAAG).
Los complementos alimenticios para reforzar la función natural de las articulaciones y los cartílagos, y la fitoterapia suelen resultar útiles. Además, el jengibre, la garra del diablo y la corteza de sauce son antiinflamatorios y analgésicos.
Una terapia con sanguijuelas también puede ayudar con la artrosis en caballos. A través de la saliva de la sanguijuela llegan sustancias antiinflamatorias y analgésicas a la zona afectada. Además, la pequeña sangría favorece la circulación.
Una musculatura sana y bien entrenada descarga las articulaciones y el fortalecimiento combate las posturas antiálgicas. Hacer ejercicio ligero regularmente favorece el bienestar y una formación suficiente de líquido sinovial.
No obstante, procura que no se le sobrecarguen las articulaciones. Además, asegúrate de que el caballo mantenga su peso ideal porque el sobrepeso castiga las articulaciones aún más.
Puedes ayudar a tu caballo con paseos lentos, una estabulación libre o activa y abrigándolo cuando haga frío y llueva. Caliéntalo siempre durante mucho tiempo, móntalo en seco y véndale las patas para protegerlo. Finalmente, evita los arranques y paradas rápidos.
Si ya presenta contracturas y posturas antiálgicas, la fisioterapia, la osteopatía y la terapia con ondas de choque pueden ayudarlo.
Si tu caballo tiene artrosis, es muy importante que realices unos buenos cuidados de los cascos. Además, unas herraduras médicas especiales pueden ayudar en caso de que tenga malas posturas congénitas.
Los costes dependen enormemente de la medicación y del tratamiento elegido, pero pueden ascender a cientos de euros al mes.
La artrosis en caballos es una enfermedad articular crónica. El cartílago de la articulación que reviste los extremos óseos y sirve de amortiguador se destruye progresivamente.
Al faltar la amortiguación del cartílago, la articulación se inflama y el hueso de debajo del cartílago se ve atacado. La consecuencia son excrecencias óseas que anquilosan la articulación cada vez más.
La artrosis en caballos puede llegar hasta el punto de que la afectación de una articulación se extienda a todo el aparato locomotor. Si la articulación duele mucho al moverla, el caballo deja de cargarla o lo hace solo por un lado.
Esta postura antiálgica hace que se produzca una carga incorrecta o una sobrecarga de la otra articulación. Esto también daña la articulación afectada porque el cartílago existente deja de recibir nutrientes. Esto conduce a un daño tisular y acelera aún más la destrucción del cartílago.
La artrosis en caballos puede aparecer por inflamaciones articulares mal curadas. Por eso, si tu caballo tiene una lesión aguda, llévalo al veterinario inmediatamente para iniciar el tratamiento correspondiente.
Evita sobrecargar las articulaciones del caballo. Controla su estado alimentario porque el sobrepeso es un factor de riesgo de la artrosis.
Aliméntalo de forma sana y acorde a sus necesidades. Si tienes dudas, pide asesoramiento nutricional con un cálculo de las raciones.
¿Tu caballo no se quiere mover de repente y cojea? En ese caso, toca llevarlo al veterinario. En este artículo te explicamos si puede tratarse de una infosura y qué significa esto para ti y tu caballo.