El camargue proviene de la región pantanosa de la Camarga, en el delta del Ródano, al sur de Francia. En la época romana ya se apreciaban estos pequeños y orgullosos caballos. El famoso César fundó dos criaderos en la región para criar caballos para la guerra y las carreras de cuadrigas.
Probablemente, los primeros ejemplares se cruzaron con otras razas desde el principio, por ejemplo, con bereberes. Por tanto, la concepción de que el camargue ya existía sin la influencia de las personas es una invención.
Sin embargo, su carácter de caballo salvaje no es casualidad. De hecho, la raza estuvo abandonada durante mucho tiempo a lo largo de su historia. La selección natural confirió a los animales la naturaleza robusta por la que son tan famosos.
Además, tenían un as en la manga: en las profundidades de los pantanos, al menos una parte de la población conservó su patrimonio genético primigenio.
Caballo de toros y turistas
Cuando llegó el turismo, masas de turistas se dirigieron a la Camarga y el hábitat de los caballos se redujo. No obstante, la raza se mantuvo porque a los turistas les encantaban la tauromaquia, para la que siempre se había utilizado el camargue, célebre por su cow sense.
Hoy en día, la raza recibe una gran atención en Francia. Como símbolo de la región, se engalana y presenta a estos caballos en las festividades.
¿Dónde se pueden ver ejemplares salvajes?
Gente de todo el mundo viaja a la Camarga para observar las caballadas semisalvajes y quizá montar uno de ellos. El camargue está reconocido como raza independiente desde 1970 y se cría en Francia sin cruzarlo con otras razas.