El clydesdale no es muy propenso a enfermedades. Sus puntos débiles —problemas cutáneos bajo las matas de pelo y desgaste articular— se deben a su físico.
Si eliges este caballo, deberás practicar una buena prevención en este sentido para evitar males mayores.
Matas de pelo largo: preciosas, pero difíciles de cuidar
El punto débil de este caballo son sus largas matas de pelo. Cuando están secas son maravillosas, pero mojadas pueden causar grandes problemas.
Los gruesos pelos tardan mucho en secarse, ablandan la piel y favorecen las infecciones. La consecuencia son eccemas, dermatitis y erupciones, que debe tratar el veterinario. Además, la humedad permanente provoca el reblandecimiento de los cascos.
Chequeos periódicos obligatorios
El clydesdale es un sangre fría musculoso, macizo y voluminoso. En comparación con otros caballos, sus articulaciones soportan una carga mucho mayor. De hecho, deben resistir un peso de unos 1000 kilos.
Las cargas incorrectas pueden provocarle daños articulares permanentes fácilmente. Para evitarlo, ten en cuenta su estatura y habla con el herrador, un osteópata equino y el veterinario regularmente.
Suelos húmedos prohibidos
Como el clydesdale tiene largas matas de pelo y se hunde en el suelo por su peso, la humedad se convierte fácilmente en un factor de riesgo. Los cascos se ablandan con la humedad y la piel se inflama. Debido al reblandecimiento de los cascos, la estática del caballo cambia y las articulaciones se sobrecargan enormemente. Por eso, asegúrate de que el suelo siempre esté seco.
Esperanza de vida
El caballo clydesdale puede vivir fácilmente veinticinco años o más.