A Klaus, mi conejo, le encanta.
Al principio pensé que no le entusiasmaba mucho, sobretodo si muevo yo la pelota. Pero si se la dejo en medio de la habitación, salta de la jaula y viene hacia ella corriendo. Le tiene un buen rato entretenido por la habitación (revisa tres veces que no se haya dejado nada por el camino). A veces en las esquinas se queda bloqueado y no sabe sacarla pero no intenta morderla, sólo le da golpecitos con el hocico o las patas.